.ᨘ۫.ꪶ🍼Osito.

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¡Hola! Muchas gracias por gastar tu tiempo leyendo esto, pero antes de que empieces a leer, ¿has leído las advertencias? Si no lo has hecho, por favor, ve a hacerlo. No quiero que estés incómodx o que no sea lo que te esperabas y comiences a comentar cosas feas , pero si ya tienes claro de que va esto, ¡a leer!

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Fue el amargo ruido de la alarma la que despertó al cachorro acurrucado en la cama.

Harry solo hizo un puchero cuando apagó ese intenso sonido que lo único que hacía era alterarlo más. ¿Por qué las alarmas producían un ruido tan irritante? Lo único que hacía era resonar entre los oídos del pequeño omega y hacer eco en su cabeza decorada por hermosos rizos achocolatados.

Con pesar, se destapó un poco la carita sonrojada. Hacía frío afuera, era noviembre, y en Londres a estas fechas solo incrementaban las bajas temperaturas. Se sentó en la cama abrazando más fuerte su osito de peluche, llevándolo hasta su rostro y escondiendo en el suave pelaje su naricita.

Sonrió complacido. Su olor y el de su mamá estaba impregnado en aquella suavidad blanca que lo arropaba por las noches. El olor de su mamá era como su lugar seguro, su escondite calentito en el que puede hundirse entre cojines y mantas y saber con exactitud que nada le pasaría.

Unos suaves toques en la puerta lo hicieron saltar en su lugar. Encogido y apretando su agarre en el peluche, habló con voz pequeña y baja.

-Entra, mami.

Y así su madre entró por la blanca puerta de madera a la acogedora habitación de su bebé. Se acercó a su cama con una pequeña sonrisa.

-Buenos días, bebé omega.

Acarició con ternura y amor los rizos de su hijo. Harry solo se acurrucó ante el suave tacto de su mamá. Le hacía sentir amado y seguro.

Y aunque a ciertas personas les diera ternura el comportamiento de su cachorro, a Anne se le hundía el pecho en un mar de tristeza.

Su hijo era, en un pasado no muy lejano, un omega carismático y valiente. Cuando solo era un cachorro de 5 añitos, se atrevía a llamar la atención a los alfas que se metían con omegas, o incluso con otros alfas. La gente le echaba miradas de desprecio y extrañas. ¿Qué hacía un casi bebé encarando a otros alfas? Resulta que a ojos de otras personas, Harry realmente parecía un bebé.

Era pequeñito. Bajito y delgadito. Con unas regordetas mejillas decoradas de un suave color rosa que resaltaba en su lechosa piel, unos grandes ojos verdes que lo único que querían era explorar y perderse entre todos los misterios que escondían las calles. Porque para el pequeño omega, la vida era una aventura que disfrutar.

Pero eso cambió.

Ahora, ese valiente y energético omega quedó atrás junto con esas añoranzas que nunca se llegaron a cumplir. Seguía siendo pequeño y delgado a pesar de sus diecisiete años, con unos rizos pronunciados que escondían un poco su carita. Sus mofletes seguían siendo regordetes, suaves y portando un rojo adorable. Y sus ojos, esos luceros verdes cristalinos ocultaban tantas sensaciones y emociones. Tantas experiencias y recuerdos. Pero a la vez mostraban brillo y cariño.

Sí, Harry era un omega muy cariñoso, pero solo con las personas que le demostraban lo mismo. Y claro que ahora, en el regazo de su mamá con ella repartiendo tiernas caricias por su pequeña espalda, sus fanales solo derrochaban amor.

𖥻 ִ ۫ ּ   Baby omega ✦ [L.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora