CHAPITRE 6

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Horas después de que el anochecer se asomara, Marinette resopló cansada, cerró su diario y se levantó de la silla rodante de su escritorio. El agotamiento mental no era algo que ella pudiese lidiar en tan poco tiempo, por eso se vio en la obligación de permanecer activa y hacer cualquier cosa, menos irse a descansar...

—Marinette, no vayas hoy —le sugirió la kwami flotando detrás de ella, como si ella hubiese podido leer sus pensamientos en ese momento— No te noto en buen estado...

Marinette, aún con aquel semblante afligido, negó, pese a que sabía muy bien que aquella catarina tenía razón, y que debía quedarse.

—No puedo bajar la guardia, Tikki —le respondió su portadora—: Shadow Moth puede atacar en cualquier momento. Tengo que ir.

La criatura voló en dirección a la joven guardiana y se interpuso en su camino.

—Sé que es tu deber ir a patrullar; pero no puedes ir si no te encuentras bien -intervino, tratando de razonar con ella—. Recuerda que tu salud es lo primero.

En estos últimos días, Marinette se ha sentido cada vez más agotada de lo normal, a veces teniendo repentinos ataques de pánico de los que antes se preocupaba raramente. Lo más insólito de todo esto, es que su energía corporal disminuía cada vez que despertaba de una pesadilla, sin necesidad de esfuerzo físico en alguna actividad.

Suspiró sin emitir palabra, subiendo a su balcón a través de la buhardilla y recargando sus brazos sobre la baranda, debatiéndose entre ir a cumplir su deber como heroína de Paris, o faltar tan solo un día de vigilancia nocturna.

-No estás sola, Marinette -con una media sonrisa, la catarina le habló- Chat Noir está de tu lado, ¿lo recuerdas? El puede encargarse de vigilar Paris. Él lo entenderá.

Al escuchar eso último, la joven bajó la cabeza, y entró en duda, liberando un suspiro, indecisa ante lo dicho por la pequeña criatura.

Más que solo por no lograr conciliar el sueño, Marinette quería ir en razón de no dejar a Chat Noir a su suerte, pues, era algo normal en ellos dos estar unidos. Si decidían iniciar la vigilancia juntos, ellos la terminaban juntos.

Quejó ante una repentina punzada en su cabeza y llevó su mano a la sien, recordando un episodio escalofriante en tan solo un parpadeo. Pareciese como si aquel dolor persistente y el cansancio fueran señales de que algo malo pueda ocurrir y perjudicarla.

"No, es mi deber. De ninguna manera voy a tomarme un descanso, no ahora..."

Sin comentarle nada a su kwami, le dio un último vistazo al panorama antes de tomar forma de su alter-ego y partir rumbo a su punto de encuentro.

Pese a pasar casi una semana sin haber visto a su compañero de batallas, una increíble sensación de pavor había invadido parte de su cuerpo y mente. Las dudas y cuestiones al respecto no tardaban en llegar a ella, tal y como tantos indicios que no debía dejarlos pasar por alto.

Pudo experimentar ese temor a través de episodios mentales previos, cuyos significados en cada uno de ellos eran cada vez más profundos pero indescifrables, limitándose a permanecer indecisa y presenciar las más dantescas escenas que su mente le pudiese revelar en cada sueño.

Por más que se negara a ese pensamiento, tenía que admitir que era algo que estaba fuera de sus manos.

Una vez cerca de la Torre Eiffel, la de coletas aterrizó al pequeño espacio de la cima, asegurándose de que no había nadie más que solo ella, por lo que dispuso a sentarse cerca de las barandas.

De un momento a otro, pasó de apreciar la interminable oscuridad del firmamento a recordar aquella última pesadilla, viéndose a ella misma hundiéndose en las profundidades del río Sena.

Dans le Noir [Miraculous Ladybug]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora