Capítulo 7

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Busqué a mamá con la mirada, nos encontrábamos en un museo de las afueras de Seúl, un poco más lejos de lo normal.

Esta noche se esperaba una subasta de una joya con un valor de mil millones de wons.

Una reliquia.

Mi querida madre fue al baño y estaban a punto de empezar con la subasta. ¿Por qué no se espera a que acabe?

Sigo sin entender a esta mujer.

Alcé la cabeza de nuevo pero no vi ni rastro de ella.

Bueno, ella puede cuidarse sola. ¿No que es una adulta?

Miré mi móvil, exactamente las once de la noche. En unos segundos empieza el "show".

Me entretuve durante un rato con el aparato electrónico que traía en el bolsillo hasta que divisé una cabellera castaña acercarse donde yo estaba.

—Ya te tardabas.

—Lo siento, había mucha cola, —se sentó— ¿algo interesante?

—No, aún no.

Y así siguió la noche, nada más que gente con ropas elegantes pidiendo llevarse la joya.

—¿Alguien da mil millones? —anunció el presentador.

¿Mil millones? ¿Estás de coña? Esto es un timo y un robo en toda regla.

—Buenas noches, damas y caballeros —dijo una voz que desconocía— espero que hayan tenido una magnífica noche, y discúlpeme señor Hwang, pero esa reliquia es mía.

El dueño de la voz apareció; se trataba del famoso ladrón Sweet Nightmare.

Unos hombres de seguridad se hicieron a la vista de todos e intentaron atraparlo. Pero el otro fue más ágil y cogió la joya para luego irse, por supuesto que con los guardias de seguridad detrás.

Mi madre salió disparada hacia él.
La verdad es que se le da muy bien correr, de niña estaba en el club de deportes. No cómo yo, que apenas me nuevo y me canso.

Al ver aquel panorama no hago nada más que ir a casa en bus.
Supongo que mamá irá a casa después.

Las luces de la calle están apagadas. No hay luz. En definitiva: Ha habido un apagón en esta zona de la capital.

Joder.

¿Por qué a mí?

Agarré mi móvil e inmediatamente llamé a Joy.

"Lo sentimos, el número al que ha llamado no está disponible en este momento, si quiere dejar un mensaje, pulse 2."

¿En serio?

Bueno, lo único que me queda es llamar a Jeno, si no, estaré bien jodida.

Un tono, dos tonos, tres tonos, cuatro...

"Lo sentimos, el número al que ha llamado no está disponible en este momento, si quiere dejar un mensaje, pulse 2"

Vale, nada puede ir peor.

Una chica con fobia a los apagones en medio de una calle que ni siquiera conoce a oscuras por culpa de un maldito apagón.

Que bonito, ¿no?

Oh, oh. Empiezo a notar unas manos tocar mis hombros. Me retracto. Sí que puede ir a peor.
No son manos, si no guantes, guantes de terciopelo.
Escucho a ese individuo decir "no te preocupes, estás a salvo".

Cierro los ojos y me atrevo a preguntar quién es, pero no recibo respuesta.

Como sea un secuestrador o algo peor, me suicido de una.

𝗗𝗿𝗲𝗮𝗺 𝗥𝘂𝗻 | 𝗟. 𝗝𝗲𝗻𝗼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora