.ᨘ۫.ꪶ🍼Osito polar.

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-18-

Los pálidos copos cargados de nieve, caían heladamente sobre los pavimentos de las calles, cincelando el verde pasto a la par del níveo color. Para la gran mayoría de las personas que habitaban aquel barrio en Londres, éste gélido clima les era totalmente ajenos a su situación.

Las temperaturas habían bajado de manera notable al paso del día, y lo más probable, era que, cuando la luna tratara de iluminar el espeso cielo gris con sus característicos destellos añiles; éstas, fueran aún más bajas. Y así fue.

El pequeño omega dormía plácidamente bajo las cálidas frazadas que le arropaban como una gran bienvenida a su escondite. Su nido emanaba tibieza, sin embargo, Louis no pudo estar ahí con él cuando el sueño y cansancio pudo con su cuerpo.

El, hasta el momento, pacifico sueño del omega se vio interrumpido por unos escalofríos que recorrieron cada parte expuesta de su lechosa piel. Aunque, aquella tarea podría decirse que se complicó, ya que antes de caer rendido en las imágenes pintadas por las cálidas manos de su sueño, Louis lo había envuelto en mantas y edredones, pues estaba al tanto de las temperaturas que la noche abrazaría.

Sin embargo, el frío era traicionero, y siempre buscaba un camino para dejar un gélido rastro a su paso. Y al parecer, se encontró con aquella pequeña porción de tibia piel para helar, cuyo dueño de la suave tez, se trataba de un pequeño y delicado omega, Harry.

Sus ojos se abrieron como si una sorpresa hubiera sido dejada frente suyo, y la verdad, no había rastro de mentira en la comparación, puesto que aquel intenso frío fue algo que sinceramente no esperaba.

Soltando un quejido, que fue casi inaudible porque su chupete se interponía en la tarea, se acurrucó en las mantas, algo que parecía imposible. Pero la brusca tormenta de nieve había traído consigo un vigoroso viento que hacía fuerza contra los pulcros cristales que componían las ventanas, queriendo arrasar cada centímetro hecho por manos humanas.

Harry dejó salir un pequeño chillido causado por el miedo que abrazó su corazón en el momento que, dicho vendaval, azotó la vidriera.

—B-Boo. — murmuró entrecortadamente. No se había dado cuenta hasta ahora, su alfa no lo abrazaba como solía hacerlo todas las noches.

Entonces, sumergido en los tantos pensamientos que solo trataban de destruir todo lo que alguna vez anheló, y producto de su ansiedad e inseguridad, su labio tembló.

Su posición fetal en el mullido colchón del nido ayudó, en gran parte, a mantener aquel calor que irradiaba su cuerpo y se pegaba a las mantas que con tanto cariño lo envolvían. Blue, su osito, estaba apretado con toda la fuerza que sus bracitos podían albergar en su pecho.

—¿B-B-Boo? — volvió a llamar. Aunque su hilo de voz fue roto por el sonido del viento chocando contra el cristal, con lo cual, no llegó a oídos del alfa que dormitaba a su lado.

No se atrevía a mover su cuerpo, ni siquiera a girar su cabecita a un lado para posarla sobre los reconfortantes brazos del alfa. ¿Y si ese vil viento se lo lleva del nido?

¿Y si lo aleja de su Boo?

Eso no podía ocurrir, y el omega estaba al tanto de ello.

—Boo, p-por favor. — su chupete cayó de sus labios, lo que causó que el primer sollozo estrangulado en su garganta fuera liberado para llegar a oídos de Louis.

𖥻 ִ ۫ ּ   Baby omega ✦ [L.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora