— ¡Date prisa Grace! ¡El taxi está esperando!
— Voy mamá, espera por favor. —sé que debo irme pero no quiero despedirme de Dylan, lo voy a extrañar mucho— debo irme, Dylan
— Lo sé, cocholatito... —me mira forzando una sonrisa para no caer en la tristeza y ponernos a llorar los dos— venga, ve anda, que te espera tu madre. Te voy a echar mucho de menos pequeña.
— Yo también... Pero tengo una pequeña solución —me mira confundido y saco de mi bolsillo una caja azul de terciopelo.
— ¿Qué es esto?
— Ábrelo, estúpido.
Me fulmina con la mirada y abre la cajita, en cuanto ve lo que es me lanzo a sus brazos y no puedo aguantar mis lágrimas. Es un colgante, pero no uno cualquiera sino uno con un corazón y un chocolate grabado que me recordó a la pulsera que me regaló él.
— Me encanta —tiene los ojos llenos de lágrimas y río mientras mis lágrimas siguen cayendo por mis mejillas.
— Ahora me acordaré de ti cada vez que vea mi pulsera y tú de mí cada vez que veas tu colgante.
Le miro aún con una sonrisa en mi cara mientras él limpia con su mano mis lágrimas. Le vuelvo a abrazar, realmente no me quiero ir lo necesito conmigo, siempre he estado con él y no quiero separarme ahora.
— ¡Grace, por favor! —mamá vuelve a insistir pero yo sigo llorando sin soltar a Dylan hasta que este me separa.
— Debes ir.
— No quiero irme, Dylan. No quiero separarme de ti —veo como caen sus lágrimas y bajo la cara mirando al suelo. — Realmente no puedo irme.— Dylan coje mi cara y me obliga a mirarlo.
— Te quiero ¿vale? Nos volveremos a ver. Nuestra amistad no acaba aquí. —asiento mientras sus manos siguen limpiando mis lágrimas.
— Yo también te quiero muchísimo. Volveré pronto. —Con todas mis fuerzas me separo de él y me alejo. — Adiós, Dylan. — él sigue parado en mi puerta y yo estoy luchando con todo mi ser para llegar al taxi.
— ¡Grace! —me giro de golpe para mirarlo— Nunca me digas adiós. —lo miro mientras mis lágrimas vuelven a nublar mi vista.— Y, por favor, no vuelvas a mirar hacia atrás, siempre mira hacia delante—asiento y llorando aún más fuerte me doy la vuelta y me dirijo corriendo al taxi sin mirar atrás en ningún momento.
El coche arranca, cubro mi cara con mis manos y siento como cada vez me duele más la cabeza de tanto llorar. Mamá tiene el corazón roto, lo sé por cómo estira los brazo y me abraza mientras me acaricia la cabeza.
[...]
En cuanto llegamos al aeropuerto ya me he desahogado un poco por lo que mis lágrimas cesan pero tengo los ojos hinchados y un dolor de cabeza insoportable.
Facturamos las maletas y subimos al avión, una vez sentadas miro por la ventanilla y trato de no pensar.
— Gracie ¿estás bien, cariño? Deberías descansar—siento que como articule una mínima palabra voy a derrumbarme de nuevo así que simplemente asiento con una sonrisa forzada, ella siente de nuevo.
Me pongo los cascos y me pongo la playlist que hicimos Dylan y yo, donde hay canciones que nos recuerdan al otro, canciones de momentos inolvidables como la vez en la que fuimos a un restaurante dedicado a los 80's y metimos una moneda para poner una canción, en cuanto Dylan se sentó se cayó de la silla chocando con la camarera la cual llevaba 4 bebidas y 2 hamburguesas en un bandeja, nos echaron del local por qué pensaron que lo había hecho aposta, salimos superavergonzados y sin quejarnos, siempre que lo recordamos nos reímos de lo torpe que es.
Le doy play y la primera canción que me sale, es Umbrella de Rihanna, trato de aguantar mis lágrimas hasta que me duermo.
— Hey, esto es mío —le arrebato el camión amarillo que me ha quitado. —Tienes que pedir permiso para coger las cosas de los demás ¿Sabías?
— ¿Puedo jugar contigo?
— Ahora no.
—Gracie, sé más amable con tus amigos.
— No es mi amigo, mamá. —le miro seria.
— Hola, cielo. ¿Cuántos años tienes? —le pregunta con una sonrisa al niño ladrón.
— Hola señora, me llamo Dylan y tengo 5 años.
— Anda Grace mira, tiene 5 añitos, como tú. —coje mi brazo y me acerca a él.— Podrían ser amigos.
— Si, bueno —me encojo de hombros sin mostrar ningún interés.
— ¿Quieres ir a jugar al columpio? Si quieres yo te empujo.
— ¡Vale! A ver quién llega primero. —salgo corriendo y llego primero, me giro y me doy cuenta de que se ha caído a medio camino, le miro preocupada y veo como alza la vista, se ríe y continúa corriendo. — ¿Cómo has dicho que te llamas?
— Dylan, Dylan Walker ¿Tú eres Gracie, no?
— Me llamo Grace Harper, Gracie solo me llama mi mamá.
— ¿Quieres que seamos amigos?
— Vale. Podemos ser amigos. —me sonríe y le devuelvo la sonrisa.
Me despierto de golpe cuando el avión aterriza, mamá me mira preocupada y le indico que estoy bien.
— Ha sido un sueño... —digo para mí misma.
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HASTA QUE ME RECUERDES #1
Dla nastolatkówMe presento, soy Grace Harper Mi vida podría describirse como un torbellino de emociones y circunstancias durante mi adolescencia y juventud, desde un viaje hasta un grave delito. Las consecuencias de una mala decisión. Pero no quiero hablar demás...