𝐜𝐡𝐨𝐜𝐨𝐥𝐚𝐭𝐞/ʰʸᵘⁿᵐⁱⁿ

4

Hyunjin estaba sentado en la sala de espera jugando nervioso con sus dedos. El padre de Seungmin le había dicho que en cuanto saliera de visitar a su hijo, él podría entrar.

—Muchacho, Min te está esperando—Hyunjin se levantó intimidado, el padre de Seungmin daba miedo, pero más miedo le daba su hijo—El médico dijo que no se agitara, aún tiene inflamada la garganta.

Hyunjin asintió, bajando la cabeza para pasar por el costado. El hombre le tomó del brazo, obligándolo a detenerse, junto con su corazón.

—Gracias, en serio—El señor Kim tragó, apretando la mano en el brazo de Hyunjin. El menor sonrió, se notaba la preocupación en los ojos, ese día el mismo hombre que ahora le hacía temblar lloraba cuando Seungmin fue subido a la ambulancia.

—No fue nada, señor Kim, lo haría de nuevo para que Seungmin estuviese bien—y vivo.

—¿Acaso tú y Seungmin son...?—la mirada se le oscureció, juntando los labios en una fina línea—Porque te advierto que mi hijo está muy pequeñ-

—No, no—negó rápido, sintiendo el rostro arderle—Nosotros solo somos amigos.

¿Amigos? Bueno, pero algo tenían.

—Mmh, me parece bien—A Hyunjin igual, no imaginaba tener un suegro tan aterrador. El señor Kim le sonrió con un breve movimiento de labios, soltándolo—Entra, entra, Seungmin está entusiasmado de verte.

Hyunjin caminó a la habitación, se había mentalizado antes de ir al hospital, tenía todo un discurso planeado.

—Permiso—susurró al entrar, cerrando la puerta por detrás. La habitación solo tenía una cama, que ocupaba Seungmin en medio. Hyunjin se balanceó, contemplando como el tímido joven se cubría el rostro con la sábana para que no lo viera.

¿Entusiasmado? Seungmin no se veía para nada entusiasmado de tenerlo ahí. Le hizo sentir inseguro, porque él si quería estar allí

—¿S-seungmin?—preguntó a medida que se acercaba—si quieres me voy.

—¡No!—los brazos de Seungmin bajaron de a poco, mostrando primero sus brillantes iris, luego las avergonzadas mejillas y los rosados labios en contraste con lo pálido de su piel—Lo siento—Hyunjin atinó a respirar, aspirando el típico aire estéril de hospital, ingresando a los pulmones al mismo tiempo que la ronca voz de Seungmin recorría su cabeza, una y otra vez.

—Está bien—Hyunjin dio un paso, parándose en frente de la camilla. No sabía qué decir, no tenía ánimos si quiera de parpadear. Seungmin lucía más sano, el color era normal y sus pestañas se batían atento ante cualquier movimiento de Hyunjin, esperando algo que el más alto no iba a entregar, no aún. 

—Gracias—susurró después de un incómodo segundo, mordiéndose los labios apenado. Hyunjin se quedó sin aire, nuevamente había dejado de respirar. Sin previo aviso le tomó una de las manos, conteniendo el suspiro en la boca—¿Qué haces?

—Estaba asustado—Le sostuvo la mano con ambas manos, acariciando los nudillos con las yemas, era tan suave y frío. Seungmin bajó la mira, poniéndose colorado—Me preocupaste, pensé que-

—Hyunjin—le interrumpió, recuperando la mano para acomodarse en la camilla. Seungmin se sentó, humedeciéndose la boca para continuar hablando, su garganta aún no se recuperaba—Muchas gracias por ayudarme, por recordar que alguna vez yo te hablé de mis alergias, y por correr hacia mí—le sonrió, atreviéndose a agarrar la muñeca de Hyunjin, atrayéndolo—Hiciste demasiado, y nunca voy a terminar de agradecerte.  

Hyunjin se inclinó, obedeciendo a las indirectas del rubio. Cerró los ojos sorprendido cuando Seungmin presionó los labios en su mejilla, recargando un agradable calor por sobre la piel.