The Moon

El destino de la luna.

_ Se acerca... a dado inició su destino. Es tan joven.  _ se lamentaba Lord Yue.

_ Señor? _ Pregunto el joven asistente. _¿Puedo ayudarlo en algo?

_ No, no te preocupes._ le respondió el anciano. Levanto la vista, dejo unos papeles a un costado de su escritorio. _ ¿Esta todo listo para la reunión de esta tarde? _ pregunto con voz ronca, el joven asintió con la cabeza.

En el lago, tomando un descando de su entrenamiento estaba Aika. Disfrutando de la paz que le transmitía el sonido del agua y la brisa calida del otoño. Estaba segura de que en cualquier momento le ordenarían realizar alguna misión, y además escapaba de su madre; quien se estaba ocupando de realizar la fiesta de casamiento y a ella no le interesaba tanto esos detalles, sólo quería casarse con su amado.

_ Así que aquí te escondes. _ le dijo Shun al verla, ella le sonrió con ternura y él devolviéndole el gesto se sentó a su lado. _ Estoy exhausto, pero es un placer entrenar a los chicos... tu madre te buscaba para no sé que cosa de unas telas.

_ No me lo recuerdes, nosotros queriendo algo sencillo  y vuestras madres exagerando. Debo ir a la practica de arco con los de curso medio.... _ dijo Aika y se quedo mirando el lago pensativa. Luego miró a su compañero, lo beso y se levanto suavemente, respiró profundo y se despidió de Shun.

Aika paso por la Hermandad a buscar sus cosas y se dirigió al bosque a esperar a sus alumnos. Sentada sobre una roca y mirando las copas de los árboles espero unos minutos hasta que llegaron tres jóvenes, dos chicos y una chica. Ellos eran los estudiantes de Aika, ellas les enseñaba a usar el arco y la espada y los ataques cuerpo a cuerpo. Al verlos los miró seria, y haciéndoles una seña con la mano les ordeno que la siguieran

Primero se dirigieron a la caballeriza, Aika tomo su caballo y los jóvenes tomaron los que están destinados al uso de los estudiantes. De allí se dirigieron a las montañas, lugar donde a la joven cazadora le gustaba entrenar, dado a que las montañas y el suelo rocoso le daban cierta dificultad al entrenamiento y podía mejorar sus habilidades. En un sector entre las montañas, había colgados varios círculos de tiro al blanco, en distintos lugares y posiciones, Aika les indico a cada joven donde quería que dieran con la flecha, mientras ellos lo hacían; ella los observaba con mucha atención. Los hicieron durante un tiempo, luego les ordenó detenerse y se levantó, tomo su arco y empezó a lanzar sus flechas, Aika tenía una habilidad sorprenderte, tardo segundos en dar en cada tiro y lo daba donde decía que iba hacerlo, en el centro, a un costado u al otro. Al terminar, les dio otra orden, pero esta vez, con su magia creo algunas mariposas que volaban de un lado al otro, ahora sus blancos estaban en movimiento y ellos debían acertar. Finalmente, después de ver a los jóvenes acertar y fallar, volvió a tomar su arco.

_ Marco tienes buena puntería, pero te distraes con facilidad, debes concentrarte y estar atento. _ le decía Aika mientras sostenía firme su arco y flecha y apuntaba a una mariposa, en un segundo soltó la flecha y dio en el blanco. Colocando una nueva flecha continuo. _ Antonio si miras mucho a tu compañera es normal que no des en el blanco y además desconcentras a Fler. _ Disparo y acertó. _ Recuerden que ante un enemigo deben estar alertas, atentos a todo su alrededor y en especial a su contrincante o sus contrincantes, el mínimo error les puede costar la vida, en un segundo pueden morir. Una vez más, desde el comienzo chicos.

Continuaron un tiempo más con el entrenamiento, hasta que Aika vio pasar unas mariposas naranjas pasar por encima de las montañas, esas eran las que usaba su padre. De inmediato, la joven ordeno juntar  las cosas y volver a la hermandad. Aika monto su caballo y salió de las montañas, se dirigió a toda prisa a su casa. Al llegar entro con prisa, pero solo encontró a su madre en la cocina.