𝙰𝚜𝚝𝚛𝚘𝚗𝚘𝚖í𝚊- Sam Fraser Y Tu

Capítulo 3

Asteria

Miré la dichosa caja tirada enfrente mío sintiéndome estúpida. ¿Algún día alguien iba amarme de verdad? Una pregunta retórica.
Lágrimas inundaban mis ojos y nublaban mi vista y en mis manos tenía el casete de música que hice para ella.
Escucho un par de pasos acercarse, pensando que eran Kate, Denna o Simón cometo el error  de levantar la mirada, pero para mi sorpresa era la persona que menos quería ver en esos momentos.

—Sam— dije mirándola embelesada mientras limpiaba los restos de lágrimas de mi rostro.

—creí que no vendrías, ¿no renunciaste a la banda?— Estúpida Deena ella no tenía que saberlo, Deena chismosa.

—Si lo hice— respondí cortante y ella solo me miraba sin saber el porqué de mi comportamiento—Ten— la caja que hice para ella termino posada ante sus pies.

Sam sé arrodillo para abrirla y se quedó un momento observando el interior de esta.

—¿Somos nosotras?— habló mientras tomaba nuestras fotos entre sus manos y las observaba con una pequeña sonrisa.

—ding ding ding— solte con sarcasmo para después darme la vuelta y salir de ahí.

—¿podemos hablar un segundo?— Sam intentó detenerme y yo negué con la cabeza— Denna ha estado contándome todo— eso hace que me detenga en seco.

—no se de que hablas— dije dándome la vuelta por hasta ella  para pode mirarla.

—El alcohol y las drogas— Tomó mi brazo suavemente para que no pudiera escaparme.

—eso no te incumbe— traté de darme vuelta de una buenas vez  e irme pero ella me lo impidió.

—Claro que me incumbe, tu... lo prometiste—sus voz se rompió a mitad de la oración y lágrimas comienzan a inundar sus ojos también.

—¡Tu prometiste que te quedarías conmigo! ¡Yo no fui la que se mudo a Sunnyvale! ¡Fuiste tu! — levante la voz sin querer, haciendo que Sam se asustara de repente.

— ¡Fuiste tu quien se alejo!— soltó su agarre de mi muñeca— ¡así que no me vengas con tu juego de hacerte la víctima que no te queda!

—¡Pero si te morirás por iniciar una vida falsa! ¡Con tu mamá falsa!— exprese con sarcasmo y burla. Ella me miraba totalmente furiosa.

—¡fuiste tu quien se alejo!—

—¡También vi como el otro idiota tocaba tu trasero!— dije sin querer con rabia y la chica me miraba sorprendida pero confundida al mismo tiempo.

—¡¿Que sucede contigo?! Te juro que hay  ocasiones en que no entiendo que pasa por tu cabeza— se dio la vuelta para irse, pero  mis celos decidieron hablar por mi.

—¿Cómo se llama?— seguí sus pasos para acercarme más ella.

—Eso no te incumbe—

—¿Cómo se llama Sam?—Ella siguió caminando sin intenciones de responder mi pregunta—¡¿como se llama el idiota que te tocaba frente a todos?!

—¡Peter! ¡Se llama Peter! — gritó desesperada dándose la vuelta— ¿Qué demonios pasa contigo? Esta no es la Asteria que yo conocí— Escupió directamente, sin ningún tipo de filtro y como si sus palabras fueran la llave para abrir el cofre donde guardaba todo lo que sentía por ella. Lo hice. El cofre se abrió y no se si para bien.

—¡¿Sabes que me sucede?!— Sam detuvo sus pasos— ¡Que me enamore de ti! ¡Eso me sucede! — un nudo en mi garganta impide que hable mas. Y ella se da la vuelta.

—¡ya basta!— dijo acercándose a mi.

—Me enamore de ti desde el primer momento que te vi en ese pasillo— algo me empujaba hacia adelante atrayendo mi cuerpo cada vez más al suyo.

— ¡basta!— retrocedió haciendo que su espalda choque con el frío concreto de la pared.

—Me enamore y no pude evitarlo— ella no tenía escapatoria, se encontraba encarcelada entre mi cuerpo y la pared. Acerque mi rostro hasta el suyo y me pude percatar  que su respiración se aceleraba.
Nuestras respiraciones se hacían una sola por la sincronía de estas y nuestra cercanía, mis ojos no abandonaban los suyos en ningún momento. Esos ojos azules que me volvían loca.

—me enamore y no quiero evitarlo— susurre esas últimas palabras a centímetros de su boca y  ella se lanzó en busca de mis labios con ansias, sorprendiéndome al instante. ¿Estaba soñando?. Al sentir su lengua entrar en mi boca me di cuenta de que no, no estaba soñando. Samantha Fraser estaba besándome. Samantha Fraser tenía su lengua en mi boca y sus brazos alrededor de mi cuello.

Y Se sentía como el  mismísimo cielo.

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Buenas buenas, espero que le esté gustando la historia y si es así les invito a seguirme y votar. Gracias por leer <3