Capítulo 4

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Asteria

La peor noche de nuestras vidas.

En eso se resume todo lo que pasó antes de que nos echaran de la preparatoria de Sunnyvale.
Ambos equipos de fútbol habían iniciado una disputa, a golpes, como animales salvajes. Esa "pequeña" pelea arruinó mi lindo y ardiente beso con Sam quien al darse cuenta de lo que había sucedido, salió corriendo con pánico y sin poder mirarme a los ojos.
Kate terminó con un golpe en la mejilla, Simón con su escoba rota y Denna con un ojo Morado.

—¡Vamos a darle duro a ese pedazo de mierda!— Kate gritaba con un hielo pegado en su mejilla y el quipo entero la alentaba.

—¡Creen que pueden hacer todo lo que quieren!.

—¡no!.

—¡arruinaron nuestra vigilia y  se van felices a sus mansiones como si fuéramos basura que pueden pisar!

—¡no!

—¡pero nosotros no somos un montón de basura que pueden pisotear!

—¡no!

Oh por dios mi cabeza va estallar, no estoy de humor para soportar sus manifestaciones. Esta noche paso lo que había  esperando durante un año entero y estos animales llenos de testosterona lo mandaron todo a la mierda. ¿Estoy molesta? Si.
¿Quiero golpear a todos? Si.
¿Quiero lanzarme del autobús en movimiento? Probablemente.

Mis pensamientos son interrumpidos por una luz fugaz que me deja ciega por unos segundos y un extraño golpe en la ventana trasera del autobús llama mi atención.

Me levanto de mi asiento rápidamente y asomo mi cabeza por ese pequeño cuadro, parece que nadie se estaba enterando de lo que pasaba a nuestro alrededor, más que yo. Un auto rojo nos perseguía manejado por dos chicos con máscaras de calavera.

—¡oigan! ¡Vengan!— una lata de cerveza vuelve a estrellarse en la ventana del autobus haciendo que me dé un salto del susto.

—¿Qué demonios?— Kate se posó a mi lado mirando la escena tan irreal.

—¡Malditos de Sunnyvale! — Era el turno de mi hermana de sorprenderse.

—oigan, esa no es— Simón fue interrumpido antes de terminar su frase.

—Sam— dije mirando el asiento del copiloto, la chica que me beso hace unos minutos, estaba ayudando a un par de estúpidos a lanzarnos latas de cerveza.

—¡Sunnyvale es un asco! — grito Simón poniendo su trasero desnudo en la ventana del autobús. Recibiendo otra lata de cerveza en el vidrio como recompensa.

—¡Kate y Deena abran la puerta!— les ordene para después tomar un galón  con una extraña sustancia roja que traíamos con nosotros. Kate abrió la puerta mientras Denna me ayudaba a cargar el galón por un extremo.

—no creo que eso sea buena idea— Kate nos miraba con miedo y negando con la cabeza al saber nuestras intensiones.

—1..2..3— ambas contamos al mismo tiempo hasta que noto la nariz de mi hermana sangrar.

—¡oh por dios tu nariz!— Denna toma su nariz y levanta la vista hacia mí.

—¡Oh por dios la tuya!— Fruncí el ceño y lleve ambas manos a mi cara por inercia, haciendo que el galón cayera en el capo del auto, que termina por perder el control y estrellándose en el bosque.

¡Sam!

—¡detengan el autobús! ¡Por favor!— histéricamente salgo corriendo para introducirme en el bosque y verificar que Sam no esta muerta.

Corría como si mi vida dependiera de ello, nunca había sentido tanta angustia, pero ella me importaba y mucho.
Al llegar al lugar observó como el auto esta estrellado entre los árboles y la puerta del copiloto se abre dejando salir a Sam gateando con dificultad.

—Sam— me agache a su altura y la tomo del mentón, parece estar en una especie de trance y alcanzo a ver la sangre escurriendo de su nariz. —¡lo lamento! enserio lo siento.

—¡Aléjate de ella estúpida lesbiana!— el chico conductor me miraba con rabia.

—¡hey! Sam aquí estoy yo— ella se acercó a mi y posó sus manos en mis hombros.

—¿tú? — su voz sonaba muy débil y casi inaudible— ¿tú la viste?

—¿Sam de que hablas?— La chica tenia la mirada perdida en algún punto de mi cara y yo me tense al escuchar pasos cerca de nosotras.

—¡Ay mierda!— Ese era Simón.

—oigan no deberíamos estar aquí— Kate miraba para todos lados nerviosa.

—¡cállate y ayúdame a cargarla!— grito mirando a Simón pero Sam aún tenía la mirada perdida.

—debimos de habernos ido hacer 10 minutos— Deena de cruza de brazos.

—Deena hermanita ¡no ayudas!— ella me miró y rodó los ojos.

—despejemos sus piernas— dice Simón intentando tocarla y yo golpeó su mano impidiéndolo.

—¡déjala!— La chica para rece muy débil como para hacer algún movimiento.

Simón me mira con una sonrisa—hey, tranquila, déjame hacerlo— dijo con toda la tranquilidad del mundo— oye dime ¿Cuántos dedos ves? —Su mano se acercó a la cara de Sam quien hablaba con dificultad.

—tres.

Simón me miro y sonrío para que me calme—¿ves? Ella está bien— justo cuando terminó de hablar sangre sale disparada por la boca de la porrista, ensuciando mis tenis y la camisa de mi amigo.

—¡Llamen a una ambulancia! ¡ahora!— grité con desesperación asustando a todos los presentes.

¿Acaso siempre tengo que meterme en problemas?

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𝙰𝚜𝚝𝚛𝚘𝚗𝚘𝚖í𝚊- Sam Fraser Y TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora