Malas noticias.
Es casi imposible pensar que murió, ¿a causa de que? él se suponía que estaba bien, o eso es lo que me dijo Cristian, miro a Cristian desde la habitación.
— Por favor, no se lo digas a nadie, mañana tu universidad hará el comunicado y gracias a los padres del chico, quieren que no se hable más del tema.
— Sí señor.
— Ya te puedes ir — dice el capitán Coppola, saco el celular y veo la hora, son las 7:56 de la tarde, salgo de la oficina. Al primero que veo es a Remiel, él me ve y se da cuenta que estoy pálida, se levanta y trata de ayudarme, pero recuerda que no le permito a nadie tocarme.
— Vayamos al bar, ¿les parece? — siento como todos voltean a ver a Remiel y de paso a mi, cuando todos notan como estoy, aceptan, voy hacia Cristian.
— Oye, tu querido Owen está en la otra oficina — el mira hacia esta y se asoma un poco.
— Ah sí, vámonos — él se engancha a mi brazo y tira de él hasta la salida.
— Espera, creo que deje el celular en el sofá — veo como camina yendo a la oficina que estábamos anteriormente , lo veo y noto como tiene su celular en el bolsillo trasero del pantalón, «que nunca cambie» pienso.
— Vamos, lo esperamos allá — dice Rebeca agarrándome de gancho, pasan diez minutos de caminata hasta llegar al bar.
Cuando entramos todos nos vamos a la barra menos Remiel, que se encuentra hablando con una chica peli blanca, tengo el presentimiento que es un poco complicada de llevar, un carácter fuerte pero a la vez siento que es ingenua, hay maldad en ella, ella siente mi mirada, cuando voltea a verme veo rojo en sus ojos, como el color invade el café de su mirada, miró otra vez a la barra impresionada por el suceso, Rebeca me pide un French Kiss Martini para mi, no soy tanto de licores, pero después de esa noticia, lo necesito, después de dos tragos volteo a ver a Remiel, está besando a la chica.
— Seh son novios, no es por quitarte la oportunidad, pero llegaste dos años tarde jaja — el chistoso de Cristian llega y se sienta al lado.
— ¿Qué tomas?
— Oh es un French Kiss algo más, no se de licores, así que perdonaras jaja.
— No tranquila, dame un French Gimlet — pide, es una bebida blanca y espumosa con una rodaja de limón, a comparación del mio, es igual pero mi bebida es medio naranja.
— Voy a bailar, ¿vienes? — invito a Cristian pero el niega con la cabeza mientras toma de su copa.
Voy al centro de la pista y empiezo a bailar lentamente, mientras bailo siento como unas manos se pegan a mi cintura, me incomoda y las apartó, el no se despega de mi, no se quien es así que me volteo, es un rubio con ojos verdes, otro destello rojo esparce sus ojos, ya sintiéndome normalizada por las alucinaciones, me vuelvo a dar la vuelta, el se vuelve a pegar a mi, ya sintiéndome mas incomoda de lo que estaba, decido intentar ignorar el sentimiento por lo que sigo bailando, entre la multitud de gente que tengo enfrente alcanzo a ver al hombre que vi en la comisaría el me ve y se va, cuando decido seguirlo termino afuera del bar.
El rubio desconocido sale buscando a alguien, veo en su mirada que es a mi, el se acerca quedándome entre la pared y su pecho que está pegado al mío, me siento utilizada otra vez como en aquel momento de mi adolescencia que tanto quise olvidar, los recuerdos de esos momentos me atormentan, pido que me suelte pero este no lo hace, forcejeo para que se aparte y ni por mas que lo hago, él no se aparta, volteo a mirar a mi izquierda buscando ayuda y encuentro al hombre misterioso, el solo mira lo que el rubio hace, ya como si fuese normal detallo sus ojos, son rojos, un rojo supremamente intenso.
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Seres Afables©
Historical FictionNo conozco a las personas que asesinaron a mis padres, no se cual fue el motivo de su partida, mi único apoyo es mi tía Amaranta y se que al estudiar en la Universidad de mis padres, hará que obtenga respuestas o que simplemente me sienta mas cerca...