capítulo 57

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El dúo observo a aquellas maquinas surgir del golem, el cómo estas se elevaron por los aires, con sus “miradas” apuntando a ellos en todo momento, colocándose entre ellos y la mayor de las maquinas, y de un momento a otro, en un fuerte sonido, se lanzaron hacia ellos.

Unas partes de sus corazas superiores se abrieron, dejando ver parte de su armamento, y en señal de “tics” abrieron fuego contra la joven y el hechicero. Ambos tomaron acciones evasivas contra los proyectiles, aunque sus defensas hacían inútiles los ataques.

Una de las maquinas acelero su vuelo, dirigiéndose contra Tanya, la cual disparo una ráfaga de proyectiles, pero la maquina dio giros extraños para evitarlos, acortando poco a poco la distancia entre ambos.

Al estar demasiado cerca de ella, la maquina dio un poderoso golpe, pero el metal impacto contra el escudo de la joven, y aprovechando el momento, Tanya soltó una ráfaga de disparos contra el enemigo.

Los proyectiles impactaban de lleno en el cuerpo de la máquina, y Tanya decidió alejarse para evitar estar en la mira del resto de máquinas, observando de reojo como a la que se enfrentó parecía descender de forma torpe antes de reponerse y comenzar a perseguirla.

Ainz por su parte, decidió encarar a las máquinas, pero estas mantenían su distancia y disparaban, acercándose y alejándose del hechicero, y por curiosidad, lanzo de vuelta el hechizo de [reality slash].

Pero las maquinas se movieron con rapidez para evitar el ataque.

-bueno, era bastante obvio. –comento para sí mismo, y debido a que los proyectiles eran incapaces de atravesar sus defensas, Ainz se tomó la tranquilidad de observar a la mayor de las máquinas.

Estaba claro que debía destruirla lo más rápido posible, no quería perder tiempo y menos al saber que ella era capaz de aprender y adaptarse, lanzando maquinas en grandes números como si fueran carne de cañón, aunque tenía curiosidad por saber cómo era posible eso, y quienes la habían construido.

Pero parece que eso no podría ser posible.

Entonces, estruendos se escucharon por las costas de Levia y nubes oscuras de humo se esparcieron, haciendo llover trozos de metal sobre la ciudad.

La máquina dirigió su mirada a la ciudad capital, observando los cielos a la distancia, y a un grupo pequeño de individuos. Compuertas se abrieron de su cuerpo, y otro grupo de máquinas como a las que se enfrentaban Ainz y Tanya aparecieron, y estas se dirigieron a las costas…

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Visha disparaba con violencia contra las máquinas que le perseguían, proyectil tras proyectil volaban para buscar impactar y derribar a aquellas esferas metálicas que respondían de la misma manera agresiva. Haciendo que esa zona aérea se infestara de disparos.

-maldita sea! –se quejó, hasta ella tenía un límite, y estaba cruzándolo.

Volaba con velocidad hacia todas direcciones, dando giros complicados al evitar los proyectiles de las máquinas, aunque su escudo le protegía, no sabía cuánto duraría contra la enorme ráfaga incesante.

Múltiples esferas la perseguían en el vuelo, pero fueron impactadas por disparos hasta hacerlos caer a los suelos, dándole a Visha algo de margen para alejarse y disparar contra sus enemigos.

El número de esferas que eran convertidas en escombros aumentaba considerablemente, proyectiles eran disparados de las armas de Visha y el resto del escuadrón aéreo, ráfagas de disparos y el sonido de ellas se esparcía por los cielos con fuerza.

Los proyectiles volaban y las esferas caían, pero el número de enemigos apenas descendía, la cantidad de enemigos era grande, demasiado para que cinco soldados lograran superarlos.

Pero ellos habían superado grandes obstáculos, se habían enfrentado a múltiples enemigos por sí mismos y logrado vencer, se esforzaban por sobrevivir, tanto por sus enemigos como por su comandante, debían demostrar de lo que eran capaces.

Uno de los soldados aéreos enfrentaba de forma directa a las esferas, el soldado Vooren Grantz luchaba contra la ráfaga de proyectiles enemigos, aunque era protegido por el escudo que portaba, era molesto la cantidad a la que tenía que enfrentarse.

Sentía una gran presión encima suyo, el miedo comenzó a recorrerle, demasiados enemigos, grandes posibilidades de morir en ese lugar, en un mundo al que no pertenecía.

“¡no me jodan! ¡no puedo temerles a unas malditas maquinas” –se gritaba internamente, buscando superar ese miedo. –“la comandante Degurechaff da más miedo!”

Y con ello, tomo el valor para luchar, con una gran adrenalina se enfrentó a todo, las esferas metálicas caían ante sus disparos, proyectil tras proyectil salían del cañón de su arma, impactando contra sus enemigos.

Su arma no se detenía, apuntaba y disparaba, y debido al enorme número de objetivos, era casi imposible el fallar alguno.

Las esferas volaban con velocidad contra suya, desde muchas direcciones le atacaban, y una se acercó demasiado, impactando contra él y destruyéndose. Su escudo estaba funcionando, pero el impacto fue grande, el sonido del choque y las ráfagas cercanas de la maquina le causaron dolor.

Sus oídos zumbaban, pero no podía detenerse, debía seguir.

Pero los enemigos comenzaban a amontonarse contra él, un enorme grupo fue directo hacia él, como un enjambre a punto de atacar a su objetivo, los disparos de las esferas chocaron contra el escudo, y algunos de los disparos lograron impactar contra su cuerpo, pero pronto el grupo de máquinas fue rompiéndose por el apoyo de otros de sus compañeros.

-¡Grantz! –grito.

-¡estoy bien! –grito al ver la preocupación de su compañero Koenig.

Este rápidamente siguió atacando a las máquinas, y Grantz hizo lo mismo, disparaban con todo contra ellas, y apenas el número de esferas comenzó a reducirse.

-esto sí que es una locura.

-sí, y la comandante está luchando contra esa cosa, realmente no sé qué puedo esperar de esto. –exclamo Koenig con gran pesadez, su cuerpo estaba ardiendo y sudando como si fuera una cascada, pero eso era igual con el resto del escuadrón.

-¡chicos! –dijo Visha.

-¿te encuentras bien?

-te ves fatal.

-lo mismo puedo decir de ustedes…

Los tres observaron a aquel enorme grupo de máquinas volar y acercarse, apuntaban con sus armas para enfrentarlos, decidieron seguir para apoyar a sus compañeros, pero deseando que la demonio de Rin y el amo de la muerte terminaran con la mayor de las maquinas lo más pronto posible.

Atacaban con fiereza, luchaban con todo lo que tenían, incluso utilizando granadas, causando enromes explosiones que devoraban a las máquinas.

Y en eso, vieron a otro grupo de ellas acercarse, pero eran totalmente distintas a las esferas, tenían cuerpos. Y sabían que las cosas solo estaban empeorando…

ISEKAI QUARTET: UN NUEVO MUNDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora