Amy

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Estaba muy nerviosa por lo que habíamos descubierto Ilargi y yo.

Le contamos todo a Lilian, lo que habíamos encontrado, ella estuvo unos cuantos minutos pensativa.

Lilian e Ilargi estaban sentadas junto a unos cuantos libros hablando de lo que había pasado, pero yo no podía escuchar más, la cabeza me iba explotar, el director, esto, lo otro...

Al final me levanté de mi cómoda silla al lado de Ilargi y Lilian y les dije:

- Chicas, no puedo soportar más esto me va ha explotar la cabeza, me voy al club de mates para relajarme, en la hora del almuerzo nos vemos. ¡Adiós!

- Oh, vale ¡Adiós!


Me dirigí al club de mates y por mi horror el director estaba mirando cómo los estudiantes aprendían mates. Yo asustada, me fui rápido al jardín y me tumbé en la fina hierba, debajo de un sauce para relajarme mientras la brisa movía mi cabello enredado.

Saqué mi móvil y me puse a oír música mientras leía mi libro favorito, un libro de misterio de cuatro chicas y un perro.

Pasaron dos horas volando y me dirigí a la biblioteca para ir con Ilargi y Lilian a comer el almuerzo, pero no estaban allí. Me pareció raro, pero me fui sola al almuerzo.

Llegue al auto servicio, es decir, donde tu cojas la comida que tu quieres.

Esperé la cola larguísima que había para coger el almuerzo, al fin me tocó a mí, cogí un zumo de naranja que tenía muy buena pinta y una manzana roja.

Mientras intentaba mirar en qué mesa estaban Ilargi y Lilian, no las vi y entonces empecé a dirigirme a una mesa vacía para esperarlas. Al sentarme no pude esperar a tomar un trago del delicioso zumo de naranja. Cuando el zumo tocó mis labios, me derrumbé al suelo y mientras me caía oí unos gritos que parecían familiares, eran de Ilargi y Lilian:

- Amy ¡NO!


Una extraña casualidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora