Cálido, tan... Caliente. Esa fue la última vez que sentí el sol directamente, haciendo la misma travesía desde casa hasta mi trabajo. Vivir en Japón es muy caro y cansado.
Que tedioso.
Pensé mientras escribía en computadora. Ese archivo de Excel me esta volviendo loca, al igual que las citas que mi jefe me da para organizarlas en su agenda.
Llevo encerrada en mi angosto departamento por lo menos cinco meses, lo único que hago es trabajar, trabajar y... Trabajar. Muy apenas me doy el lujo de comer tres veces al día y bañarme dos veces a la semana, ya no sé si sigo siendo una persona "promedio" normal, mi salud mental está lejos de mi cuerpo por el momento...
Soy la secretaria de mi "señorito" jefesucho, una persona tacaña, misógina y muy demandante, por lo menos en la oficina podía pedir favores o usar las herramientas que brinda la misma. ¡Pero... no! Tuve que comprar una impresora, una cámara para el computador, grapadora, plumas, hojas y un montón de decoraciones. Bueno, ese ya fue un poco más... Personal. O no, tenía que tener un "espacio presentable" para las videollamadas, pero pues, al final creo que fue buena inversión, de tan sólo ver las decoraciones le dan vida al lugar.~Brrrwrrr~
La vibración proveniente de mi escritorio me hizo distraer del archivo que le necesitaba completar al jefito. Lleve mi mano hasta mi celular y contesté la llamada... Apenas las nueve de la mañana y ya veinte llamadas, jodeeer...
—Aquí Elizabeth, ¿Qué necesita Señor?— Le contesté con el tono habitual. Escucho total silencio.
—¿Señor?
—Hah, ¡Elizabeth! Lo siento, me hablaron rápido. Sólo quería avisarte que en veinte minutos tendremos una conferencia con un conocido importador de España. Necesito que estés ahí y des tu mejor esfuerzo en contarle o inventarle nuestro informe del mes.
¿Qué?
—Bueno, señor... ¿Veinte minutos, es enserio?— Mis ojos se cerraban y abrían, un tic que se me fue creando al estar tanto tiempo al monitor.
—Lo que oíste Ellie, ¡Date prisa! Tic, Tac, Tic, ¡TAC! Sí lo haces bien te recompensaré como siempre‐. — Colgué.
De tan solo saber lo que diría, preferí, colgar. Sentí como mis mejillas se calentaban y mi mente quedó en la nube con vagos recuerdos de meses anteriores e incluso algunos años, cuando era sólo una estudiante con prácticas.
No...
No puedo darme el lujo de pensar en estupideces sentimentales. El encierro de la pandemia si que afecta de varias formas.
Entonces empecé a escribir, no me deje llevar, sólo era "redactar" algo innovador y coqueto. Tenía ese pequeño encanto que hacía convencer a la mayoría de personas.~Brrrwrrr~
De nuevo el celular, ahora eran mensajes, sólo observaba como la ventanita remplazaba a otra y así. De reojo pude leer que era de Ban, sub-director, mano derecha de Meliodas.
—¿Por qué no se consigue su propia asistente? — Dije entre dientes pero... La embarazó. De tan solo recordar el episodio donde su esposa lo golpeó enfrente de todo el piso de mi oficina. Me daba un poco de ánimo para continuar.
