+O25.

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Junkyu dando saltitos seguía a Jeongwoo. Por fin era martes cerca de las siete de la noche, ahora ya llegaba a su hogar. Haruto tenía que venir por él pero por cuestiones curiosas Jeongwoo sugirió llevarlo.

¿Le estaban ocultando algo?

Sospechaba.

La última llamada con su dueño, que fue justo ayer en la noche se notaba nervioso y hasta lo oyó tartamudear. Por si no fuera suficiente, esta mañana Jeongwoo salió temprano y regreso con Song MinHo, su mayor domo, ellos se llevaban una caja grande a la habitación del Universitario.

Nunca pensaría que eso tendría que ver con Haruto si no fuera porque en una oportunidad encontró su móvil en la mesa de la cocina, en la bandeja de notificaciones el nombre de quién ya conoce le preguntaba si MinHo no había tenido problemas con la compra.

No pregunto nada hasta el momento pero ahora que llegaba se lo cuestionaria a Haruto, no le importaba si eso era invadir su privacidad él tenía que saberlo.

Luego de usar el ascensor, Jeongwoo tocó el timbre.

── ¿Por qué tocas, olvidaste las llaves?

El de cabellos cafes hizo un gesto de lamento.

── Perdóname Junkyu, tengo la cabeza perdida, lo olvidé. ─ Se cubrió la cara con una mano a lo que el felino reaccióno rápido.

── No importa, intentemos con el código. ─ Lo hizo a un lado poniendo unos números pero extrañamente fue incorrecto. Jeongwoo celebró ante eso por detrás de él. ─ Creo que confundí un número. ─ Por segunda vez fue rechazado. ─ Haruto cambió la contraseña, quién se cree que es.

── Que... Terrible, bueno, estos días fueron muy bonitos a tu lado Junkyu, me gustó convivir contigo, nos vemos el día que Haruto decida visitarme, adiós. ─ Le mando un beso volador corriendo lejos del gatito.

── ¿Cómo? ¡Jeongwoo, espera espera! ─ No le funcionó. Se quedó ahí atónito viendo como el moreno esperaba que el ascensor se abriera y siguiente entrará en ella como si estuviera siendo perseguido por un asesino serial.

── Pero que le sucede.

Se concentro más en recordar los números, lo intento por tercera vez y esta nuevamente le fue denegada. Entonces no le quedó más opción que usar la palma para golpear la puerta.

── ¡Ruto, habré la puerta!~

Posiblemente así llamé la atención de los vecinos, no una bonita sino al contrario, aquí todos eran unos cascarrabias.

── ¡Haruto! ─ Gritó más fuerte que la anterior, también más molesto.

Cuando acudía a la ayuda de su mochila para golpear la madera con eso, de repente la puerta se abrió por si sola, dejando salir una luz amarilla y tenue esa misma que impacto con su rostro.


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𝐌𝐘 𝐊𝐈𝐓𝐓𝐄𝐍 ෆ 𝗵𝗮𝗿𝘂𝗸𝘆𝘂 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora