Capítulo 1

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Son las siete de la mañana y mi radio ya suena. Toda la casa está revolucionada. Hoy es el primer día de clase después de las vacaciones de verano. Ya le echo de menos, no sé cómo pude enamorarme de él después de tanto odiarle. Fue algo raro. Demasiado raro diria yo.

· Tres meses atrás...

Estoy en mi casa preparandome, me voy de vacaciones al pueblo de mi padre a visitar a mis abuelos. Día a día hablo con ellos y me han dicho que todo esta como siempre, solo que ha llegado un chico nuevo y es vecino suyo, pero mi abuela dice que es un chulo porque va en moto y encima va sin casco, que es lo que más le preocupa a ella.

Si supiera que hoy en día todos los chicos van así... Dice que ella cree que no me llevaré bien con él, porque es muy distinto a mi, o por lo menos es lo que ella nota, dice que su madre parece una mujer maravillosa, y que ademas tiene dos hijos más, pero son más pequeños. Mi abuela es un poco cotilla...

En realidad eso de que es distinto a mi es verdad seguramente, todos los chicos son distintos amí, ninguno se fija en mí. Yo soy Tara, la chica rara, o eso es lo que dicen, no veo nada malo que a una chica de mi edad le guste el skate...

-Tara baja ese volumen y prepara las maletas nos vamos en dos horas.

-Vale mamá.

Y ahi comienzo a colocar mi maleta. Zapatos, camisetas de manga corta, shorts, blusas, camisetas de tirantes, chaquetas vaqueras y mi skate... No es que este todo el día usandolo pero de vez en cuando me gusta pasar el rato es ese pequeño skate-park que hay en el pueblo. Echo un vistazo a todo por si se me olvida algo y he hecho record, en una hora y media he colocado mi maleta. Me gusta lucir bien mi pelo y mi cara, igual que cualquier chica de diecisiete años.

Un último vistazo y a la ducha a prepararme, esto si que será un récord, creo que no podré arreglarme en media hora.

Abro el grifo de la ducha y dejo que el agua se temple por si sóla. Me quito el pijama dejandolo en la pila de la ropa sucia y entro en la ducha. El agua cae en mi cabeza y rompe en el suelo cómo cuando rompen las casacadas, amo ducharme. Poco a poco cojo mi champú de frutas y me lo esparzo por el pelo con suavidad, este momento es el más mágico... acto seguido me aclaro.

Echo jabón en la esponja y empiezo a enjabonarme, dos minutos después estoy en mi habitación con una toalla envuelta en el cuerpo y otra en la cabeza.

¿Que me pongo? Serán cuatro horas largas de viaje, y cuánto más cómoda mejor, pero este calor es inaguantable. Sí, me voy a Miami. Mis abuelos viven ahí, es más yo nací ahí, pero a los cuatro años me mudé a Atlanta por el trabajo de mi padre, dejé allí a mis amigos aunque ni si quiera me acuerdo de ellos.

-Tara, eres la persona más tardona del mundo... -me dice por mitad del pasillo.

-Cállate Mike. -le saco el dedo del medio y acto seguido voy a mi habitación.

Sí. Ese es el petardo de mi hermano Mike. Es mayor que yo por un año, aunque sinceramente cualquiera lo diria, tiene una neurona y la mentalidad de un niño de diez años, y eso que tiene diecinueve.

Me pongo unos shorts vaqueros algo desgastados, unas Vans negras enteras, y una blusa bastante fresquita, ya el viaje es largo y hara muchisimo calor. Un poco de colonia, y estoy lista.

-Tara, ¿te queda mucho? -dice despues de tocar la puerta.

-No mamá.

-El vuelo saldrá en una hora y hay que salir hasta el aeropuerto.

-Mamá, que ya voy. -digo mientras cierro las maletas.

Apago la radio y cojo las maletas, cómo puedo las saco hasta el descansillo, y cierro la puerta. Serán tres meses largos, pero bueno siempre me quedará Alex, mi mejor amiga. Ella si es skater, y nos pasamos el verano en el skatepark ya que esta justo a dos minutos de casa de mis abuelos. Me enseño a hacer algunos truquillos ya que mis veranos siempre son junto a ella.

-Mike, vamos. -le dice mi madre desde la cocina.

-Ya bajo mamá. -dice bajando por las escaleras.

-Mike, eres la persona más tardona del mundo... -le imito.

El tambien me saca el dedo.

[...]

Ya estamos montados en el avión, el camino será demasiado largo. Asi que pongo mi móvil en modo avión y me coloco mis cascos. Empezamos con la primera canción de mi lista de reproducción... Mis ojos se cierran pero yo me opongo, no puedo dormirme. Aunque al final no puedo poner resistencia, y mi sueño supera a mis ganas de seguir dormida.

-Tara, Tara, ya hemos llegado - dice mi hermano tambaleandome de un lado a otro.

-Estúpido, me he enterado.

-Te vendrá bien un poco de sol y playa, haber si se te bajan esos humos.

-Lo que tu digas Mike, lo que tu digas.

Paso de él. Estamos en Miami y el sol brilla con más fuerza que en Nueva York, el calor aquí aun es más pesado. Cogemos las maletas y según salimos allí estan los abuelos. Siguien igual que el año pasado, aunque con un poco más de arrugas, y creo que el abuelo ha cogido unos kilillos y ha perdido un poco de pelo. Esta tan gracioso con esas bermudas... Adoro cuando se cree que aun sigue teniendo veinte años. Es demasiado gracioso.

-Tara pequeña, sigues igual de bonita que siempre. -me abraza.

-Creeme que tú sigues pareciendo un veinteañero abuelo -carcajeo.

[...]

Ya hemos llegado a casa de los abuelos, y esta si que sigue cómo siempre. Parades blancas y acogedoras, adornadas por dos abuelos adorables. Subiendo las escaleras, todo recto y la segunda puerta a la derecha está mi habitación. Sigue tal y cómo la dejé el verano pasado aunque parece ser que los abuelos la han vuelto a pintar de mi color favorito, rosa chicle mezclado con un rosa mas fuerte y brillante. La guitarra sigue ahí, pero creo que estará desafinada. Problemosla.

-Como siempre ¿verdad Tara?

-Esta más bonita que nunca mamá. -le sonrío.

Mi madre se sienta encima de la cama, adora escucharme tocar la guitarra, es uno de mis hobbies, en mi tiempo libre me dedico a ello, a tocar y componer.

'Find light in the beautiful sea I choose to be happy... You and I, you and I, Were like diamonds in the sky'

Y no, no está desafinada.

-La afinamos ayer, sabíamos que vendrías hoy.

-Gracias abuelo.

Y justo, en el momento en el que mi abuelo y yo no estamos fundiendo en un cálido abrazo, vibra mi móvil, es Alex. ¿Cómo sabe que ya estoy aquí?

-¿A que hora? -dice nada más que descuelgo el teléfono.

-Ven a mi casa, deshago la maleta y salimos.

-Hecho.

Alex es así de increíble. Me esperan tres meses bastantes largos, pero ¿dónde está el chico del que me habla mi abuela? Tengo demasiada curiosidad por saber si de verdad es tal y cómo ella dice.

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Del odio, al deseo. - Cameron Dallas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora