Capítulo 37

593 64 16
                                    

|| Narrador ||

Suena su despertador cómo cada mañana. Da dos vueltas sobre sí misma y lo apaga de un golpe. Odia levantarse temprano y más cuándo es para salir de su casa.

Se levanta de la cama, y dando un pequeño bostezo se mete en el cuarto de baño, pero no sin antes colocar el disco de éxitos del verano. Abre el grifo deja que el agua se temple antes de meterse bajo el chorro. No deja de pensar en cómo estará todo aquello, hace más de cinco años que no pisa aquel lugar.

Se desprende del pijama de verano tirándolo al cesto de la ropa, ya lo lavará cuando vuelva de esta visita espontánea que sus padres le han preparado. Mete su melena de color rubio cobrizo debajo del agua dejando que las gotas resbalen por su espalda creándole pequeños escalofríos. Mientras coge su champú con olor a vainilla, tararea la canción que está sonando. Esparce el jabón con tranquilidad por su larga melena, que aproximadamente le llega a la altura de debajo de el pecho. Enjuaga su pelo. Y poco después enjabona su cuerpo. Sale de la ducha con una toalla enredada al cuerpo y otra al pelo.

-¿Qué te queda, cielo?

-Aún tengo que colocar la maleta, mamá. No seas pesada. El vuelo no sale hasta la una y media, y son las nueve de la mañana.

-Deberías relajarte un poco, cielo. A mí me hace la misma ilusión que a ti volver a pisar aquel lugar, pero tú padre lo necesita. Date prisa, si no quieres que se enfade.

-Sí, mamá.

Y suelta un bufido.

Subiéndose a un pequeño taburete que tiene en su habitación coge la maleta que se encuentra en la repisa del armario. La baja de un golpe, y comienza a sacar ropa de aquel inmenso armario de color gris azulado, al igual que todos los muebles que hay en su habitación.

-Esto es increíble, ahora tampoco sé que ropa tengo que coger. El tiempo allí es algo inesperado, un día te hace calor y al otro día quizás te tengas que tragar una tormenta de verano -refunfuña para sus adentros- Ahora que me había acostumbrado a este mierda de clima, y a esa mierda de tradiciones tendré que olvidarlas por un tiempo -dice subiendo el volumen de la música- esta casa cada día da más asco. -termina añadiendo.

-¿Quieres dejar de quejarte? -dice su hermano desde la puerta.

-¿A ti quien te ha dado vela en este entierro? -dice enfadada.

-Venga, que te ayudo -dice mostrándole una amplia sonrisa a su hermana mayor.

-No necesito tú ayuda, enano. Sé cuidarme solita.

-Eres algo hipócrita, te crees que a los demás no nos afecta volver a pisar aquel sitio, y volver a recordar todo aquello. Si lo recuerdas, volvimos aquí por ti, porque tú no querías seguir viviendo en aquellas cuatro paredes, y por ti dejamos nuestras vidas. -dice el 'enano'

-Venga, enano. ¿Tú podías vivir allí soportando todos los recuerdos? No seas estúpido.

-Es obvio que no, pero le echaba huevos al asunto, y con solo once años.

-Tú sabes lo que significaban los abuelos para mí, tú sabias que ellos aportaban todo a mi vida. Tú demostraste ser más maduro que yo con solo diez años, y yo sé que lloraba por cada esquina con quince, pero no era fácil para mí y tampoco lo será volver a pasar por delante de aquella casa y no poder correr a abrazarlos. -dice rompiendo a llorar.

-Lo siento, no quería ser demasiado bruto. Tata, tienes ya veinte años, y créeme que aunque sea duro el primer día al final te acostumbrarás, hazlo por papá, ya sabes las ganas que tiene de volver a encontrarse con sus amigos, ¿Y tú? ¿No tienes ganas de volver a verlos? -dice su hermano pequeño abrazándola.

-Sí, muchas -sonríe y se limpia las lágrimas.

-Venga, vístete y termina de hacer la maleta, pondremos camino al aeropuerto en una hora.

-Eh, enano.

-¿Sí?

-Te quiero, y gracias.

-A ti, tata. A ti.

Su hermano pequeño abandona su habitación dejándola sola, y 'hundida' mientras coloca toda la ropa en la maleta. El pequeño Marc tenía razón, ya era hora de volver a enfrentarse a los miedos y de superar aquello que hace cinco años le había marcado. Ya era hora de volver a sentarse en los parques de Miami con sus amigos, y coger su moto para despeinar su melena al viento por aquellas calles repletas de palmeras. Ahora sí, Lou Collins estaba preparada para volver a su nueva vida.

|| Narra Justin ||

Al día siguiente por la tarde...

Los chicos están algo alborotados. Todos están de un lado hacia otro sin poder dejar su jodido culo sentado en el banco más de cinco minutos. Yo no entiendo nada. No sabemos nada de las chicas, sólo que han quedado para pasar una tarde ellas solas y contarse sus cosas. Algo normal en ellas.

-¿Queréis parar quietos un segundo? -digo mientras suelto un bufido- Vais a hacer un agujero en el suelo.

-Bro, es imposible que podamos quedarnos quietos, no entiendes nada. -dice Nolan.

-Y si no me lo explicáis menos entenderé aun -digo rodando mis ojos.

-Bro, está a punto de pasar, ten paciencia. Ya lo entenderás todo.

-Paciencia llevo teniendo durante tres horas y media, que creo que os habéis quedado todos sin uñas y yo sigo sin pillar porque cojones estáis tan nerviosos y porqué tanto jodido misterio -digo mientras saco un cigarrillo de mi chupa.

Y justo cuándo Chaz está a punto de contestarme el ruido de un moto, concretamente de una 'Harley' llega a nuestro oídos haciendo que todos nos levantemos de golpe y nuestras bocas se queden completamente abiertas.

Una melena rubia, de un rubio cobrizo asoma por debajo del casco y unas curvas bien definidas debajo de la chupa de cuero y esos vaqueros rotos tan ajustados. Ahora mismo creo que debajo de nosotros debe haber cómo cinco charcos de babas.

La rubia se quita el casco y deja ver su cara. Una tez morena, con los ojos verde esmeralda, y los dientes perfectamente alineados, y una sonrisa totalmente perfecta. Los chicos corren hacia ella, ¿quién demonios será la rubia?

-¿Chaz quién es? -digo con intriga.

-Es Lou, Lou Collins. Hace cinco años veraneaba aquí, era parte de nuestro grupo. Las chicas también la conocen, en especial Tara y Alex, ellas tres lo hacían todo juntas, pero tras la muerte de sus abuelos Lou se fue del país a vivir a España y nunca más volvimos a saber de ella. Ahora dicen que es peligrosa, que todo hombre que se le acerca termina cayendo en su tentación, que no hay hombre que la rechace, que encandila con sus ojos y que es una apasionada de las motos. Ten cuidado, Miller.
-¿Por qué dices eso?
-Lou es más peligrosa de lo que parece.

---------------

He notado cierto bajón en comentarios y vistos, tambien en los votos... No de si es por el capítulo que no os ha gustado o por otra cosa, pero me ha sentado un poquito mal. Si no os gusta la historia decirmelo, si os gusta tambien decirmelo. Quiero saber que os parece y que cambiarías de ella, muchas gracias amores, os quiero.

Del odio, al deseo. - Cameron Dallas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora