𝐜𝐡𝐨𝐜𝐨𝐥𝐚𝐭𝐞/ʰʸᵘⁿᵐⁱⁿ

7

Como tenía planeado, Changbin en cada oportunidad se burlaba, diciéndole en un tono de voz chillón que Hyunjin y Seungmin se sentaban bajo un árbol a besarse, cantando la ridícula canción todo el bendito día.

—Solo son citas, no seas dramático—Changbin se llevó la mano al pecho, indignado.

—¿Solo citas? Uh—La había cagado. Se giró asustado, Seungmin estaba parado por detrás, meneando irritado una bolsa.

—Escuchaste mal—Changbin se reía, haciéndose a un lado para que Felix se sentara junto a él.

—Soy alérgico, no sordo.

—¿Seguro?—Seungmin se enojó—Ay, no te vayas—tomó sus cosas sonriendo, le divertía jugar con Seungmin y su límite de paciencia, debido a que el rubio odiaba recibir bromas, especialmente de su parte—¡Kim!

—Un día no podrás levantarte de la silla—amenazó, quitando con fuerza los traviesos dedos de Hyunjin colarse en su cintura—De tanto pegamento que pondré.

—Estás muy chiquito para hacerlo.

—Ya lo hice una vez, no veo por qué fracasaría una segunda—Hyunjin tragó, recordando aquella vez en la que salió hecho una furia por la sala, colgando del trasero la silla plástica—No me sigas tocando, porque entraré en hibernación.

—Me gusta cuando hibernas—porque así lo podía controlar, de la buena forma. Hyunjin le dio un húmedo beso en la mejilla, despidiéndose—Te veo a la tarde, no llegues con tus ideas raras.

Seungmin le sacó la lengua, visiblemente avergonzado por nombrar la cita que tenían en algunas horas. Hyunjin quería golpearse en una mesa por horas, ya habían tenido cinco citas oficiales, en donde Seungmin cada vez más se desesperaba por no encontrar una confesión sincera, y es que Hyunjin no tenía la mayor reflexión acerca de lo que se sentía. Obviamente sentía algo, ¿pero qué? Changbin era un inútil, con suerte le daba buenos consejos sobre las clases, pensaba que su amigo sería más inteligente al haber tenido novias en el pasado y una fila de pretendientes en el presente, pero lastimosamente no era el caso. Así que le quedaba la última alternativa: confiar en sus instintos.

Antiguamente le habían gustado un par de chicas, aunque nada serio. Salió con una de ellas durante unas semanas, se besaron unas cuantas veces pero terminaron porque la niña se mudó a otra ciudad, por lo que no contaba para lograr descifrar la ola de sus emociones al ver a Seungmin. Con la restante no pasó nada, Hyunjin nunca se lo dijo y después se le pasó el breve enamoramiento. En cambio, ahora sentía de todo, pero no sabía que era ese "todo" le confundía hasta tal punto de olvidar cómo funcionaba el hablar o moverse, le trababa la vida cuando en los golpes de confianza del más bajo le hacían sentirse tonto e inexplicablemente alterado, incluso cuando le acompañaba a leer a la biblioteca se queda en medio de un trance al observarlo leer, lucía tan angelical a la luz del sol, batiendo las pestañas sobre los redondos y avellanos cuencos de sus ojos.

—¿Quieres?—Su compañero de artes se acomodó en el puesto, ofreciéndole un termo.

—¿Qué es?—lo tomó sediento, Han siempre traía bebidas deliciosas.

—Café, leche—Hyunjin bebió un sorbo—vainilla, chocolate.

Había alcanzado a tragar.

—Mierda—se dio vuelta comenzando a temblar, había sido un sorbo, a penas una probada. Buscó la caja de pastillas, sintiéndose sorprendente normal.

—¿Estás bien?—Hyunjin asintió, atento ante cualquier anormalidad en el cuerpo. Se sobó la garganta, le ardía por la temperatura del cafe, este se acompañaba de un extravagante sabor que se instaló dulcemente en su paladar.