capítulo 1

7.9K 434 37
                                    

La luz solar entraba por los grandes ventanales del palacio de E-Rantel, la ciudad capital del reino hechicero. El palacio era ostentoso, pero no para alguien que portara el título de rey, las salas de espera, los aposentos reales y por demás habitaciones realmente dejaba mucho que desear. Esto demostraba que el lugar fue utilizado desde el momento en que la ciudad fue entregada a su nuevo gobernante.

La sala del trono tampoco se distinguía del resto del lugar, la única excepción a ello era el gran trono dorado que resplandecía con fuerza ante la luz del sol.

Sobre aquel trono se encontraba el gobernante de estas tierras, el causante de la gran masacre en las planicies de Katze y el amo de la gran tumba subterránea de Nazarick. Un no-muerto cubierto por una túnica oscura que parecía arrancada del cielo nocturno, el rey hechicero Ainz Ooal Gown.

Era la encarnación misma de la muerte, un cráneo blanco puro y unos puntos rojos en sus cuencas oculares que brillaban con intensidad, un aura oscura le rodeaba, y por igual a su arma que sostenía con una de sus manos esqueléticas. Un báculo dorado que parecía ser serpientes enroscadas entre si con orbes de colores en sus bocas.

Quería traerlo solo por un pensamiento tonto... pero ahora quiero dejarlo en su lugar y tirarme a la cama... -lamento Ainz en su mente.

Sentía una gran tensión recorriéndole la espalda y con frecuencia desviaba la mirada al báculo, pues este no era la copia del símbolo de su gremio, sino que era el auténtico.

La creación del reino hechicero paso sin ningún improvisto, las reformas empezarían sin contratiempos y el experimento sobre una utopía estaba más que listo para comenzar. Todo estaba saliendo a la perfección y tan solo debía de esperar a los resultados.

Logro superar adversidades, logro sobreponerse al duro trabajo de gobernar y de parecer aquel gran ser al que tanto admiraban los NPC'S. todo ello lleno de orgullo a Ainz, y ese orgullo que le hizo pensar "quiero mostrárselos".

Él no sabía si sus compañeros se encontraban en el nuevo mundo, no sabía si llegaron antes o llegaran después. Quería mostrarles todo lo que había logrado y se imaginaba las posibles reacciones que tendrían sus amigos, pero no supo cómo hacerlo, y pensó en tratar de hacerlo a través del símbolo de su gremio, aquello que representaba su unión con sus amigos, y así lo hizo

Pero ahora esa paranoia que tanto le ayudo en sus días de yggdrasil ahora le atacaba como nunca, le hacía sentir una enorme inseguridad e incluso miedo.

¿y si algo lograba atravesar las defensas puestas en el palacio? ¿y si algo lograba destruir el arma gremial? Imágenes de posibles ataques pasaban por su cabeza causándole un enorme dolor en su inexistente estómago.

Pero fue sacado de su mente por una hermosa voz.

-y con la alianza del imperio Baharuth lograremos establecer al reino hechicero como potencia mundial.

Dijo una mujer de gran belleza, su cabello oscuro caía hasta sus caderas, y de estas salían unas hermosas alas negras, vestía con un traje blanco puro adornado con un collar en forma de telaraña que cubría su pecho, y sobre sus sienes sobresalían unos cuernos. Era la supervisora de los guardianes y canciller del reino hechicero: Albedo

Albedo había terminado de dar su informe relacionado con los planes a futuro sobre el reino hechicero, por lo que con una cálida sonrisa dirigió su mirada a su señor.

Maldición... -lamento la muerte.

Se centró demasiado en sus pensamientos que apenas y presto atención a lo dicho por albedo, sabía que era algo importante pero su paranoia fue mayor, y ahora lo observaba esperando por sus palabras.

ISEKAI QUARTET: UN NUEVO MUNDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora