Una mariposa, un lobo y...

5 0 0
                                    

Ya había pasado un mes, desde que Aika salió del pueblo de Galander; en busca de venganza. Lord Yue no ordeno buscarla, debía aceptar la decisión de su nieta y a al mismo tiempo el destino que le había tocado afrontar a la joven. Por su parte Eliot, trataba de seguir sus pasos usando sus mariposas para saber si estaba bien, pero no siempre se le hacía fácil dar con su hija, ya que sabía implementar trampas para las mariposas. La Hermandad seguía buscando a los vampiros del ataque fatal y si conseguían algún dato útil; trataban de que llegara a los oídos de la joven cazadora.

Aika ya había ingresado en el gran reino de Red Moon, un reino conocido por ser el lugar favorito de magos malignos, delincuentes y asesinos a sueldo. Era un lugar muy peligroso y debía estar atenta y sospechar de cualquier persona o elfo que viviera allí o este de paso. Decidió no quedarse en ningún pueblo y pasar las noches en las montañas o bosques, lugares que se hacían menos peligrosos para ella. La primera noche se instaló en el bosque que rodeaba el pueblo de Dark, amarro su caballo a un árbol, preparo una fogata y calentó algo de carne, de un animal que había atrapado un rato antes, para no ser detectada por ladrones o asesinos, realizo un conjuro con sus mariposas y creo un campo de protección, sabia que sin embargo podía ser descubierta por un mago o hechicero; así que creo trampas comunes alrededor de su campo, para poder reaccionar ante cualquier intento de ataque. Al terminar de cenar, se recostó contra un árbol y se tapo con una manta y se quedo dormida. Se despertó antes del amanecer, recogió sus cosas y comenzó una vez más con su camino. Cerca del medio día llego al puedo de Nuden, decidió buscar un lugar donde comer algo y encontró un pequeña posada en el centro del pueblo. Estaba por entrar cuando recordó hacer algo importante:

_ Casi me olvido. _ dijo y soltó una mariposa gris. _ No tardaré mucho y te traeré algo rico para ti también. _ le dijo a su caballo y entro en la posada.

Cuando entro, noto que había muchos hombres, no tardo en darse cuenta quienes eran hechiceros y quienes ladrones o asesinos. Aunque era una mujer, Aika tenía una mirada muy fría y oscura, y a pesar de su contextura física, su postura mostraba gran fuerza y no se dejaba intimidar por nadie. Tomo asiento y en pocos segundos una joven se le acercó y le pregunto que deseaba, en cuanto tomo la orden, la joven desapareció detrás del mostrador. Cuando la joven regreso con la orden, Aika le pidió algo de fruta para darle luego a su caballo. Al terminar de almorzar, Aika salió de la posada y tomo a su caballo por las riendas y comenzó a caminar y de a poco le iba dando manzanas al animal. Antes de dejar el pueblo, paso por una tienda medicinal, le hacían falta sus vitaminas.

Al ingresar en el bosque noto algo extraño, miro a su alrededor y no podía detectar que era, entonces soltó a sus mariposas y permaneció unos minutos en silenció aguardando. Estaba de pie junto a su caballo, estaba alerta con su mano derecha tocaba la funda de la espada. Entonces una de sus mariposas la alerto, desenfundo la espada y al mismo tiempo tres hombres saltaron sobre ella, sin pestañar hirió a uno en un brazo, a otra en las piernas y al tercero le apunto con la espada en el cuello.

_ Quien eres?_ preguntó.

_ Más bien quien eres tu maldita.

_ No son más que unos insignificantes ladrones de caminos. _ dijo Aika y los observo. _ Ustedes estaban en la posada... seguramente creyeron que era una simple mujer pasando por aquí, no? Lástima que no fue así, soy una cazadora de elite, y ustedes unos simples idiotas. Esta vez los dejaré ir, pero la próxima no tendré piedad y les arrancaré los brazos para que no vuelvan a robar.

Aika subió a su caballo y partió, estaba decepcionada, creía que había encontrado algún escondite de vampiros en ese bosque y eran unos simples ladrones.

Dos días más tarde, la joven llegó al último pueblo del reino: Raknor. Era un reino tranquilo, sumamente diferente al resto de los otros pueblos de Red Moon, las personas de allí eran muy trabajadoras, cultivaban y era un lugar que recibía muchas visitas por poseer una lago hechizado, que según decían que si se era buena persona; el agua curaba cualquier herida o hasta enfermedad, pero si era una mala persona; entonces la desgracia acompañaría su vida por siempre. Aika decidió quedarse un día, para descansar su cuerpo de tanto viaje y darle los cuidados necesarios a su compañero de viaje. Se instaló en un hostel y consulto por una caballeriza de confianza donde pueda dejar a su caballo. Se dio un baño y luego salió con Fler a buscar la caballeriza, necesitaba que le cambiaran sus herraduras. Mientras esperaba que terminaran con su compañero, dio un paseo por el pueblo. Se quedo parada, leyendo el cartel sobre el lago.

The MoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora