capítulo 62

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El mundo era ciertamente extraño, las cosas podían cambiar de un modo u otro, y lo mismo aplicaba para las personas, con solo un acontecimiento podían cambiar, y eso fue algo que paso para el héroe del escudo.

Había sido invocado a otro mundo, obligado a entrar en conflictos que no le pertenecían, por un mundo al que no pertenecía, donde fue señalado y tratado como un criminal solo por ser el “héroe del escudo”, y a pesar de sus esfuerzos, siempre encontraba problemas, incluso teniendo que solucionar aquellos que creaban los tres héroes idiotas…

Él había cambiado, se había cerrado, desconfiaba de otros, pero solo basto una semi-humana, un individuo que demostrara que no pensaba alejarse de él, para que poco a poco cambiara.

Pensaba que las cosas serían complicadas, pero al menos sabia, que no estaría solo, pues la tendría a ella, a ellas…pero de un momento a otro, las cosas cambiaron…

Todo a su alrededor se había envuelto en un blanco puro tras el rugir del mundo, y todo aquello que sus ojos visualizaban, se rompió en pedazos. Cuando la luz volvió, lo primero que vio, fue un extenso terreno llano, y a su cercanía un bosque de terreno irregular.

Estaba impresionado por lo ocurrido, no parecía ser igual a las “olas”, pero rápidamente sus emociones cambiaron al ver, que sus compañeras no estaban a su lado.

Grito a sus nombres, observo en todas direcciones para tratar de visualizarlas en el lugar, pero no había señales de ellas, nuevamente estaba solo.

Tampoco vio a nadie cerca de la zona en la que se encontraba, solo animales salvajes, por lo que tuvo que pensar en qué hacer, pero no tenía muchas opciones, y al ver, como a lo lejos del terreno llano, el suelo parecía moverse, tomo la decisión de adentrarse en el bosque, quizás no era la mejor opción, pero era lo único que podía hacer.

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-¡déjame en paz! –maldijo Naofumi a la bestia frene a él, parecía ser un jabalí, pero de mayor tamaño, y sus colmillos sobresalían con un aire de muerte, quizás no habría tanto problema, pero aquel animal era bastante rápido.

En solo segundos, el animal disminuyo la distancia que había entre ambos, buscando atacar a Naofumi, pero este se defendió con su escudo, pero la bestia no se detuvo, además de velocidad, también tenía algo de fuerza. Para suerte suya, el héroe del escudo tenía una gran defensa, por lo que un animal como ese sería incapaz de hacerle daño.

El verdadero problema era, que él tampoco era incapaz de infligir daño, por lo que era molesto tener un roce con una bestia así, sería capaz de hacerlo si utilizaba algunos de sus escudos, pero le parecía innecesario tener que recurrir a ellos, y con movimientos de su escudo, logro lanzar al jabalí contra los árboles, y con la fuerza suficiente para que este muriera, aunque solo un tiempo después…

-por lo menos tendré algo que comer… -dijo con desanimo.

Y así pasaron sus días, buscando formas de cazar para poder alimentarse, día a día, pensando en sus compañeras, y si acaso ellas estaban bien, si ellas estarían buscándolo. Y al ganar terreno, saliendo de entre árboles, logro visualizar a la lejanía, una ciudad costera.

Con su objetivo, decidió pasar el resto del día que le quedaba, y poco a poco, se fue acercando a la ciudad capital de Levia.
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Los días habían pasado, y ya se encontraba cerca de la ciudad, por comodidad, decidió pasar por las playas de la costa, rodeando los muros naturales y los creados por los habitantes, pero había sido visto por los guardias.

Había tratado de hablar con ellos, pero las cosas se habían puesto un poco complicadas, parecía que querían arrestarlo, por lo que había pasado un par de horas en custodia, dentro de una habitación de un puesto de control, respondiendo pregunta tras pregunta que los guardias le lanzaban, había cosas que no podía responder, pues ni siquiera sabia en donde se encontraba, pensaba que estaría ahí una eternidad, cuando de repente, todo tembló.

ISEKAI QUARTET: UN NUEVO MUNDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora