ㅤㅤㅤㅤㅤ𓂃 ☆ 𝑻𝑾𝑬𝑵𝑻𝒀 𝑻𝑯𝑹𝑬𝑬.

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El japonés se asomó con un ramo de flores en la puerta

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El japonés se asomó con un ramo de flores en la puerta. ─¿Puedo pasar?─ Taeyong lo miro, estaba acostado en la camilla leyendo un libro que dejo de lado, asintió con pocas ganas. ─¿Cómo te sientes?─ le preguntó dejando el ramo en la mesa de obsequios y tomando asiento frente a él.

─Vacío...─ le respondió. ─seco.─ dijo con voz amarga. ─¿Tu cómo crees?

─Siento mucho lo que te ha pasado, yo sé...

─¡No!─ Taeyong gritó. ─¡No te atrevas a decirme que sabes lo que se siente porque tú tienes un hijo y yo no tengo nada!, ¡Y nunca voy a poder tener uno!

Tranquilízate por favor, necesitas descansar, te he traído...

─¡No lo quiero!, ¡No necesitó nada de ti, ni de nadie!, ¡No quiero verte nunca más!, ¡Sólo muérete!─ tomo la caja de chocolates que Yuta le había traído y la tiro a la basura, como pudo tomo el ramo de flores y lo hizo picadillo, estaba fuera de sí, japonés.

─Lo siento no quise que te pusieras así, será mejor que me vaya.

─¡Sí!, ¡eso es lo mejor!, ¡desaparece de mi vida Yuta!, ¡Sólo la arruinaste!, me arruinaste.─ dijo apretando con sus manos la bata que cubría su cuerpo.

Yuta salió apresurado de la habitación de la clínica, pasando las manos por su cabello.

Todo lo hacía mal y él sólo quería que Taeyong fuera feliz, sin importar que, aunque no fuera con él, por mucho que le doliera no importaba siempre y cuando fuera feliz.

Sí el pudiera darle a Taeyong lo que necesita, sí el fuera un médico, un mago, lo que fuese, le daría a Taeyong la oportunidad de ser padre, pero no podía, no era nadie más que la persona que más lo hacía sufrir.

Necesitaba alegarse, necesitaba desaparecer de la vida de Taeyong, pero, aunque quisiera no podía hacer eso, estaba obligado a verlo en la oficina, en las juntas, sus familias estaban relacionadas en todos los sentidos, habían hecho cosas horribles para preservar el imperio, matrimonios arreglados donde no había amor, como el suyo, la diferencia era que ellos si se amaban o al menos Taeyong lo amó, aunque ahora sólo pudiera sentir desprecio por él.

Taeyong tenía que ser feliz, quería que lo fuera, pero no sabía cómo darle esa felicidad o que hacer para que él la consiguiera, admitió con dolor que no estaba en sus manos, sino en las manos mismas de Taeyong.

Apretó los puños y suspiró si por él fuera moriría sólo para hacerlo feliz, pero no quería hacerlo, no cuando tenía a Jaemin, su hijo, su todo, todo lo bueno que le quedaba.

Regresó a casa derrotado, Jaemin como siempre corrió a sus brazos y lo lleno de besos.

─Te extrañe.─ le dijo.

─Yo también bebe, pero dios, que pesado te estas poniendo.

El niño sólo atinó a reír y jugar con su cabello. ─Es porque appa hace la mejor comida.

─Eso no te lo puedo negar.─ le hizo cosquillas sólo para que se carcajeara más.

─Basta papá.─ pidió el niño risueño.

─ pidió el niño risueño

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𝘁𝗿𝗮𝗶𝗰𝗶ó𝗻 ꗃ᤻ yutaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora