𝟏𝟐

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En la altitud que le proporcionaba el balcón, miro con superioridad a todos sus hombres que, como siempre fieles a él permanecían en silencio desde abajo esperando a que emitiera palabra.

Todos con sus uniformes correspondientes y equipados con sus armas, ojos fríos y penetrantes que calaban en el alma de cualquiera. Esos eran sus soldados, miles de ellos.

—Hoy comenzamos una nueva era—habló con voz fuerte para ser oído.—Este país, Estados Unidos, ¡Finalmente están bajo nuestro poder!, los altos cargos del gobierno han encontrado su muerte ¿¡Gracias a quien!?

—¡A nosotros!

Gritaron todos ellos. Ensanchó la sonrisa que tenía.

—¿¡Gracias a quien han caído!?

—¡A NOSOTROS!

—¡Así es! A nosotros, gracias a Hydra, hemos reprimido los últimos gritos de fuerza de su población, ¡Ya no tienen aliento para combatir contra nosotros! He eliminado a su última esperanza... ¡El Doctor Strange a muerto! Y de eso solo han pasado cinco meses en los que hemos sumido en la oscuridad a este país. Ganamos... ¡GANAMOS!

Los gritos de victoria resonaron por todo el lugar, estaban fuera de la gran mansión. Los soldados se alzaban en armas, disparando al aire emocionados.

Después de tanto tiempo habían logrado su objetivo, adueñarse del país, y prontamente de el resto del mundo.

—¡Hail Hydra!

Al oír su nombre sonrió haciendo que sus ojos profundamente rojos, brillarán con intensidad. A lo lejos, tras el gran muro que habían construido alrededor de la mansión, pudo divisar la noche igual de carmesí.

—¡Descansen! Que una invasión está por suceder...

—¡SI SEÑOR!

Parándose firmes, armaron las filas y se fueron al cuartel de su organización, a unos minutos de su hogar.

Observo como cada uno de ellos se iba a paso firme. Él también lo hizo.

Avanzó por el pasillo en penumbra que lo conducía hasta las escaleras, bajó a paso lento pero seguro. Llegó a la sala donde estaba su familia.

—Oh querido aún sigo pensando que debías dejármelo a mi, hacer tanto esfuerzo te podría hacer daño.

El castaño de traje desarreglado se planto a su lado para rodear su cintura y besar su cuello.

—Animal. No soy un débil como para que me trates como a una muñeca de porcelana, tengo una organización a mi cargo y es mi deber cumplir con mi mandato, a nadie más le corresponde.

Le miró de reojo, para luego sonreír ladino. Los ojos azules del castaño hicieron centellas al verlo sonreír de esa manera.

—¿Eres un imbécil lo sabías?, si le haces daño a nuestro hijo podría matarte como represalia, ¿Acaso no piensas?

—Anthony, Anthony, Anthony, jamás podrás hacer aquello que dices, tu amor por mí te lo impediría, no, nuestro lazo lo haría, además, puedo lastimar a cualquiera pero menos a mi bebé.

Ambos se dedicaron una mirada filosa, se estaban retando en silencio.

—Steve... cuanta razón tienes querido, nunca podría hacerte tal cosa.

—Lo sé Tony, estoy más que al tanto.

Rieron compartiendo un apasionado beso. Superior resbaló su mano hasta el vientre del Omega, acariciando su abultada panza de cinco meses. Sintiendo las caricias se relajo en sus brazos, al único que permitía que tocará su estómago y sintiera al cachorro que crecía en su interior, era a él, su Alfa. Y por supuesto, a su cachorro mayor.

—Padres.

Peter llegó junto a su pareja que, estaba en la misma situación que él, con una barriga de tres meses asomándose. Y no eran los únicos, al parecer se habían puesto de acuerdo para concebir niños. Porque Bucky estaba esperando al hijo de Natasha, este tenía un mes apenas.

—Hijo querido, Wade.

—Suegris ¿Cómo está el frijol, se está hirviendo bien?—bromeó provocando la risa de los presentes.

—De maravilla, ¿Y el tuyo, igual de pasa que tú?

—¡Hey!

Rió suavemente.

—Pop’s, ¿Cuando será nuestro próximo movimiento?—el castaño que había ganado una cicatriz en su ojo izquierdo, ayudo a su padre para que se sentará en el sofá más cercano.

Tony también ayudo, sentándose a su lado, protector como siempre.

Distraídamente recostó su cabeza en el pecho de su Alfa que gustoso lo recibió, acarició su vientre pensativo.

—Alemania, Rusia, Inglaterra, Francia, los quiero todos bajo nuestro poder, pero son fuertes y no se dejarán doblegar...

—Para eso estamos nosotros, Steve.

Natasha peinaba el largo cabello de su Omega que tranquilamente comía de sus ciruelas mientras oía.

Asintió.

—Por supuesto, para eso tengo a los hombres y mujeres más poderosos del mundo.

Refiriéndose a Peter que, ultimamente ha ganado una fuerza descomunal gracias al extremis que Tony le aplicó. Natasha, su amiga y encantadora espía letal que con su voz, presencia y fuerza podía doblegar a quien sea, y por supuesto a su querido Alfa. Tony lo tenía todo para derrocar esos países, por nada era el despiadado Superior Ironman.

—¿Cuando será? El ataque.

Miro al nuevo integrante, Clint el beta de Bruce. Era un arquero muy enérgico y es un espía igual de calificado que Romanoff. Siempre quería algo que destruir, para eso estaba Brucie, para calmar sus impulsos.

—Una semana, en una semana... comenzaremos con el ataque consecutivo, lo haremos a la vez, enviaré a varias de nuestras tropas por todos los países que he marcado en el mapa, ustedes serán asignados a alguno de ellos... ¿Te parece bien, Ironman?

Pidió la opinión de su Alfa que todo el tiempo estuvo callado. Este lo miro.

—Me agrada la idea, y si la haz hecho tú, más. No tengo por que opinar o interferir, es tu plan Hydra.

—Bueno. Hasta aquí la reunión, cada uno puede retirarse.

La sala fue deshabitada, no del todo, ellos dos seguían allí sentados. Abrazados viendo a la nada.

—Se está moviendo—susurró. No quería perturbar por completo el agradable silencio.

—Nos quedaremos con este mundo, solo para ti y Peter, cachorro.

Tony hablo a la nada, pero esas palabras iban dirigidas hacia su hijo no nato. El cual pronto, tendrá en sus brazos y podrá ayudarlo a observar el nuevo mundo que está preparando, un nuevo amanecer para todos bajo el manto de la manada más poderosa del planeta.

Y él, solo pensaba en que le hubiera encantado que su amada madre conociera a sus hijos en otras circunstancias de ser posible.

Sarah hubiera sido la mejor abuela que alguien podría tener.

—Te amo Tones. Gracias por rescatarme aquella vez en la que caí en un mundo distinto y en un cuerpo que no era el mío.

—Y yo a ti Stevie, no tienes que darme las gracias, era mi deber como tú pareja, además, no podía vivir sin ti, no podíamos vivir sin tus órdenes.

Se dedicaron una dulce mirada, para luego pasar a una llena de hambre. Compartieron un necesitado beso. Al parecer, está noche Hydra tenía antojo de otra cosa, y Superior no tenía problemas en complacerlo.



Bueno hermosuras, definitivamente el siguiente capítulo es el último. No coman ansias, pronto llegará 👌🏼gracias por todo✨.

𝐄𝐥 𝐎𝐦𝐞𝐠𝐚 𝐝𝐞 𝐒𝐈𝐌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora