𝙴𝚕 𝚙𝚛𝚒𝚗𝚌𝚒𝚙𝚒𝚘 𝚍𝚎 𝚝𝚘𝚍𝚘

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-Lucía-

Me levanté sobresaltada, pensando si lo que había ocurrido ayer no fue más que un bonito sueño y para comprobarlo volví a revisar aquel mensaje que ya había leído por lo menos cincuenta veces.

Hoy la UA nos daba la bienvenida a mí y a mis amigos. Me emocioné al recordar todo el esfuerzo que hicimos por entrar y que finalmente tuviésemos las puertas abiertas.

Decidí mandarle un mensaje a mi mejor amiga, recordándole que hoy era el día más importante de nuestras vidas, por lo que habíamos peleado desde pequeñas y que para disfrutarlo más deberíamos ir juntas.

Bajé a desayunar junto con mi hermano, que como de costumbre no estaba de buen humor, cualquier cosa que le dijeses le molestaba o incluso te ignoraba.

Mi madre parecía más de lo mismo, aun que no iba a dejar que bajasen los ánimos, hoy sería un día importante.

--¿A qué hora debéis salir?-- preguntó mi madre fregando los platos, su pelo rubio y puntiagudo tenía un brillo muy bonito.

--Exactamente a las diez y cuarto, aún que seguramente salga antes para esperar a Kiana, teníamos pensado ir juntas.-- dije mirándola.

--Está bien, ¿Bakugo tú irás con Kirishima?-- Preguntó.

--Mamá te dije ochenta veces que sí.-- respondió mi hermano molesto, cuando en ese mismo momento mi madre se giró enfadada.

--No me contestes así, soy tu madre.-- dijo ella también un tanto molesta.

Todas las mañanas son igual, discuten y se gritan el uno al otro, por eso nunca llegan a entenderse bien, así que para no perder tiempo, mientras los oía fregaba mi plato, recogí la maleta de mi cuarto, me despedí de mi madre como pude y salí por la puerta hacia el punto en donde había quedado con Kiana, que estaría al llegar.

-Kiana-

Nada más levantarme sonó una notificación en mi teléfono móvil, tenía asegurado la persona que iba a ser, claramente Lucía. Desde pequeñas soñábamos con ir a la UA, incluso hicimos una lista de cosas que hacer para cuando fuésemos mayores. Estaba súper nerviosa, sería una nueva etapa de mi vida muy diferente a las demás.

Sin más pensarlo me levanté de mi cómoda cama, no la volvería a ver hasta dentro de un año. Iba a salir por la puerta de mi habitación cuando me di cuenta de que se me había olvidado preparar la maleta, así que la cogí de la parte superior de mi armario, cogí toda la ropa, y debido a los nervios, lo metí todo sin doblar. Fui tan estúpida que al cerrarla, la maleta no daba de si. Era imposible cerrar la cremallera, lo intenté de todas las maneras, e incluso me tumbé encima de esta, pero era imposible.

Llamé a mi hermano para que me ayudase, le dije que se tumbase encima, el pesa más porque físicamente es más grande que yo y afortunadamente fui capaz de cerrarla, pero para cuando habíamos terminado de prepararlo todo me di cuenta de que solo tenía cinco minutos para desayunar, así que mi mejor idea fue hacerme una tostada y comérmela por el camino hacia el punto de encuentro con Lucía.

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Las dos chicas se encontraron.

--Ay Kiana estoy súper nerviosa.-- dijo Lucía con tono de felicidad.

--Yo también.-- respondió la amiga dando pequeños saltitos.

--Tenemos que ir hacia esta dirección a la parada de bus.-- Lucía señalaba un punto en su móvil.

--Ok, pues vamos ya.-- respondió Kiana cogiendo el mango de su maleta.

-Lucía-

Kiana y yo hablábamos sobre todo lo que se nos ocurría sobre la UA, se notaba bastante que estábamos emocionadas, pero hubo otra cosa que me dejó pensando en las nubes, y es que justo cuando íbamos caminado aparecieron Bakugo, mi hermano, y Kirishima, el hermano de Kiana.

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