Capítulo Quinto

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▬▬▬ ʙʟᴏᴏᴅ ʙᴜᴛᴛᴇʀᴄᴜᴘ ▬▬▬

▬▬▬ ʙʟᴏᴏᴅ ʙᴜᴛᴛᴇʀᴄᴜᴘ ▬▬▬

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Linda manejaba el coche, como quien no tiene mucha prisa por llegar a su destino

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Linda manejaba el coche, como quien no tiene mucha prisa por llegar a su destino. De todas formas, ella y Margot sabían que tenía toda una noche a su entera disposición. ¿Disposición para hacer qué? Pues, ninguna de ellas lo sabía con exactitud. Aquella charla, que surgió tras la llegada penosa de Margot al departamento, luego de habe
r vuelto de esa cena, no había llegado a un fin específico. Era un algo que no tenían claro, pero estaban consientes, de que querían hacer algo, y estaban apunto de realizarlo. No sabían que era, pero sabían que lo harían en cuanto la oportunidad se les presentara.

      Linda parecía tranquila. Iba serena tras el volante del coche. Silbado una cancioncilla que estaba de moda. En cambio Margot, indiferente a esa tan despreocupada actitud de la rubia, miraba por la ventana pasar el paisaje.

      Observó atenta como el escenario pasaba de ser calles y edificios, a mostrarse misterioso por la extensa región del campo. Del sector subyacente a la gran colina.

      No quería pensar. No quería razonar. Tenía el corazón en medio de un transe, que aumentaba cada vez que se aproximaban a la colina. Jane estaba a su lado, hablado prácticamente sola sobre algunas novedades suyas. Ninguna la escuchaba. Cada una estaba sumida en su mundo. En ese extraño lugar de ambas, que nadie llegaría a comprender jamás. Ni siquiera ellas mismas.

      La casa de la colina.

      Un lugar histórico, enigmático y poseedor de grandes historias, tal como esa que Jane narró. Todo estaba en absoluta oscuridad. Seguramente no se vería nada, de no ser por el resplandeciente plateado de la luna llena, que vertía sobre la colina y sobre la casa, un manto frío y desolado. Un espectro nocturno rodeaba las frondosas hileras de árboles, posicionados cuesta arriba. Rodeando y cubriendo la mítica colina.

      Estaba totalmente vacío. Ni una sola alma, ni siquiera de esas que andan en pena por los parajes desiertos, se asomaban para curiosear la intromisión al ambiente pacífico del lugar. El motor traqueteaba debajo de la tierra.

𝙏𝙝𝙚 𝙗𝙪𝙩𝙩𝙚𝙧𝙘𝙪𝙥 𝙘𝙝𝙖𝙞𝙣 | 𝗍𝗁𝖾 𝖻𝖾𝖺𝗍𝗅𝖾𝗌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora