Capitulo 7:"El santuario"

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Tres días pasaron ya desde que abandonaron la aldea, el ultimo desayuno ahí fue demasiado agitado

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Tres días pasaron ya desde que abandonaron la aldea, el ultimo desayuno ahí fue demasiado agitado. Han había conquistado corazones en todo el pueblo, muchas jovenes le pedían que regresase por ellas y le entregaban pañuelos grabados con iniciales para que no las olvidara nunca.

El guardián disfrutaba gustoso de todas las atenciones, el lo llamaba "encanto de un dios". Algo completamente ridículo a los ojos de Namari quien después de haber convivido con Han se convenció que de encantador solo tenia el rostro.

Los días pasados tuvieron buenas provisiones y comidas deliciosas, regalos por supuesto para Han, pero Namari no se preocupo y sin culpa terminó con todo. Las horas de sueño tan escasas se juntaban con el cansancio de las piernas, el principal problema era el agua, estaba tan racionada que beber mas de tres tragos era un lujo y la deshidratación mantenía a Namari muy poco consiente de su al rededor.

Caminaban a través de un bosque silencioso y húmedo, la neblina limitaba la visión de ambos por lo que el muchacho le ordenaba a Namari que permaneciera detrás de él, y para asegurarse de que aún así no le sucediera nada, la llevaba tomada de la mano todo el tiempo. Avanzaron por horas sin descanso hasta comenzar a creer que aquel nubarrón no parecía tener final.

Las ramas secas comenzaron a crujir y no tardaron en darse cuenta que ninguno de los dos era el responsable de aquel sonido, no hubo tiempo de reaccionar cuando de entre las hierbas saltaron al camino un grupo de lo que parecían ser bandidos.

Llevaban mascaras puestas, perforaciones extrañas en las orejas y vestían con pieles de animales. Arrebataron a Namari de la mano de Han y entre forcejeos inútiles de su parte comenzaron a llevarla lejos mientras el guardián peleaba contra el resto de los atacantes.

Los golpes eran continuos, Han había visto como arrastraban a la chica lejos de él y sabia que si no terminaba rápido podía no volverla a encontrar.

La pelea se debatía entre cinco hombres que lo atacaban al mismo tiempo, a pesar de que el número no era favorable, el hecho de que las armas humanas no podían herirlo si lo era, por lo que ninguno de los atacantes logro hacerle siquiera un rasguño.

Aún quedaban tres persistentes bandidos disparando flechas en dirección al guardián y solo una estuvo a punto de atravesar el corazón, pero fue interrumpida por un hombre, llevaba su cuerpo escondido dentro de una capa con la capucha puesta ocultando también el rostro.

La flecha permaneció congelada en el aire sostenida por algo relampagueante, entonces, el encapuchado misterioso guio con sus dedos la dirección de la flecha hasta enterrarla en el pecho del bandido que la disparó.

Los demás corrieron ante esto, ese tipo de magia solo podía significar una cosa para aquellos que se aventuraran dentro del bosque encantado sin permiso de los seres mágicos que las habitaban, sabían que presagiaba la muerte.

Han no perdió el tiempo y corrió en la dirección por la que habían alejado a Namari, sin embargo, sintió un gran alivio cuando ella regresaba por aquel sendero acompañada de otro extraño hombre oculto en una capa de un azul tan puro como el mismo océano.

CORONA DE PLATA ❅ Han JisungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora