Epílogo

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Tres años después...


―Me sigue sorprendiendo como Máximum se parece a Hyperion, en unos años parecerán hermanos en vez de padre e hijo. ―Gina habló mientras comía una dona.

―Y creo que Ámbar también será la misma copia de su papá. ―dijo Anahí mientras le apartaba el cabello de la cara a su segundo hijo.

Éste estaba dormido en su cochecito, mientras se chupaba su dedo.

―Es lindo que sean una copia de sus papás, pero también me gustaría que se parecieran a nosotras, es como si solo hubiéramos prestado el vientre. ―Gina le pasó una dona, con un poco de dificultad por su gran vientre―. Pero tengo esperanza que Hope tenga algo mío. ―dijo mientras se sobaba el gran vientre.

―Yo no me hago grandes esperanzas, deberías aprender de mí. Ya gané mucho con que Destiny vaya a ser mujer y no hombre, por fin no estaré solo en esa cada de tres machos. ―Anahí hablaba sonriendo mientras, igual que Gina, acariciaba su gran vientre.

Las dos estaban embarazadas casi que con el mismo tiempo.

Hyperion había cumplido la promesa de mantenerla en su casa, no dejándola ni un instante y siempre estando con ella. Por eso cuando quedó embarazada solo tres meses después de su rescate, no fue raro para nadie. Sí había tratado de esperar un tiempo para quedar encinta de nuevo, pero Hyperion la había persuadido tanto, que estaba nuevamente en embarazo, porque su objetivo era, como mínimo, tener cuatro crias.

―Espero que terminen estos juegos pronto, tengo mucho sueño porque Sugar no me dejó dormir mucho anoche. ―Gina bostezo―. Se supone que los atletas no deben tener relaciones sexuales antes de alguna competencia.

―Pero te olvidas que ellos son Especies, su estado físico es más envidiable que el de un atleta profesional. ―Anahí acepto un refresco que una hembra Especie le había traído, porque se tenía prohibido que un macho soltero se acercara a una compañera y menos si estaba embarazada, porque sus compañeros se ponían más territoriales.

―Bueno, espero que Sugar y Opalo estén lo suficientes agotados para que me dejen dormir. ―Gina bostezo por quinta vez.

―Yo también quiero lo mismo, y que también Hyperion gane una medalla, se la estuvo prometiendo a Emme. Aunque le dije que no había problema alguno, es la segunda vez que hacen este tipo de Olimpiadas, pueden seguir participando.

―Pero sabes que son muy competitivos. Además, quieren debutar en los juegos de padres e hijos. ―Gina miró detrás de Anahí―. Ah, ahí vienen.

Anahí se volteó y abrió los ojos al ver que Hyperion no tenía una sino cinco medallas en su cuello, además de otra que Emme tenía colgada. Sugar no se quedaba atrás, tenía tres en su cuello y otras dos las tenía Opalo.

―No sé tú, pero la gran sonrisa de Hyperion y Sugar nos dice que no nos dejaran dormir hoy. ―susurró Anahí.

―Bueno, fue un gusto ser tu prima, si no aparezco en dos días es que morí de tanto sexo. ―dijo Gina.

―No creo que debas de decirme eso a mí, porque sufriré el mismo destino. ―Anahí le dijo alzando una ceja.

Gina y Anahí se rieron al unísono, aunque se quejaban, recibían con gusto los mimos y sexo que sus compañeros le daban.


Fin.





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Hola, buen día. Espero que estén muy bien.

El final ha llegado. Muchas gracias por la espera, sé lo que se siente querer leer y que la autora no actualice. Pero finalmente terminé y fue gracias a ustedes, el final de la trilogía. 

Espero que estén muy bien hoy y siempre. Mucho amor, fuerza y abrazos para los que me lee, me leyeron y me leerán.

Nos leeremos en otra ocasión. 

Hyperion. Nuevas Especies #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora