CHAPITRE 9

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Su respiración entrecortada daba a entender mucho más de lo que expresaba de manera inconsciente; desde el agotamiento de su cuerpo, hasta el terror de estar atrapada en ese lugar, tal y como presenciar lo peor que le pudiese ocurrir en la vida real.

Sus piernas temblaban. Producto del temor o del cansancio... Quizás por ambos, pero temblaban...

Su cuerpo se recostaba en una de las paredes de un callejón, herida y sin poder hacer nada más que permanecer en su mismo lugar, fuera de la vista de aquel enmascarado, quien aún continuaba en su cacería nocturna cual depredador buscando a su presa.

Nadie se encontraba en las calles, nadie se encontraba en casa, ni siquiera los medios estaban presentes en aquel escenario desastroso: todo estaba desolado...

Como si todo aquello fuera un Déjà vu, la de traje escarlata cerró sus ojos por un momento y respiró profundamente.

De tan solo observar y reparar en las similitudes entre su entorno y el ambiente de aquel futuro dantesco que alguna vez pudo eliminar, la portadora de la Creación sintió una terrible inquietud, temiendo que la situación empeorara.

El Amuleto encantado no funcionaba; ya lo había intentado hace poco y sin éxito... ni siquiera se lograba explicar por qué. Y así como en las veces anteriores, ella no consiguió invocar su poder especial.

No tenía siquiera un plan para solucionar todo eso; es más, la caja de los Miraculous desapareció junto con todos los kwamis secundarios, sin que Marinette pudiese hallar explicación al respecto.

Situaciones como las que experimentaba ella en ese momento la abrumaban. Cada vez se daba cuenta de que sus problemas se iban intensificando... Y lo peor de todo, es que la única persona con quien podía contar, aquella persona con quien Marinette se había encariñado mucho, se había vuelto en su contra, demostrando su odio a muerte hacia ella.

Sin él luchando a su lado, no lograría nada.

Como duo imparable, eran complementarios, conseguían el equilibrio que les hacía falta; eran complementarios, no solo en las constantes batallas. Marinette era consciente de eso y mucho más. Y Uncanny Valley, aquella chica-robot que conocieron en Nueva York, fue testigo de sus conmovedoras palabras cuando ella misma estaba sola y con las nulas esperanzas en aquella ciudad bajo la lluvia nocturna: "No sé si pueda hacerlo. No me imagino siendo Ladybug... sin él..."

Se llevó la mano al pecho, resistiendo difícilmente la tentación del llanto, perdiendo poco a poco la esperanza de sobrevivir a tan desastrosa situación.

Estaba sola...

Mientras ella se ocultaba, el portador de la mala suerte iba desplazándose de tejado en tejado hasta aterrizar en el Arco del Triunfo en razón de obtener una mejor vista de su panorama.

Tenía que admitir que, aunque le frustrara saber, Ladybug sabía esconderse muy bien.

—Tarde o temprano tendrás que salir... —gruñó Chat Noir para sí mismo, observando detenidamente la zona. Su semblante era indescriptible, parecía ocultar la impaciencia detrás de esa faceta calmada.

Ladybug, tratando de proceder con toda la calma que podía, comenzó a desplazarse de un lugar a otro a pie, teniendo en cuenta la idea de hacerlo con cautela y rapidez, eso si es que deseaba evitar que él la encontrase primero.

Ella no dudaba de la vista de lince como ventaja de aquel cazador. Si se desplazaba por los aires, las probabilidades de que Chat Noir la atrapara serian muy altas.

Al no lograr divisar a la defensora parisina, sus ojos se tornaron verdosos en su intesidad; su cola se balanceó algo inquieta hacia los lados debido a la tensión de su portador, y sus pupilas se empequeñecieron por la ira.

Dans le Noir [Miraculous Ladybug]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora