[ O N C E ]

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Sebastian

Ha pasado un mes, sigo sin saber la ubicación de Brianna, mi vida y la casa son un desastre sin hablar de mi oficina y mi habitación, tengo hombres en toda Rumanía buscándola, pero no he logrado nada.

Me siento desesperado, vacío, como si me hubieran arrebatado una parte de mi, estaba incompleto. Las lagrimas comenzaban a hacerse presentes, estaba recostado en su cama, las almohadas aún tenían el olor de su delicioso perfume.

-Jefe- se escucha al oto lado de la puerta.

-Largo- grito.

-Tiene visitas-.

-Diles que se vayan a la mierda-.

-Es la señorita Alejandra Onieva-.

¿Ella? ¿Qué mierda hacía en mi casa?-pienso. Los recuerdos se hacen presentes en mi mente.

Vas a pagar por todo lo que me hiciste, cada detalle, te hundirás en la pena y el dolor, como tu lo hiciste conmigo-.

No me das miedo tú, y mucho menos tus estúpidas amenazas- afirmo.

Te daré justo donde más te duela- amenaza- me desharé de todo lo que más amas en este miserable mundo.

-Maldita perra- pronuncio enojado.

Salgo de la habitación, camino lo más rápido que puedo hasta llegar a la gran sala de la casa.

-¡Sebastian! pero que gusto, nos volvemos a encontrar-sonríe cínica.

-¿Dónde mierda la tienes?- grito- ¿qué mierda le hiciste?.

La aviento a la pared y me pego a ella, tomo su cuello en mi mano con rudeza, mientas que con la otra mano apuntaba con mi pistola a su cabeza.

-Suéltame- me mira. Sus hombres estaban listos para dispararme en cualquier momento y los míos para defenderme- si me matas te irás conmigo, al infierno- la suelto.

-Eres una hija de puta- grito enojado.

-Tú firmaste tú propia condena, amor- ríe.

-El que ríe al último ríe mejor, no pienses que ganaste cuando aún no lo haz hecho- tenso la mandíbula- ¡Ahora largo de mi casa, te quiero fuera de aquí, ahora!- grite.

-Nos vamos muchachos-.

-¡Mierda!-.

La irá se apodera de mi cuerpo, comencé a arrojar todo lo que veía y se cruzaba en mi camino.

-Brianna, te necesito- me arrodillo- ¿dónde mierda estás?- seco mis lagrimas- prometiste que nunca me dejarías.

Señor hemos logrado dar con la localización de la señorita Harrinson- comenta Ander.

Mi corazón se detuvo por unos momentos, no puedo creer lo que estaba escuchando.

-Carga a todos nuestros hombres, el que lo haya hecho las pagará-.

-Si señor.- se retira.

Salí de la casa y subí a mi auto seguido por las camionetas de los guardaespaldas. Llegue a un terreno baldío, era oscuro y solitario, nos adentramos, había una bodega al fondo, se escuchaban voces dentro.

-Esperen- me detengo a escuchar al otro lado de la puerta.

-Te lo advertí por las buenas que te alejarás de mi hijo ¿y qué fue lo que hiciste? ¡exacto! nada, tu fin ha llegado, perra, como lo prometí, no volverás a ver la luz del día-.

-Esa voz... esa voz es la de mi madre- digo incrédulo.

Sin previo aviso ,mis hombres y yo entramos, los balazos se hicieron presentes en el lugar, buscaba con la mirada, no la veía. Me acerque a mi madre, estaba enojado, furioso, miles de emociones habitaban en mi, saco mi pistola y apunto a su cabeza.

-No eres capaz de asesinar a tú propia madre- ríe.

-Yo pensaba que tú no eras capaz de matar ni a una mosca, pero parece que no nos conocemos bien el uno al otro- mi pistola apuntaba directo a su cabeza- si no quieres verme feliz, no lo harás, porque ya no podrás volver a ver nada más.

Con el dolor de mi corazón apreté el gatillo, he asesinado a mi madre, el silencio se hizo presente, mis hombres me miaban incrédulos, ni siquiera yo creía lo que había hecho, caigo al suelo sobre mis rodillas, no puedo creer lo que acabo de hacer, pero no iba a permitir que me separaran de Brianna, ni siquiera mi madre.

-¿Sebastian?- escuche su delicada y bella voz.

-¿Brianna?... Brianna, Brianna Dios mío, ¿dónde estás?- sueno desesperado.

-Aquí estoy, cariño-.

Ahí estaba ella, tirada en el suelo, encadenada como si de algún animal se tratara, con el rostro lleno de marcas que le habían dejado los golpeas que estuvo recibiendo, su ropa  desgarrada,  como si alguien hubiera tratado de romperla, su cabello estaba completamente desordenado y sus ojos hinchados por el llanto.

-Tranquila, el infierno ha terminado, te lo juro- tome su rostro entre mis manos.

-No, no ha terminado- afirma.

-¿Brianna de qué hablas?- hablo confundido.

-Es que... todo esto es un sueño, tienes que despertar, cariño- me mira fijamente.

Señor- escuché a lo lejos- señor despierte.

-¿Cómo pudo ser solo un sueño?, se sentía tan... tan real- hable para mis adentros.

-Señor, ¿se encuentra bien?- pregunta.

Ander prepara a los hombres, salimos en diez, creo saber donde esta Brianna- toco mi cabeza.


Hola hola!!!, ¿cómo están? espero que genial, bueno espero que hayan disfrutado un capítulo más de este sencillo proyecto, quería agradecerles el apoyo que ha estado recibiendo la historia en verdad.

No se olviden de votar para saber que quieren que siga actualizando, gracias por todo.

Besos.

The Boss- Sebastian StanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora