𝐅𝐢𝐧𝐚𝐥

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Cinco meses antes...

El plan estuvo listo. Su manada estaba preparada para lo que fuera que les deparará Japón, el santuario entre las montañas y el gran domo que los protegía. En la última semana reclutaron a un nuevo espía, Clint Barton les sería de gran ayuda en esta importante, y decisiva misión. El arquero desarrollo una puntería envidiable, nunca fallaba.

El rubio cenizo tenía una admirable sed de destrucción, deseaba hacer explotar lo que sea con sus flechas, el único que raramente podía calmar los impulsos destructivos del beta es Bruce. Quienes serían de mucha ayuda también eran su cachorro y su novio. Temía por ambos, ese mago de circo es peligroso, no quería que su situación se volviera a repetir con ellos, o con alguno de la familia.

Parándose perfectamente erguido, portando su traje y cargando con el escudo hablo fuertemente para que lo oyeran. Carraspeó antes de hacerlo.

—Como saben Stephen Strange es un peligro potencial para cualquiera de nosotros, tengan cuidado, cuiden sus espaldas, si alguno lo acorrala no le hagan nada, él es mío—su ceño se frunció e hizo una mueca de asco. Disimulo una arcada.—... eso es todo, ahora ¡Vamos!

De pronto sintió mareos, gruñó incómodo. Sabía perfectamente por qué, pero ahora no podía preocuparse por tal pequeñez, había algo más importante en juego. Corrió junto al equipo para subirse en un avión de Hydra, dentro suspiro. Desde que volvió de aquel fingido universo empezó a sentirse mal. Más específicamente desde su celo.

Esperaba un bebé. El bebé de Superior. Peter tendría un hermanito. Una pequeña y disimulada sonrisa surco su rostro, distraídamente acarició su vientre plano. No le diría nada a nadie aún, no lo notaran, él carecía de ese aroma en particular que desprendían los Omegas embarazados, con Peter nunca desprendió un olor dulce, solo sus feromonas comunes, pólvora y fresas.

Cerro los ojos sintiendo la turbulencia. Sería un viaje algo largo, Anthony volaba afuera y Peter estaba con Wade, cada quien en su mundo. Suspiro otra vez, asesinar al Hechicero Supremo solo les traerá victoria, pondrían fin a esa guerra.



—Este es tu fin, Strange.

Todo fue de acuerdo a lo planeado. Lograron deshacer el domo, irrumpieron en el templo y atacaron con todo a la familia. Explosiones, destrucción y demás, al parecer no eran los únicos habitantes de ese lugar.

El castaño yacía tirado en el suelo, respirando forzadamente con algunos huesos fracturados y moretones por todo su rostro. Casi no podía ver por la sangre en su cara, se arrastraba poco a poco en busca de su hija y esposo. Steve escupió a un lado.

No se encontraba mejor, el hechicero le dio pelea y todo el puto cuerpo le dolía. Especialmente su vientre, podía perder a su bebé, claro que esto no pasaría. De una u otra forma el bebé que se formaba en su estómago permanecía protegido, ya sea por el suero o el extremis que Tony también le aplicó. Papá irresponsable lo llamarán algunos, pero habían otras cosas en juego y el niño no planeado no lo arruinaría.

Su manada peleaba al otro lado, podía oír los fuertes gruñidos de Hulk y los láseres de Superior. Incluso la horrible risa de Deadpool.

—Ross, Grace...—susurró cerrando los ojos. Sí debía morir entonces lo haría con su pequeña familia en mente.

—Siento lástima por ellos, pero tú, tú te lo has buscado.

Alzó el escudo poniendo en posición la parte más filosa de este con la que cortaría su cabeza. Solo pequeños centímetros faltaban para ejecutar al Omega, pero algo detuvo al rubio. Una pequeña castaña de ojos grises que lo veía llorosa. Inevitablemente pensó en su Peter cuando era pequeño, lo que debió sentir cuando lo perdió.

—¿Papi...?

—Grace—susurro haciendo todo lo posible por verla. Sonrió débilmente, tosió sangre provocando temblores en su niña.—Cariño... ve con papi. Papá terminará con esto pronto y volveremos todos juntos a casa.

—Pero papi...

—¡Vete Grace, huye de aquí, papá estará con ustedes muy pronto!—gritó desesperado. Temiendo que el enfermo de Hydra le hiciera algo.

La pequeña asintió asustada, corrió lejos perdiéndose de su campo de visión. Volvió la mirada al rubio villano que se quedó perdido en la nada.

—H–Hazlo ya. Acaba conmigo y con ellos, pero te lo suplico, que no les duela—sollozo pensando que este sería el inminente final.

Podía ser lo que sea, un monstruo si quieren. Pero ya estaba agotado, su segundo embarazo comenzaba a afectarle y ya no deseaba seguir combatiendo, y menos estar allí. Seguramente Strange le realizó un hechizo de los suyos para convertirlo en alguien más compasivo, por que pensaba en dejarlos ir. O quizá, sería la niña. Esa pequeña no podía quedarse sola, sin un padre ni una madre. Tal vez las hormonas lo están siendo ser más sensible. Muchas razones, pocas coherentes.

Retiro el escudo, lo coloco tras su espalda y lentamente se fue alejando.

—Dale gracias a tu niña Strange. Sino fuera por ella ahora estarías descuartizado—sonrió forzado. De pronto sintió un fuerte dolor en su vientre.—V–Vete, espero jamás volver a verte... y si te atreves a venir de nuevo, ya sabes lo que pasará—amenazó retrocediendo.—Una cosa más. Borra ese maldito universo que te sacaste del culo, solo me estorba.

—Se–Seguro.

Dicho esto se marchó dando la orden de retirada. Ya acabaron con todo, incluso con los pocos hechiceros que quedaban. Le dijo a su equipo que asesinó a la familia, ellos querían pruebas, pero al final no obtuvieron nada... según él quemó los cuerpos. Por supuesto le creyeron, jamás se atreverían a contradecirlo.

Podía ser la peor mierda del mundo, pero es padre y sabe lo doloroso que sería perder a un hijo, o en todo caso, una figura “materna”. Y entiende lo desgarrador que es perder a una madre, dos veces. No quería lo mismo para esa dulce pequeña, por ello Strange para la próxima, deberá besarle los pies en agradecimiento por ser compasivo y haberle perdonado la asquerosa vida.

—¿En qué piensas?—preguntó el genio.

—En que les tengo una sorpresa al llegar a casa—sonrió apoyando la cabeza en el hombro del Alfa.—Y en que estoy muy cansado.

—Supongo, pero celebraremos en grande nuestra victoria—sonrió de oreja a oreja, acariciando la cabeza de su Omega.—El mundo será nuestro.

—Así es, el mundo será nuestro.

El Omega de SIM hace mucho que regreso a casa para su venganza, pero aunque no la consiguió del todo, estaba tranquilo pues aún así pudo ser el rey de todo junto a Superior, sus cachorros y la manada.

Fin.



Gracias por haber leído está loca historia. Gracias por acompañarme, y sobre todo muchas gracias por apoyarme. Tal vez no fue el final que esperaban, pero fue el que pude darles. Tal vez las personalidades de estos villanos no encajaron del todo, pero prometo que mejoraré mi manejo en ellos. Sin más nada que decir... Hasta la próxima (≧▽≦)❤️✨.

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𝐄𝐥 𝐎𝐦𝐞𝐠𝐚 𝐝𝐞 𝐒𝐈𝐌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora