Leah Chase ha vivido toda su vida en el aburrido pueblo de Shadyside.
Solo sus amigos logran que las cosas no sean tan monótonas, en especial el risueño y alegre Simon.
La vida parecía la misma de siempre hasta que una noche todo cambia, cuando Lea...
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-¡Se los dije!- Leah señaló a cada uno de sus amigos- ¡Les dije que teníamos que ir con la policía y no me hicieron caso! ¡Ese imbécil casi nos mata! Sam, ¿Cómo puedes salir con alguien así de loco?
-Leah, no fue Peter quien intentó matarnos- Replicó Sam, parecía bastante afectada.- No era él. El tipo ese de la mascara de calavera mató a Peter.
-Sam tiene razón- Habló Deena- No fue Peter. Era Ryan Torres.
-¿Ryan Torres?- Preguntó Julian un tanto confundido- Pero el murió en la masacre de la otra noche. La policía lo abatió.
-Yo lo vi, se le salió la mascara y vi que era él- Respondió Deena. Parecía bastante segura, advirtió Leah. La chica se removió incómoda en su asiento.
-Entonces, ¿Sobrevivió?- Preguntó Leah.
-Pero le dieron un balazo en la cabeza- Dijo Addie- No creo que pudiera sobrevivir a eso.
-¿Deena estás segura de lo que viste ahí?- Preguntó Julian.
-¡Sé lo que vi, chicos!- Denna bufó- Kate, ¿Ya llegamos a la comisaria?
-Estamos cerca- Respondió la chica desde el asiento del conductor.
Leah no quería decir nada en voz alta, no quería parecer tonta o paranoica frente a sus amigos; pero recordó lo que todos decían sobre Shadyside y su maldición. La maldición que Sarah Fier, al morir había lanzado sobre el pueblo y todas las personas que vivieran en él. Leah comenzaba a pensar que tal vez podría ser cierto. Sí Deena estaba en lo cierto, y el chico que había visto era Ryan Torres, entonces Leah pensaba en dos opciones. No había muerto, lo cual le costaba creer ya que la policía se habría encargado de ello o la maldición y todo el tema de Sarah Fier era cierto, y que el chico estuviera vivo era todo obra de alguna clase de magia.
-Leah, ¿En qué piensas?- Una voz la trajo de vuelta a la realidad. Era Simon.
-Solo estoy un poco conmocionada, no creí que pasaría mi noche de sábado de esta manera- Respondió ella, colocando un mechón de cabello detrás de su oreja. Agradecía haberse lavado el cabello esa tarde, puesto que con sus rizos, que ya de por si se enredaba, sumando los acontecimientos de la noche, su pelo hubiera estado hecho un desastre de no ser por su crema para peinar.
-Claro, había olvidado que pasaríamos la noche mirando películas y besándonos- Dijo Simon acercándose a ella, para sonreírle de cerca.
-Simon, ¿De nuevo con eso? Casi nos matan allí, y tú sigues bromeando- Protestó Leah dándole un leve empujón, pero Simon siguió sonriendo, como siempre lo hacía. Leah no recordaba una época en la que Simon no hubiera sonreído.
-Hemos llegado- Anunció Kate.
-Bien, todos ustedes quédense aquí- Dijo Deena- Yo y Sam iremos a explicar lo que ha pasado.
Las dos chicas se alejaron. Leah esperaba que después que toda esa locura pasara, las dos chicas pudieran volver juntas. Se lo merecían. Todos decidieron bajar de la ambulancia y dejar las puertas traseras abiertas. Leah se sentó en el borde con las piernas colgando. Julian y Addie daban vueltas cerca, estirando las piernas. Simon y Kate estaban frente a Leah y Josh sentado a su lado.
-¿No te habrán sobrado por casualidad alguna de esas barritas de chocolate?- Preguntó Leah, jalando la mano de Simon.
-No, cariño, no me ha quedado ninguna- Respondió Simon, ladeando la cabeza- Creo que se me cayeron todos los chocolates y caramelos que tenía cuando comenzamos a correr de ese asesino.
-Yo aún tengo una bolsa de maní- Ofreció Julian a su hermana- Puedes tomarla si quieres.
-Mmm, no gracias- Respondió Leah. Miró hacia la entrada de la comisaria- ¿Por qué se tardan tanto?
-Seguramente piensen que están locas- Sugirió Addie. Todos la observaron- Chicos, es simple lógica. No van a creer que era Ryan Torres la persona que las atacó, suena sencillamente ridículo.
-¿Y si...?- Leah comenzó a hablar, pensando, esperando que sus amigos no pensara que se había vuelto loca- ¿Qué pasa si lo que dicen es cierto?
-¿Sobre Ryan Torres?
-¿Y si la maldición de ShadySide es verdad?- Leah mordió su labio- ¿Y si todo lo que han dicho es cierto?
-Te refieres a Sarah Fier- Dijo Josh. Leah asintió.
-No creo que sea nada relacionado con esas cosas- Dijo Julian- Simplemente algún imbécil.
-Yo creo que no deberíamos estar tan cerca de la estación de policía- Opinó Simon con las manos en los bolsillos.
-Ese es el punto- Dijo Kate- Nos escondemos a la vista.
-Sí, igual que Bundy.- Dijo Josh. Todos lo miraron de forma interrogante- Cuando Ted Bundy acechaba a sus víctimas.
-¿No lo atraparon?- Preguntó Kate.
-Sí. Pues no. Bueno...- Josh iba a seguir hablando, pero Simon comenzó a mover las manos entre Kate y Josh.
-Averígüenlo, yo necesito ir al baño.- Dijo. Se alejó de allí, bajo la atenta mirada de Leah.
Perdió a Simon de vista cuando dio vuelta en una esquina, fuera del aparcamiento. Leah sentía que algo no iba bien, que las cosas no eran como debían ser. Le preocupada que algo malo le pudiera pasar a sus amigos. Le preocupada Julian. Si debía hablar desde la franqueza, Julian era su verdadera familia y el único que había estado ahí, además de sus amigos.
Comenzó a inquietarse cuando Simon tardó en volver. Saltó de la ambulancia y miró a todas partes. No había señal de él.
-¡Simon!- Gritó. Nada- Iré a buscar a Simon- Avisó a los demás. Comenzó a caminar hacia el lugar por donde había visto a Simon irse. Buscó en un callejón que había, pero no estaba allí, a menos, al principio le parecía que así era, pero un ruido llamó su atención.
-¿Hola? ¿Simon, eres tú?- Parpadeó, intentado ver algo en la oscuridad del callejón- Simon, contéstame, me estás asustando.- Escuchó otro ruido que provenía del callejón- ¡Simon, basta no es para nada gracioso!
Y entonces lo vio. Lo reconoció por viejos recortes de diario que había visto, por la gran conmoción que desató en el año 1950. El lechero asesino, Harry Rooker. Mantenía su uniforme, y también poseía un cuchillo en su mano. Tenía la cara completamente deformada. Observó a Leah con ansias, con ansias de matar. Entonces Leah comenzó a correr, no sabía hacia donde. Perdió el rumbo. Comenzó a gritar cosas sin sentido, luego grito el nombre de Simon, el de Kate, el de Josh, el de Julian y Addie. Corrió calle abajo. Cuando sintió pasos demasiado cerca de ella y pronto alguien la jalaba del pelo. Gritó y gritó, pero no había nadie que se encontrara allí para salvarla, nadie parecía oírla.
El lechero la había atrapado. Leah comenzó a pelear, tomó la mano donde el lechero mantenía el cuchillo, ejerciendo toda su fuerza para detenerlo. Trato de patearlo, lo intentó varias veces, pero él simplemente era más fuerte. A lo lejos pudo escuchar un sonido como de un disparo. Luego escuchó gritos, entre ellos su nombre. Pero temía que si respondía, perdería la fuerza con la que estaba luchando para evitar ser asesinada.
Leah había tenido razón. No había sido paranoica ni estaba loca. Sarah Fier había atacado de nuevo y en ese momento la estaba atacando a ella.
