CAOS

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Chūya y Dazai llegaban a casa de sus padres para dejar a Ryū y Atsushi al cuidado de los mismos.
Les llevaban sus mochilas con sus cosas y juguetes que necesitarían. En el caso de Atsushi, su equipaje traía pañales y biberones y más de dos cambios de ropa.

— Mamá, aquí viene todo lo de los niños. Esta es la mochila con las cosas de Atsushi-kun y aquella la de Ryūnosuke.

Informó Chūya, bajando al bebé albino al suelo y acomodando su ropita. Rápidamente Atsushi se abrazó de una de las piernas de su madre, sin querer separarse de él.

— ¿Bebé?

— ¡Nu vayash, mami! ¡Quédate!

Suplicaba Atsushi, haciendo quejidos de que lloraría pronto.

Por su parte, Ryū también se aferraba a la pierna de Dazai, cerrando sus ojitos y sin intenciones de soltarlo.

— Vamos, Ryū, Atsushi-kun. Papá y mamá deben ir con unos amigos a ocuparse de algo.

Decía Dazai, levantando finalmente al azabache en brazos y besando una de sus mejillas con ternura.

— ¿Van a venir pronto?

Preguntó Ryūnosuke con lágrimas en sus ojos, sujetando a puño cerrado la camiseta del mayor. Dazai le sonrió, quitando una manita de Ryū de su camiseta y dándole un delicado beso.

— Cuando despiertes de tu sueño, estarás en casa con nosotros. Tú y Atsushi-kun. Pero por ahora...

Lo bajó al suelo.

— Compórtate bien con los abuelos y no hagan daño a mi hermanito. ¿Está bien?

Aconsejó.

— ¡Sí, papá!

— ¡Shí, papi!

Ambos contestaron y abrazaron al joven del vendaje de manera tierna. Chūya se sonrojó por la acción de sus retoños.

— Creo que ya está todo listo. Hijo, Osamu-kun, pueden irse a esa salida de convivencia con Ranpo-kun y Poe-kun.

Dijo Kouyou, tomando a Atsushi en brazos. El niño no apartaba su mirada de Chūya. Sus ojitos bicolor se llenaban de lágrimas y se recargó en el pecho de su abuela.

— Sí. Diviértanse. Nosotros cuidaremos de los pequeños.

Añadió Oda, palmeando el hombro de su hijo de una manera que brindaba paz y tranquilidad al castaño, por primera vez. Dazai le sonrió y abrazó a la persona que le dió la vida, notando mayor sinceridad en sus palabras.

— Lo estás haciendo bien, mamá Odasaku. Esta es una buena oportunidad para cambiar. Estoy agradecido.

Comentó Dazai. Oda acarició la cabeza Y cabello de su hijo, y se separó del abrazo.

— Sé que no he sido buen padre-madre para tí pero, aún cuando las cosas sucedieron de ese modo, me seguiré esforzando para que estés orgulloso de ser mi hijo, como yo lo estoy de tí.

Añadió con una sonrisa. Las lágrimas de Dazai se desbordaron de sus hijos, pronto las limpió.

— G-Gracias...

— Ve con Chūya-kun, diviértete, sé feliz. Yo me haré cargo de mis nietos.

— ¡Lo haré!

Minutos más tarde, ambos se encontraban en compañía de Ranpo y Poe en el karaoke.

Cantaban canciones de SK Soukoku, recordando viejos momentos en los que Ranpo también era parte de la banda.

FAMILIA IMPROVISADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora