Capitulo 2: "La elegida"

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Las largas jornadas de trabajo cada vez se extendían más, mi esposo y yo vivíamos al día con lo poco que lográbamos cosechar

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Las largas jornadas de trabajo cada vez se extendían más, mi esposo y yo vivíamos al día con lo poco que lográbamos cosechar.

Las tierras poco fértiles y los animales terminaban con nuestros esfuerzos sin importar cuanto lo intentáramos; después de la Gran Guerra el mundo se vino cuesta abajo, los reyes jamás recuperaron toda su gloria, a pesar de tener un monarca propio todos vivimos sometidos ante el poder de Irune.

La desendencia del Gran Rey Naím se a encargado de que se resguarde el sometimiento, asesinan a todo aquel que intente desafiarlos.
Hace un año el reino de Apel se levantó en armas, toda la gente que lo habitaba fue guiada por su joven rey. Durante el levantamiento, el resto del mundo mantuvo los ojos bien abiertos con la leve esperanza de que el movimiento resultara. Pero no fue así, el pueblo fue masacrado, su rey fue torturado en una plaza pública y colgado ante los ojos expectantes del mundo.

No había esperanza siquiera de anhelar algo mejor, se cree que aquella leyenda de la corona desaparecida es cierta pero nadie tiene fe de que llegue el día en que nazca una persona con la marca de Eda.

Terminamos la cena solo alumbrados bajo la luz tenue de una vela, afuera caía una tormenta a raudales y el frío aumentaba mientras más se adentraba la noche.

Estaba juntado los platos cuando la puerta de madera sonó, alguien fuera estaba tocando, mi esposo me miró alterado indicándome con un dedo que hiciera silencio y me mantuviera un paso detrás de él.

Tomo un palo de madera y se acercó a la puerta.

- ¿Qué buscas?

- Solo refugio señor - Una hermosa y melodiosa voz sonó del otro lado. - Juro en nombre de los dioses que no les haré daño.

- Vamos abre, es solo una chica, la tormenta es demasiado fuerte. - Le dije a mi esposo con un tono condescendiente y él, dudos,o accedió a mi petición.

Detrás de la puerta, bajo la cascada de la lluvia se encontraba una joven mujer que enseguida se adentró a la casa, tenía un largo cabello negro, hermosos ojos casi dorados que le daban a su mirada un aspecto aleonado y cauteloso, el rostro era pálido lo que ayudaba a resaltar cada delicada facción.

Sería por mucho la mujer mas hermosa que en mi vida haya visto, incluso más que la reina de Irune. Su belleza no sólo dependía de su físico, la vibra que irradiaba era simplemente perfecta.

Le acerqué una silla y mi esposo llegó con una manta para cubrirla un poco del frío que calaba, estaba segura de que ella lo sentía el doble por su ropa empapada.

- Agradezco su amabilidad, pero me temo que mentí con respecto a mi propósito de entrar a esta casa.

Mi esposo tomo mi mano y me escondió tras él, últimamente en el pueblo corría el terrible rumor de que soldados desertores del imperio de Irune recorrían los reinos cercanos a la capital y utilizaban tácticas como esta, que ganaran la confianza de la gente, para robar o reclutar hombres, niños y muchachos que trabajaran a su servicio en contra del rey Naím VI.

CORONA DE PLATA ❅ Han JisungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora