Hace siglos el mundo se derrumbó entre guerras y se sumió en la oscuridad absoluta.
Ella fue elegida para portar la corona y reinar sobre todos, él estaba destinado a ser su guía y mentor.
Ambos tenían un largo camino que recorrer, ¿Finales inespera...
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El cielo ya estaba oscureciéndose sobre nosotros y el frio comenzaba a hacerse presente para recordarme que estábamos en pleno invierno. Sin importar lo rápido que intente correr esta mañana, el pequeño mono y sus secuaces habían logrado llevarse toda la comida que mi madre nos preparó.
A comparación de mi, el esplendido muchacho que tenía como guía no parecía verse afectado por llevar un largo periodo de tiempo sin probar un solo bocado y seguía viéndose igual de radiante.
Han noto mi falta de energía cuando comencé a reducir la velocidad de mis pasos y a tropezar con mi propio vestido, así que con una mirada burlona preguntó lo obvio. - ¿Tienes hambre mortal? -
- Por supuesto que tengo hambre. Mortal. - Conteste imitándolo.
- Yo no soy un mortal, soy un dios. - Exclamo orgulloso y yo solo me limité a mirarlo con las cejas fruncidas hasta que él continuo hablando. - Casi llegamos a una pequeña aldea, debes resistir otro rato.
- Siento que voy a desmayarme aqui mismo y eso seria malo para la misión.
- Lo se, sería una molestia tener que arrastrarte por el camino, pero sería aún peor que alguno de esos hechiceros nos encontrara y te llevara arrastrando por otro camino lejos de mi. Aunque pensándolo bien la ultima opción suena tentadora, así podría casarme con una ninfa, ellas no se mueren de hambre.
Le lance la mirada más intimidante que pude, pero el resultado fue un intento bastante ñoño que fue respondido por Han con otra mirada igual de ñoña.
Me resigne y continué caminando hasta dejarlo atrás; pronto me alcanzo. Mientras él seguía mis pasos sentía que miraba de reojo de vez en cuando hacia mi dirección. Se justifico diciendo que lo hacia para comprobar que ningún hechicero me hubiera llevado, aunque ahora estaba segura que eso no le molestaría para nada.
Después de caminar lo que a mi me parecieron horas, estaba dispuesta a quejarme nuevamente pero Han me indicó con su dedo que guardara silencio y que mirara al frente. Hice caso sin rechistar, como un rayo de sol en medio de la oscuridad aparecía ante mi el pequeño pueblito a solo el cruce de un puente de distancia, la vida nocturna de aquel lugar era demasiado pintoresca y las luces que alumbraban sus empedradas calles lo hacían ver acogedor.
Corrí sin pensar hasta verme rodeada por completo de gente desconocida que bailaba alegremente como si estuvieran en medio de un gran festejo.
Han pronto me alcanzo, me tomo del brazo y comenzó a guiarme ágilmente hasta un pequeño puesto de comida. Jamás había agradecido tanto tener una hogaza de pan y un poco de lo que parecía ser pure de papa, ni siquiera preste atención y comí de aquello hasta el hartazgo.
- Ahora siento lastima por el mono. - Exclamo Han sentado a un lado mío.
- El mono se robo la comida, ¿Por qué sentirías lastima?
- Por que si lo hubieses alcanzado seguro lo devoras junto con la comida. - La señora del puesto rio ante aquel comentario, Han sin embargo me miraba juguetón, definitivamente su intención era molestarme y lo logró.
