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Capítulo Diez: Promesa, muerte pacífica y suicidio.

Lan WangJi cada vez tenía menos fuerza.

Su cuerpo dejaba de responderle.

No tenía energía ni para respirar por si mismo, lo habían conectado a una máquina de respiración artificial.

Como de costumbre Wei Wuxian abrió la puerta de su habitación con una sonrisa en su rostro.

—Buenos días, cariño—Se acercó a su cama y besó su frente con delicadeza—Hoy te traje un cuento de hadas.

Lan Zhan asintió despacio.

—¿Sabes, cielo?—Wei Ying acercó una silla a la cama—Me gustaría hacer una promesa contigo.

El chico de dorados orbes giró levemente su cabeza dándole a entender a Wei Wuxian que lo escuchaba.

—Ya que en esta vida...no pudimos estar juntos—Su corazón dolió ante ello, sus infinitas ganas de llorar volvieron—Me gustaría hacer una promesa de suma importancia—Tomó la esquelética y fría mano de su novio—No sé si existe la reencarnación o la vida después de la muerte, pero prometo que te buscaré...prometo que estaré contigo en nuestra siguiente vida...yo te buscaré, te haré feliz, viviremos juntos, podremos formar una familia...—De sus ojos empezaron a correr lágrimas.

Lan WangJi apretó su mano ligeramente.

—Wei....Ying....si—Respondió con dificultad.

—¿Estás conmigo en nuestra siguiente vida?—La verdad estaba sorprendido.

—....Si....—Wei Wuxian tenía asombrado tallado en su cara.

Hace días que su novio no le había dirigido la palabra, eso fue realmente hermoso para él.

—Lan Zhan, te amo—Wei Ying apretó su mano y la besó—Eres lo mejor, te amo—Limpió sus lágrimas y le sonrió.

—Permiso—Una enfermera entró a la habitación—Buenos días, vengo a revisar al paciente.

—Buenos días, adelanté—Wei Wuxian se levantó. Su celular sonó—Volveré en un rato, no te portes mal, cielo—Contestó el celular y salió de la habitación.

—¿Aló? ¿Hermana?—Habló cerrando la habitación detrás de si.

—A-Xian, ¿Puedes venir?—Murmuró Jiang Yanli desde el otro lado de la línea.

—¿Dónde estás, hermana?—Preguntó preocupado.

—Estoy en la sala de maternidad—Respondió ella con la voz un poco afligida.

—Entendido, iré en seguida—Cortó la llamada.

Guardó su celular y fue hasta el ascensor.

[...]

Wei Ying llegó a la sala de maternidad.

Fue a la recepción y preguntó el número de habitación de Jiang Yanli.

—Habitación 321—Respondió la recepcionista.

—Gracias—Corrió hacia la habitación indicada con miedo.

Tocó la puerta y entró sin que le dieran el permiso correspondiente para hacerlo.

—¡Hermana! ¿Qué sucede?—Wei Wuxian quedó en shock al ver que su familia entera estaba ahí, todos con una atmósfera de cariño.

—Ah, Wei Ying—Yu Ziyuan le tomó el brazo y lo empujó hacia delante—Por fin llegaste.

—¿Qué está sucediendo?—Preguntó aún en shock

No Merecemos Un final Feliz. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora