𝐏𝐫ó𝐥𝐨𝐠𝐨

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—Creo haberlo encontrado.

Giró en la silla para encarar a la persona posada delante suyo. Coloco los codos en el escritorio y recargo el mentón en sus manos entrelazadas.

—¿Donde está?

La mujer mostró la tablet a su jefe, en la pantalla salía un pequeño punto rojo dando a conocer la ubicación de quien buscaban.

—¿Brooklyn?

—Así es, fue una búsqueda exhaustiva pero finalmente y después de tanto logramos dar con su paradero—dijo con una sonrisa de suficiencia, y esperanzada sobre todo.

—Muéstrame—ordenó rápidamente.

Asintió pasando la imagen de la ubicación, a una foto. Bajó sus lentes detallando aquello que parecía una alucinación, o un mal chiste en todo caso.

—Un niño, con un demonio ¿¡Mi Omega es un mocoso!?—tomo el aparato en sus manos creyendo que sus ojos estaban fallando.

Pero por supuesto que no, ahí en la foto estaba un pequeño de cabellos rubios y ojos zafiro, sonrisa angelical de mejillas sonrosadas que se encontraba de la mano con una mujer parecida a él. Aunque pareciera broma no podían equivocarse.

—Tampoco lo creí al comienzo pero definitivamente es él, Anthony, ¡Es Steve!. No cabe duda, son idénticos—la pelirroja camino hasta estar a espaldas del hombre y proceder a masajear sus hombros y relajarlo un poco de toda la tensión acumulada.—Así que...—dejo al aire, con una sonrisa carmín y una ceja levemente alzada.

Sus marrones iris cambiaron a un azul eléctrico intenso, su sonrisa se ensanchó de una manera escalofriante.

—Nat, prepara el auto, iremos a Brooklyn...



He decidido subirla aquí también, en realidad, subiré casi todas jaja 💋.

𝐄𝐥 𝐎𝐦𝐞𝐠𝐚 𝐝𝐞 𝐒𝐈𝐌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora