Capítulo 8

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-¡Stiles!- el grito desesperado de Derek se escuchaba cada vez más cerca.

-¡Estoy aquí!- gritó el castaño removiendose entre las cadenas.

Segundos después la puerta se abrió de golpe y un muy alterado Derek entró furiosamente. Estaba sudoroso y cubierto de sangre, que al parecer no esa suya. Sus ojos brillaban en un azul eléctrico que brillaban en la oscuridad, tenía sus garras y sus manos cubiertas de sangre.
Tenía el torso desnudo y vestía solamente un pantalón.

Era una vista tanto erótica como aterradora.

Derek corrió hacia él y hizo añicos las cadenas entre sus garras liberandolo.

-¿Estás bien?- preguntó el lobo preocupado mirandolo de arriba a abajo en busca de alguna herida- Lo siento, lo siento. Debí ir contigo, yo debí...-Derek estaba alterado.

-Ey, ey, mírame- Stiles le tomó las mejillas con delicadeza para que lo mirara a los ojos- Estoy bien, Sourwolf, estoy bien- le susurró acariciandole con suavidad sus cabellos para tratar de tranquilizarlo.

Derek tragó grueso mirandolo aún alterado. Había estado incontrolable desde que Stiles desapareció.
El pobre Scott casi termina con la garganta desgarrada por los colmillos de Derek.

-Estas bien ¿No te hicieron nada?- preguntó con un gruñido.

-Estoy bien, Derek, escúchame- Stiles pegó su frente a la de Derek- Estoy bien...y ahora tu estas aquí- le sonrió dulcemente.

El lobo no pudo evitar rodearlo con sus brazos y abrazarlo como si nunca volviera a verlo.
A Stiles nisiquiera le importó mancharse de sangre, simplemente se abrazó al cuerpo musculoso y cálido de Derek, buscando esa protección que sentía cada vez que estaba cerca del mayor.

El castaño trataba de reprimir sus lágrimas, saber que los días en que podría estar así con Derek estaban contados, le desgarraba el corazón.

-¡Stiles! ¡Kira!- gritó Scott llegando al lugar apresurado.

El Alfa estaba más ileso y más limpio. Le dió una mirada rápida a Stiles a ver si estaba bien.
Tardó unos segundos en reaccionar al verlo en los brazos de Derek, pero se apresuró a recoger a la chica Kitsune que seguía inconciente en el suelo.

-Te has tardado, Scott- le gruñó Derek sin soltar a Stiles, no le importaba si estaba Scott allí, no dejaría nunca que Stiles se perdiera de su vista para que nadie volviera a quitarselo.

-Te dije que no matariamos a nadie, Derek- le reclamó Scott mirando mal a Derek.

El Hale gruñó apretando más a Stiles contra su cuerpo.

-Me importa una mierda, esos tipos le hicieron esto a Stiles. No iba a dejarlos con vida- le gruñó enojado.

-Déjalo, Scott, estoy bien por si te interesa- susurró Stiles con la cara escondida en el cuello de Derek.

-Stiles, yo...- trató de decir el latino.

-Déjalo, Scott- negó el castaño- Llévame a casa, Derek- le susurró al moreno en una suplica.

El mayor asintió alzandolo fácilmente entre sus musculosos brazos.
En otra ocasión Stiles le hubiera reclamado de inmediato, pero ahora solo quería disfrutar de ese momento, llegar a casa y dormir por un día entero.

Escuchó a Scott llamarlo a lo lejos, pero ambos lo ignoraron.

-¡Stiles!- el grito aliviado de Malia fue lo que lo recibió cuando llegaron arriba.

Habían estado en el sótano de la antigua mansión Hale.
La chica coyote corrió hacia ellos tratando de tocarlo, pero Derek le gruñó haciendo que parara en seco.

Estaré contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora