Capítulo 18. No hemos terminado, Gina

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Como todas las mañanas, Emma y sus amigas se encontraban desayunando en uno de los restaurantes del hotel. Sus amigas seguían impactadas con los sucesos del día anterior durante el torneo de gladiadores y pese haber hecho muchas preguntas en su momento, la interrogación había seguido esa mañana. Después de haberles dicho una y otra vez que había bajado la guardia porque ya se encontraba muy cansada, cosa que sus amigas no se tragaban,  se dispuso a marcarle a Kaya. Emma se seguía sintiendo mal por lo acontecido en el bar un par de noches atrás, y quería tratar de enmendarlo con Kaya invitándole a cenar.

—Maldita sea —Emma suspiró frustrada dejando su teléfono celular sobre la mesa —No me responde las llamadas, ¿creen que debería mandarle un whats?

—No lo sé Em, ¿igual y simplemente sigue molesta y todavía no quiere hablarte? —sugirió Ruby, tratando de empatizar con su amiga.

—Lo mejor podría ser esperar a que ella te contacte a ti. Ya vio que le marcaste así que ya sabe que tu quieres saber de ella. Tampoco te quieres ver muy urgida, ¿oh si? —agregó Belle, encogiéndose de hombros. 

Emma asintió, frunciendo los labios ligeramente. 

—No es que me importe que no quiera volver a verme. Después de todo, solo tuvimos una cita. Es solo que... no me gusta cómo resultaron las cosas y sinceramente me gustaría arreglar eso.

Belle le tocó el brazo y la miró a los ojos.

—Tal vez sea mejor así, Em. Tiene muchos atributos y es muy guapa, si. Pero... no te lo tomes a mal, pero siento que si no puede soportar confrontaciones con gente como Mills, es posible que esa chica no sea para ti. 

La ojiverdes asintió, mientras le daba un bocado a su omelette de espinacas. Reflexionó un poco acerca de lo último que le dijo su amiga. Belle la conocía tan bien, y sabía que Emma a la larga no sería feliz con alguien que dejara que un solo incidente arruinara momentos especiales. Era su primera cita, después de todo, y se fue. Emma tragó y le dio un sorbo a su jugo de naranja antes de contestar.

—Sí, probablemente tengas razón... ¿Creen que lo haya hecho a propósito? —soltó de pronto.

—¿Qué? ¿Manchar a Kaya? —Ruby preguntó —No lo sé... la chica nació para bullear a diestra y siniestra. Es obvio que a ella le gusta molestarte mucho, pero no veo qué puede ganar metiéndose directamente con tu cita.

—¿Joder mi velada, tal vez? —sugirió Emma, ​​encogiéndose de hombros.

Belle imitó a su amiga y se encogió de hombros.

—Es lo único que tendría sentido, Em.

Emma se le vino a la mente otra razón, que no podía decir en voz alta a sus amigas por obvias razones. Pero de inmediato la desechó. Si, habían estado... conectando de una manera que nunca en su vida creía que iba a pasar con su indeseable número uno, pero estaba casi segura que todo lo acontecido entre ellas durante lo que llevaban de vacaciones no era suficiente como para que Regina sintiera celos o algo parecido. Se negaba a creer, ya sea por falta de egocentrismo o exceso de humildad, que la morena estuviese tan colada por ella como para actuar de esa forma.

—¿Qué pasa, Em? No te gusta tu desayuno o por qué tienes esa cara? —preguntó Ruby al ver el rostro de su amiga que llevaba rato con el entrecejo fruncido.

—Nada solo... no me apetece seguir comiendo —y era verdad, estaba tan distraída en sus pensamientos y teorías que lo último que quería era seguir desayunando. La joven alejó el plato y se levantó de la mesa —ahora vuelvo, me ire a fumar un cigarro. ¿Nos vemos arriba? 

La chica popular SWANQUEENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora