Nada evitaba que la joven de lámparas oceánicas continuara abismada en sus recuerdos y pensamientos: un arraigante presentimiento la mantenía en la sombra del desasosiego.
La luna estaba en su punto más alto; la noche se imponía sobre la tan denominada Cuidad de la Luz, con innumerables estrellas cuales centinelas protegiendo la muralla nocturna.
Esa noche era oscura, enigmática y profunda como los secretos y las dudas que albergaban dentro de los Guardianes de París. El dúo de paladines vio necesario permanecer en vigilia, pese a que eso implicara la falta de sueño en los días que les tocaba acudir a la preparatoria.
Si bien la catarina estuvo averiguando qué sucedía con ella, había pasado mucho tiempo sin haber logrado descifrar el origen de las heridas en su cuerpo, las cuales ya habían aumentado misteriosamente, y en zonas más descubiertas como la mano o el cuello. Para ella, era una suerte que el traje mágico las mantuviera ocultas a simple vista. Así evitaría el asalto de preguntas y dudas de aquellos que solían estar cerca de ella, como Alya, su amiga y confidente.
En un momento llegó a pensar que era sonámbula, y que en algunas de sus andadas nocturnas quizás haya sufrido accidentes; pero descartó aquellas ideas tras hallar huellas casi indivisibles en su habitación.
Huellas que no eran suyas...
—Algo te inquieta... —oyó una voz a su lado, y se percató de la presencia de su compañero de batallas. El de rasgos felinos llevaba tiempo sentado a su lado, a una considerable distancia, mirándola de reojo ligeramente atento a la actitud reservada de la guardiana.
La dama de la Creación quedó atrapada en las redes de su aliado, y ahora ella se había convertido en objetivo de su atención. Trató de mantener la compostura, pese a que le daba nervios la mirada de este sobre ella.
—¿A-algo? —respondió casi con la voz ahogada, sin haber tomado una previa respiración profunda.
Él asintió sin dudarlo. Ladybug comenzó a sentirse peor que nerviosa. Sentía cómo los ocelos herbáceos de Chat Noir estaban al tanto de sus movimientos y gestos.
Respirando profundo, Marinette bajo la máscara intentó tomar todo con calma, pese a que no era nada fácil.
—¿Qué te hace pensarlo? —pese a los temblores casi camuflados en su voz, llegó a finalizar su pregunta.
—Te conozco —respondió él con una voz extraña pero calmada
—, y lo suficiente como para asegurar que algo te delata.Ligeramente atónita, la chica estremeció ante un extraño brillo en los ojos felinos y afilados, y se limitó a bajar la mirada y reflexionar en su mismo lugar, bajo la sombra de la indecisión; llena de dudas y temores que no deseaba sacar a relucir.
No frente a él.
— ¿Puedo saberlo, mi lady?
Elevó la mirada hacia el cielo oscuro e intentó -disimuladamente- buscar aire de algún lado, como si de alguna manera, la presencia de Chat Noir amenazara con alterar más sus nervios y dejarla sin respiración. La tensión en la joven se notaba a simple vista, y la única persona junto a ella se había percatado con extrañeza hasta el punto de confirmar sus sospechas.
El enmascarado había notado cómo los ojos de Ladybug se desviaban juntos a distintos puntos, como si buscara una manera de cómo escapar... ¿de él?
—Bien... —dijo él en un susurro más para sí mismo que para su compañera, quién ahora lo miraba de reojo bajo un comportamiento inusualmente tímido.
Al parecer, Chat Noir había decidido dejar de lado la idea de charlar con ella e intentar ayudarla. Sentía que su propia presencia la estaba agobiando de alguna manera.
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Dans le Noir [Miraculous Ladybug]
FanfictionSucesos extraños e inexplicables ocurren entre los portadores de la Creación y la Destrucción. Las pesadillas continúan, y el dúo de héroes se siente más afectado de lo normal. Tratarán de hallar la forma de aplacar este fenómeno‚ pero nada será fác...