Capítulo Catorce | F I N A L |

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Todos estaban atentos a la reacción de Hyperion ante la voz angustiada de su compañera. Pero el macho solo se limitó a mirar la computadora, y abrazar a su hijo dormido.

Escucharon la grabación tres veces, tratando de concentrarse en el sonido exterior para poder identificar algún sonido. Tenían las coordenadas que daba la llamada, pero no confiaban en que fueran completamente confiables.

―Tenemos que salir de inmediato. ―Fury le susurró a Justice, mientras miraba a Hyperion que tenía su mirada fija en el computador.

Justice se alejó con Fury, Slade, Hunter y Darkness a la puerta de la sala para hablar. Gina empezó a llorar desde que escuchó la voz de su prima, por lo que Sugar la sostuvo cuando sus pies perdieron la fuerza. Mientras el felino la sostenía y la consolaba, Hyperion se acercó a ellos. Cuando lo miraron, miró a su hijo y lo despegó delicadamente de su pecho para ofrecérselo a la humana.

La pareja lo miraron sorprendidos, al ver que después de tanto tiempo, desde que habían rescatado a su hijo junto con Jane, no se había despegado de él ni un momento; pero ahora se los ofrecía. Gina lo recibió casi que de inmediato, acunándolo y envolviéndolo en sus brazos para llevarlo a su pecho.

―Hyperion, ¿por qué... ―no terminó la frase porque el macho se alejó de ellos para acercarse a los tres hombres reunidos en la puerta y hablando bajo.

Pararon de hablar y lo miraron. Los cinco sabían el por qué se había acercado a ellos. Todos miraron a Justice.

―Hyperion, no creo que sea buena idea que vayas a la operación.

El primate sólo lo miró y se podía ver la determinación que tenía en sus ojos.

―Hyperion, ―Fue el turno de Hunter― estas operaciones son complicadas. No conoces muy bien como son. Además, tu hijo te necesita.

Los demás machos se quedaron callados.

―Ir. ―pasó la mirada por cada uno de los machos―. Ir por compañera. Traerla a mi hijo.

Con esas simples palabras todos sabían que no se echaría para atrás. Él también quería ser partícipe del rescate de su compañera.

~*~

El primate se sentía completamente incomodo con toda la ropa que tenía puesta, porque apenas se estaba acostumbrando a las camisetas y los pantalones holgados. Ahora tenía botas, pantalones de camuflaje, camiseta, chaleco, gorra, cinturón y guantes, se sentía completamente envuelto.

Miró por última vez a su hijo y le apartó un mechón de cabello, para alejarse mientras escuchaba como resoplaba. Gina le hablaba y lo mecía, pero se veía claramente que no estaba contento con despegarse de su padre. Hyperion se obligó a no escuchar las quejas de su hijo y caminar sin detenerse al helicóptero. Le había prometido a su hijo que le devolvería a su madre, y eso era lo que iba hacer.

~*~

Anahí se sentía en trance, no sentía la mayoría de su cuerpo y sus sentidos estaban alterados. Lo poco que podía ver eran figuras borrosas, pero aun así pudo identificar al hombre que tenía al frente, el que estaba en la mayoría de carteles de las ciudades y que le había dado el golpe en su cabeza afectando su oído: Jayden Wilsons.

―¡No puedo creer que seas tan imbécil e inservible para dejarle un teléfono a esta perra! ―Wilsons le gritó al hombre.

Este se veía un poco avergonzado frente al exsenador. No respondió y siguió mirando al suelo mientras el hombre mayor seguía ladrando.

―Me recomendaron tus servicios por ser unos de los mejores, pero creo que se equivocaron. Un mono con una pistola ya la habría hecho hablar. ―El hombre le tocó el puente de la nariz―. ¿A quién llamó?

Hyperion. Nuevas Especies #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora