El hielo que cubría el corazón de Yoongi se resquebrajó un poco al ver cómo aquel chico devastado, totalmente destrozado, se deshacía en lágrimas delante de él. Sus sollozos de desesperación lo removieron por dentro.
Si pudiera dar con el cabrón de su compañero de piso, le haría pagar por todo lo que estaba sufriendo Jimin.
Incapaz de reprimirse, Yoongi se acercó a él, lo abrazó y lo puso de pie con mucho cuidado. Jimin le rodeó el cuello con los brazos y apoyó el rostro sobre su pecho.
Estaban cuerpo contra cuerpo y Yoongi sintió el estremecimiento de aquella frágil figura, que trataba de apoyar parte del peso de su desesperación en su hombro.
—Tranquilo. Todo saldrá bien. Yo cuidaré de ti.
Yoongi acarició el pelo negro y sedoso de Jimin, consciente de que lo había dicho totalmente en serio.
No lo decía para tranquilizarlo ni para aliviar su dolor, lo decía porque quería cuidar de este chico que había soportado con un coraje digno de admiración los múltiples apuros que la vida le había dado. Sin duda era una persona muy especial y faltó poco para que sus lágrimas le emocionaran.
Yoongi tomó aire y abrazó con más fuerza su esbelta cintura. Recorrió su espalda con una mano y trazó relajantes círculos para calmarlo. Jimin se sentía muy a gusto en sus brazos.
Yoongi al inhalar la seductora fragancia de Jimin se empalmó. Olía a una mezcla de primavera y de Jimin: una fragancia natural y cautivadora que le hizo agua la boca.
Deseó que su miembro se estuviera quietecito mientras apretaba contra su pecho el suave cuerpo de Jimin. Sabía que no era un buen momento para ponerse cachondo, pero le parecía inconcebible estar a un kilómetro de Jimin sin ponerse como una moto.
Yoongi quería que todos los problemas de Jimin desaparecieran, que se esfumaran sin dejar rastro, como si jamás hubieran existido.
—Lo solucionaremos, Jimin. Yo te ayudaré. Lo prometo.
Jimin se apartó de él secándose las lágrimas con ambas manos.
—Te he mojado entero —susurró entre sollozos secándole con la mano la parte delantera de la camisa.
A Yoongi le entraron ganas de ponerse a llorar cuando Jimin se apartó de él, pero se limitó a decir:
—Da igual.
Tras recuperar la compostura Jimin afirmó con determinación:
—De nada sirve seguir lloriqueando como un bebé. Tengo que ir a buscar un albergue. Ahora estoy en la ruina.
—Nada de albergues. Quédate aquí. Tengo mucho espacio—repuso Yoongi tratando de guardar las formas aunque, si Jimin se empeñaba en irse, estaba dispuesto a sujetarlo para impedírselo. No dejaría que pisara un albergue. Puede que ahora estuviera arruinado, pero era una situación temporal—. Sé sensato. Necesitas ayuda y yo estoy dispuesto a ayudarte. Puedes quedarte aquí hasta que acabes el semestre.
—¿Por qué? ¿Por qué querrías que me quedase aquí? No me conoces de nada.
Le hubiera gustado responderle que sí que lo conocía, que sabía quién era desde el primer momento que lo vio. Había despertado algo en él, un sentimiento sincero y primitivo.
—Necesitas ayuda. A todos nos pasa alguna vez. Yo tuve la suerte de tener a mi hermano.
—Yoongi, no puedo aprovecharme así de ti.
«Que sí, que sí. Y siempre que quieras».
Yoongi volvió a sentarse para ocultar una erección que iba en aumento y tuvo la suerte de que Jimin también se sentara para coger la taza de café.
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Mío Esta Noche || Yoonmin
RomanceEl estudiante de enfermería y camarero Park Jimin no pasa por su mejor momento. Su ya desesperada situación económica acaba de sufrir un golpe que puede dejarlo a un paso de vivir en la calle. Cuando necesita poco menos que un milagro que lo salve...