𝟔

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Los diez días faltantes pasaron volando. Desde su arranque de celos y la conversación con el hombre.

Veía todo con asombro, los adornos, el pastel, regalos. Claro que sí le pareció exagerado que Tony rentara todo un parque de diversiones.

—Joven Stark muchas gracias pero creo que no debió haberse molestado—Sarah estaba como una niña pequeña en ese lugar, tan idéntica a Steve. Sus ojos brillaban.—Creo que es mucho, ya ha hecho bastante por nosotros y esto...

—Tranquila Sarah es lo menos que se merece Steve, un buen cuatro de julio y una fiesta, es mi regalo para él... y todo el montón que hay allá—señaló la pila de regalos amontonados, grandes y pequeños, unos cuantos eran de los pocos amigos que tenía el chico y que había traído.

La Omega aún no sabía nada de que él era el Alfa “destinado” de su cachorro, y tampoco sabría. Escondía su interés en pura amabilidad.

—¡Steve vamos a jugar!

Una bonita niña de rubios cabellos avanzó hasta el mencionado, lo tomo del brazo y lo arrastro con ella.

—Peggy nos espera para montarnos en los caballos.

Cabe decir que los pocos niños estaban emocionados, lograron conocer al hombre más rico del país y este mismo rento un parque para ellos.

—S–Sharon espera... me lastimas.

—¡Vamos, vamos!

Sharon y Peggy eran primas, dos niñas de la misma casta (Alfas) mejores amigas de su persona. Ellas vivían en el mismo barrio al igual que Scott, Quill, T'challa, Gamora, Clint, Pietro y Wanda. Los amigos que pudo conseguir, ellos también lo protegían, algunas veces. Y le contaban las cosas que hacían en la escuela, él también quería ir pero su asma lo imposibilitaba.

—¡Feliz cumpleaños Steve!—gritaron a coro los cachorros. Sonrió.

—Muchas gracias chicos.

—¡Ahora a jugar!—grito Peter Quill alzando una mano y empezando a correr guiando al grupo.

Pararon en la montaña rusa. Se suponía que legalmente no podrían subir porque aún no eran mayores de edad pero, está era una excepción.

—Bienvenidos chicos, por favor al momento de sentarse coloquense muy bien los cinturones no queremos accidentes—indicó amablemente un adolescente trabajador de allí.

Los muchachos caminaron dirigiéndose al vagón. Cuando pasó frente al castaño sintió un tirón, lo miro y conectaron sus ojos, azul y marrón.

—¿Peter...?



—¡Pop's!—se levantó agitado y sudoroso.

—¿Amor que sucede?



—Disculpa ¿Te conozco pequeño?—dijo agachándose a su altura.



—T–Te juro que lo pude sentir—cubrió sus labios y toco su pecho, lágrimas saladas rodaron por sus mejillas que fueron borradas por el dedo del Omega. Agarró la mano y beso su palma, para luego restregar su cachete en ella.—Wade, sentí a mi padre, no sé cómo, pero algo tiró de mi y... y ví sus ojos, eran azules como los míos, y su olor a la pólvora, las fresas... lo extraño, lo extraño mucho.

El corazón de Wade se estrujó adolorido, no era nada lindo ver a su Alfa llorar y estando roto. Se pegó a su cuerpo cubriéndolo con sus feromonas, rosas.

—Tranquilo mi amor, podrás verlo muy pronto, el señor Stark lo encontró ¿Cierto? Así lo dijo el de brazo metálico. Solo por ahora busquemos a ese bastardo de Strange...



—N–No para nada, lo leí en tu gafete.

—¡Oh! Cierto que tonto, vamos adelante.

Asintió y se fue junto a los demás. Ahora se sentía melancólico y faltó de algo. Que una parte muy importante le fue arrebatada. En realidad al verlo le recordó a alguien y el nombre llegó solo, no sabía quién era, pero era especial seguramente.



El recorrido y los juegos se le hicieron aburridos después. Peggy lo noto raro.

—¿Te pasa algo Steve? ¿Te seguirás comiendo el helado?

—Si, y no tengo nada, gracias por preocuparte.

Se alejo de ella mientras continuaba comiendo. Sin darse cuenta llegó hasta el castaño que se despedía de su mamá.

—Iré a traer dulces cariño, espérame aquí con Anthony. 

Asintió sentándose en la banca. Tony lo vio cabizbajo y preguntó.

—¿Te pasa algo, rubio?

—¿Conoces a alguien llamado Peter?

—¿Q–Qué? No por supuesto que no ¿Por qué?—lo observó curioso, sus dedos temblaron levemente.

—Por que... ví al muchacho del puesto de allá, y me pareció ha alguien que ni siquiera conozco, se llama Peter, yo no sabía que ese era su nombre y lo llame así porque vino de repente a mi mente, mentí al decirle que lo ví en su identificación, ¿Raro verdad?—y lamió el helado de chocolate bajo la atenta mirada apagada del castaño.

Volteó hacia el frente.

—Si... que raro.



Anocheció y ya estaban preparados para ver y lanzar los fuegos artificiales. El ingeniero prometió llevarlos a todos hacia sus casas, y hablo con sus padres. Él estaba abrazado a su mamá esperando el momento.

El Alfa frunció el ceño, él también quería abrazarlo. Sino fuera Sarah una maravillosa mujer y la madre de Steve, ya estuviera metros bajo tierra.

—¿¡Están listos!?

—¡¡SI!!

—¡Ahora!

—¡FELIZ CUATRO DE JULIO!

Gritaron encendiendo los cohetes y las luces.

Los zafiros brillaron por las explosiones de todo el cielo, la bandera norteamericana se dibujo en la noche dando así fin a la celebración y a su cumpleaños.

Tony veía al cielo... recordándolo todo. Lo que sucedió aquel día y cómo terminó allí...

𝐄𝐥 𝐎𝐦𝐞𝐠𝐚 𝐝𝐞 𝐒𝐈𝐌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora