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La guerra había terminado saliendo vencedores las Fuerzas Aliadas Shinobis.
Naruto había estado a punto de morir al igual qué Sasuke, pero al ser las reencarnaciones de Madara y Hashirama, Rikudō Sennin había echo de las suyas al revivir a los dos géneros masculino del equipo 7.
Por lo mismo, los nuevos poderes de Sasuke y Naruto, el rinnegan y el modo sabio de los 6 caminos, había logrado terminar la guerra y en lo que conllevaba ganarla.
Lamentablemente no por terminarla las cosas habrían salido mejor.
Sasuke y Naruto se habían enfrentado por última vez, en el mismo lugar que lo habían echo cuando el Uchiha había desertado la aldea, en el valle del Fin.
En esta ocasión, Sasuke sucumbió ante Naruto pero no sin antes ambos terminar con un brazo menos.
Ante esto, Kakashi y Sakura habían llegado a ayudar y en este caso, Sakura detuvo el sangrado de ambos brazos.
Luego de volver a Konohagakure, Sasuke fue llevado a una prisión, manteniéndolo con vendad en sus ojos para obstruir los dojutsus que ahora poseía.
Sasuke no podía conciliar el sueño, sentía que algo le faltaba, mejor dicho le faltaba muchas cosas, pero el creía saber qué era lo que más extrañaba.
Claro, recientemente el único lazo que había decidido conservar, lo había abandonado.
No. El la había abandonado a ella.
En medio de la oscuridad, con frío y sin sueño alguno, la culpabilidad comenzó a caer en sus hombros.
Sabía qué había cometido muchos errores, uno tras otro. Pero ella, había sido la única que lo aceptaba con sus errores y defectos.
