Christian POV
—Oye, prima ¿me dejas el protector solar?
—Si, claro, cogelo.
Agarro la crema para después echarme un poco en la palma de la mano, la esparzo por todo mi abdomen y brazos. Odio el sol, no me apetece quemarme durante una larga temporada.
Una vez bien esparcido le paso el protector solar a mi novia.
—Toma, cariño.
—Ayudame, anda ,—ordena devolviéndome de nuevo el bote —Empieza por la espalda.
Por no llevarle la contraria, a regañadientes comienzo a juntar la crema por toda su amplia espalda. Intento no caer en la tentación de sobrepasar los límites, debo recordar que estamos en la playa con muchísima gente y no solos como en casa donde podemos hacer miles de cosas en privado, entre una de ellas tener sexo. Controlo mis manos para que solo toquen su suave espalda y ninguna parte más, menos mal que todavía me queda algo de autocontrol sobre mí mismo porque es difícil no resistirse a este cuerpo, y más si lleva este diminuto bikini de dos piezas que solo me apetece arrancarselo de una, esto me provoca, me mata no poder hacerlo pero me resigno a juntarle la crema. Al terminar escucho como empieza a gruñir quejándose.
—Desabrocha la parte trasera de mi bikini.
—No voy a hacer eso ,—le dejo en claro mis intenciones.
—Asi no me juntas bien la pomada.
—¡He dicho que no!
—Okay, sino lo haces tu, se lo pido a otro ,—se aparta bruscamente y coge el bote de mis manos.
Está más que claro que no le voy a consentir que otro que no sea yo haga esto.
Me molesta, y mucho.
No soy celoso, ni mucho menos. Soy un hombre que no le importaba los sentimientos de las mujeres con las que estaba, solo iba de vagina en vagina hasta hoy. Empezé a salir con una mandona solo por puro sexo pero que poco a poco se ganó mi corazón como ninguna lo ha conseguido o mejor dicho, no se lo he abierto a nadie, no quería eso, no me gusta las tonterías del amor ni esas películas de amor verdadero que nos hacen creer. Y mirame ahora.
La mocosa mandona me mira de muy mala forma con ganas de ahogarme en el mar y me parece que no me va a quedar más remedio que hacer lo que ella quiere.
—Espera... ¡lo haré!
Sonríe como una cría consiguiendo lo que quiere. Aguantando mis remordimientos desato la fina cuerda que sujeta la parte de atrás de su bañador. Le aplico y junto bastante crema. Al terminar de hacer mi trabajo, vuelve a gruñir. ¿Que he hecho ahora?
Miro al cielo quejándome internamente por tener una novia tan complicada.
—No quites tus manos, si quieres que te perdone debes darme un buen masaje.
—¿Acaso estas enfadada conmigo? ,—pregunto confuso. ¿Cómo va a estar enojada si no he dicho o hecho nada malo? No que yo recuerde. La trato como una reina, es imposible que lo esté.
—Si que lo estoy, pero nunca te das cuenta de nada ,—dice exagerando, mientras levanta los brazos dramatizando la situación para después cruzarse de brazos haciendo un notorio puchero. Verla así solo me causa ternura. Intento abrazarla pero no sé deja.
—¿Estás de broma, no? ,—niega rápidamente en un rotundo "no" —No puedes enojarte conmigo y menos si no he hecho nada.
—¿Que dijistes...?, ¿Que no has hecho nada? ,—dice incrédula mientras se gira para mirarme —¡La conversación de antes lo dice todo! ,—me grita, apartándose unos centímetros de mi. Más de lo que estaba. Olvidaba que es una chica de temer con un fuerte carácter. Pero por eso me gusta, tiene todas las agallas del mundo, puede enfrentar todo sin la ayuda de nadie. La chica perfecta ante mis ojos.
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Romance en la oficina
RomantizmHailee Price es una chica muy hermosa, simpática, impulsiva, segura de sí misma -aparentemente-, y sobre todo muy curiosa. Ha finalizado sus estudios en una de las de las universidades de New York para comenzar unas prácticas de administración en un...