Prólogo

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La vida en prolongación sigue caminos totalmente impredecibles. Cada quien es el precursor y completo responsable de su propio destino. Nadie tendría por qué interferir en una vida ajena. Absolutamente nadie está en el derecho de alterar ni siquiera en insignificancia mínima una existencia no correspondida.

      Nada bueno puede llegar con el intento de dañar el presente, y por tanto, el futuro de alguien más, por beneficio egoistamente propio.

     Muchas personas se guían por impulsos cegados de ira, tristeza, recuerdos borrosos del pasado, y un sin fin de sentimientos y conmemoraciones propias de un pasado que se quiera o no, son a la fuerza retenidos en la memoria, creando así, ese sentimiento de dolencia u odio que quedan como viles secuelas.

      En la vida, en la existencia, dañar a quien menos se los merece puede siempre traer repercusiones que son lo opuesto a ese afán tan bien planeado de comenzar una vida a cosasta y sobre el sufrimiento y desgracia de otros.

      Hermandad.

      La sangre propia en ocasiones llega a ser el peor enemigo. La persona con quien se creció y se vivió los mejores años dorados, considerados estos la infancia sutil y pasajera, puede llegar a ser el mismo mal que se creía solo existente y fuera de un círculo familiar. Pero no, el mal y la perdición pueden encontrarse en un círculo tan acogedor y cargado de supuesta seguridad como lo es el entorno familiar.

𝙏𝙝𝙚 𝙗𝙪𝙩𝙩𝙚𝙧𝙘𝙪𝙥 𝙘𝙝𝙖𝙞𝙣 | 𝗍𝗁𝖾 𝖻𝖾𝖺𝗍𝗅𝖾𝗌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora