𝟏𝟏

1.8K 207 28
                                    

—¡¿Pop's!?

El castaño parpadeó reiteradas veces estupefacto, creía ver una ilusión, o un sueño de mal gusto por lo menos. Frente a él estaba el hombre por el que tanto ha clamado estos años, con sus mismos ojos y apariencia, con la única diferencia que lucía muchísimo más joven. Sintió su mundo dar giros y sus ojos nublarse.



Steve entró a la sala, encontrándose con su manada que lo recibió con respeto y una sonrisa tranquila. Bucky, se echó a llorar abrazándole por los hombros.

—Te extrañe mucho hermano, mucho, muchísimo—hipo aferrándose al rubio.—¡Gracias por volver!

—Yo también te extrañe punk, Hydra está de vuelta con más sed de sangre que nunca—sonrió torcido. Siendo correspondido por la manada.

—¿Y yo no les hice falta? Yo fui quien se rompió el culo acá—habló disgustado el castaño elevando una ceja. A continuación viro los ojos y avanzó hasta el recién llegado para abrazarlo por la espalda, sutilmente se froto contra él. Esté ronroneó.

—Quisiste decir “nos” rompimos el culo, imbécil.

—¡Natasha!—gritó el azabache saltando hasta ella. La abrazo contento dándole un beso lleno de amor.

—Prometo jamás separarme de ti de nuevo, mi hermoso James.

Conversaron entre ellos sobre lo ocurrido, y como ya habían localizado al hechicero. Con mucho esfuerzo y dedicación, después de tanto tiempo descubrieron su paradero en un santuario en Japón. Oculto en las montañas cubierto por un domo de protección. Por lo que pudieron verlo cuándo fueron a confirmar lo que captaron sus satélites.

—Todo esto se lo debemos a Peter, él fue el que lo encontró y se desvelo buscándolo día y noche, todos estos años—dijo Bruce, revisando los planos con Tony.

—¿Peter? Dónde está él... ¿Dónde está mi niño, mi bebé?—preguntó ilusionado con volver a ver a ese pedacito de él, ese adorable chiquillo de ojos azules y sonrisa tierna.

—¿¡Pop's!?

Dió la vuelta encontrándolo ahí. Ya no era ese pequeño niño que recordaba y adoraba tanto, ahora era más grande, la adultez brillaba en todo su esplendor en sus facciones.

—Mi Peter—su Omega salto de felicidad, aullaba eufórico por lamer a su cachorrito.

A pasos rápidos llegó hasta él, estrechando al castaño en sus brazos. El Alfa sonrió dejando salir las lágrimas, lo abrazo fuertemente.

—Mi pequeño cachorro, cuánto has crecido...

—Papá...—dejó salir nostálgico.

Las personas presentes los observaron con una sonrisa. Solo se le podía ver de esa forma a Hydra cuando estaba con Peter, luego volvía a ser ese Omega letal el cual todos temían. Superior avanzó hasta su pequeña familia para unirse al abrazo.

—Gracias por volver, los extrañe tanto.

—Y nosotros a ti mi niño.



El reencuentro fue corto pero emotivo. Se permitió cerrar las heridas que atormentaban al ya adulto Benjamín y responder a sus dudas.

Ahora debian planear meticulosamente lo que iban a hacer, Steve estaba dispuesto a matar, quería ver rodar la cabeza de ese infeliz hechicero. Por su culpa no pudo ver crecer a su hijo, no estuvo con su manada cuando más lo necesitaban, y con la organización para dirigirla como correspondía. Escuchar su nombre provocaba en él sentimientos agresivos.

—Hay que ir por ese hijo de perra—golpeó la mesa de metal frustrado.

El grupo asintió de acuerdo. Estaban igual que su Capitán, mostrarán los colmillos de ser necesario.

En la noche cuando ya todo estaba calmado, realizaron un banquete de bienvenida. Pudo conocer al Omega de su hijo; Wade tenía un humor retorcido que le encantaba, era agradable y de verdad ocurrente.

Descubrió que era un mercenario, inmortal y que manejaba perfectamente las katanas. Un Omega potencial para la organización, perfecto para comandar junto a su Dark-Spider. Deadpool.

—Es el indicado—dijo el halagador mirando hacia el frente. Peter sonrió orgulloso, pero con una pizca de vergüenza tiñendo sus pómulos.
Seguía siendo aquel cachorro tímido aunque no quisiera admitirlo.

Llegada la hora de dormir permitió ser acariciado por su Alfa, mimado y alabado.

—¿Estás bien?—preguntó dejando piquitos en el hombro del Capitán.

—Solo cansado, es agotador volver después de tu celo, y con este cuerpo—bien. Eso no era lo que le atormentaba, pero no quería decir la verdad, su malestar no lo compartiría, se quedaría con él y sólo, con él.

—Bien, descansa.

—Descansa.

Compartieron un casto beso, para luego lentamente caer en un sueño profundo, siendo abrazados por Morfeo.

°°°

“—Ya lo sabía hijo mío, desde hace tiempo, que el joven Tony y tú se pertenecían—sonrió con calidez.—Fue tan evidente que hasta un ciego se daría cuenta—rió respondiendo positivamente a la confesión que acababa de hacer el rubio.

Oh que bueno...—desvió la mirada a la pared. Estaba seguro que con lo que diría a continuación, rompería la sonrisa tranquila de la mujer.—Mamá yo, nosotros nos iremos por mucho tiempo a otro lugar muy, muy lejos de aquí—dijo viéndole y contemplando el dolor que se reflejaba en los ojos azules de la rubia.

¿I–Irse? ¿Por qué? Steven, me dejaras sola...—borro la expresión de felicidad que anteriormente tenía. Con la voz rota llego hasta su cachorro dándole un abrazo aferrándose a él. No creía lo que decía. No. Su bebé.

Steve sintió una lágrima salir de su ojo que quito de inmediato y con brusquedad. Él no podía llorar. Él no era débil. Aparto a la mujer avanzada de edad con delicadeza. Viéndola esbozo una sonrisa torcida. Fingida y carente de tranquilidad, que es lo que quería aparentar.

No te pongas así ma’, te prometo que volveré—mintió para que le dejara ir.—Será un viaje largo de mucho tiempo debido a que Tony tiene negocios por allá y quiere que vaya con él, te llamaré en cuanto pueda y cuando regrese, comeremos lo que nos gusta ¿Si?

Sollozando asintió. No insistirá más, sabe cómo es Steven y su terquedad, no le hará caso a su petición de quedarse. Cuan dolida se sentía. Sabía que este día llegaría pero no pensaba que tan pronto, el día en que su cachorro abandonaba el nido, dejaba sus brazos, su lugar seguro.

Cuídate bebé, y dile al joven Tony que haga lo mismo, y que venga a despedirse de mi, fui su empleada me lo merezco—sonrió otra vez pero entre lágrimas.

Sin poder evitarlo la abrazo. Sus ojos que estaban azules se tornaron rojos, maldecía al hechicero internamente, por hacerle pasar esto de nuevo. Le dolía mucho despedirse de su mamá nuevamente. Este era uno de sus peores recuerdos, y la más dolorosa pesadilla.

Te amo mami—susurro.

Y–Y yo a ti hijo mío.

𝐄𝐥 𝐎𝐦𝐞𝐠𝐚 𝐝𝐞 𝐒𝐈𝐌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora