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Capítulo Siete: Meses de dolor.

Los meses pasaron con rapidez.

Ya era el décimo mes de Lan Zhan en aquel hospital.

Durante ese tiempo, su estado había empeorado en su totalidad.

Su cuerpo se encontraba casi en los huesos, sus ojeras habían aumentado, su piel era demasiado pálida y ya no tenía fuerzas para escribir o mover el cuerpo.

Aunque no sólo su físico había empeorado, su estado anímico y mental también.

Había empezado a tener alucinaciones, demencia y ataques de pánico.

Sus doctores le habían explicado el día que lo hospitalizaron que los principales síntomas serian: pérdida de peso, pérdida de movimiento, demencia, ataques de pánico, alusinaciones, temperatura corporal baja o muy alta e insomnio, los cuales poco a poco acababan con su vida.

La puerta de la habitación fue tocada, entró un sonriente Wei Ying.

—Buenas días, amor—Le saludó entrando a la habitación—¿Cómo te sientes?

—Me...siento....como....de....costumbre—Habló con dificultad. Sus labios y gargantas estaban muy secos.

Wei Wuxian de inmediato le sirvió un poco de agua y se la dio.

Lan WangJi tomó poco a poco del agua, sintió como su garganta estaba mucho mejor después de tomarla.

—Gra...cias—Esbozó lento. De repente sus ojos se abrieron en grande—Eso...dile...que se... vaya...no lo...quiero....aquí.

—¿A qué te refieres, cielo? No hay nadie más que nosotros—Wei Ying acarició el cabello de Lan Zhan—Tranquilo, no es real—Sintió una punzada en su corazón.

—Con permiso—Un enfermero entró—Necesito revisar los signos vitales de nuestro paciente.

—Claro, adelante—Wei Wuxian se movió al otro lado de la cama y tomó la mano de su novio—Sólo será un momento, cielo, no temas.

Lan WangJi le había estado teniendo inexplicables miedo al personal médico desde hace tres meses. Temblaba, les gritaba, los insultaba, a veces los amenazaba, aunque claro, no podia hacerles nada por su estado.

Pero al tener a Wei Ying a su lado lo hacía olvidar aquellas molestias físicas que no le permitían vivir en tranquilidad sus últimas semanas de vida.

Lan Zhan dependía ahora de un fino hilo. Su vida podría ser cortada en cualquier momento sin notarlo.

El enfermero le hizo una revisión completa y se fue con rapidez.

—Abre tus ojos, ya se fue—Wei Wuxian acarició su rostro y esté abrió los ojos.

—Wei...Ying....—El nombrado se acercó para escuchar mejor lo que quería decirle—Por...favor..deja....de...venir....no....tiene....sentido

Eso rompió su corazón.

—Lan Zhan, si quieres por hoy me ire...pero ten por seguro que volveré todos los días a visitarte, por que....—Lan WangJi nunca admtiria que le dolía alejar a su novio, pero sabía con lo poco que le quedaba de cordura que eso solo lo dañaría aún más—Te amo—Wei Ying se fue, dejándolo nuevamente solo en aquella habitación fría.

No Merecemos Un final Feliz. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora