Capítulo IV

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Acabo de pasar los 4 días más ajetreados de mi vida, desde el vestido, la etiqueta, las joyas, los zapatos y los sirvientes de esta mansion, todo es un trabajo de locos y me siento más que cansada.

-Levanta los brazos y no te muevas tanto.

-Ana es la desima octava vez que me pruebo este vestido y no terminamos con los detalles todavía? No quiero que sea la maravilla del banquete.

-Tienes que llamar la atención del príncipe heredero, no de un simple hombre.

-Dudo que te teniendo a su prometida me miré. Por eso es el deber del afrodisíaco hacerme el favor de buscarlo por mí. Tú solo encargate de que el vestido sea fácil de romper... Además la color no me convence mucho parezco muy inocente.

-El azul es la mejor opción aparte del rojo, si el vestido es rojo pensaran que estas por competir con la futura emperatriz.

-Que sarcástica, además no lo arregles tanto, de todas formas no me lo voy a volver a poner.

-Quedará como un recuerdo.

-Estoy de acuerdo

La pelinegra termina de poner los últimos ajustes al vestido, el resultado es intocable un vestido azul en combinación de celeste, unos cuantos bordados, a diferencia de los demás vestidos es menos pomposo y parece simple, pero a su vez es revelador y osado.

La rubia gira hacia el pequeño espejo, contemplando su bella figura y sus excelentes rasgos faciales, se coloca un pequeño velo casi transparente en el rostro.

Por la puerta entra la pelirroja con unos zapatos con tacones bajos, de color blanco con unos bordados del mismo color, con una sonrisa en los labios se hacerca a la rubia, hace una referencia y como de un hombre se tratase le pide un baile. Las tres sonríen por el gestó de la pelirroja, la rubia con una risa pícara en los labios acepta gustosa la invitación, entre risas la rubia se sujeta de la alta pelirroja, sus pasos precisos y sincronizados hacen que aún sin una pieza musical la vista sea hermosa. Por la puerta Miriel que está por ingresar quedó pasmado ante tal escena, comenzando a aplaudir y tarareando la melodía del balls llamando la atención de los demás, pronto entre todos formaron una la melodía entre cantares y aplausos, la intensidad del baile se volvió más fuerte hasta llegar al climax, la palisrroja sujeto a la rubia por la cintura levantandola por los aires y terminando con una pose digna de un baile tan magnífico, los aplausos de los sirvientes hicieron eco en todo el lugar.

-Que bien bailas las parte del hombre Zhira, nos sigues sorprendiendo más y más con cada cosa que haces.

La pelirroja sonríe y se hacerca desafiante ante el castaño. Mientras los demás sueltan una carcajada adivinando lo que va a suceder.

-¿Quieres bailar una pieza conmigo? Querido Miriel, aúnque tú serás la mujer.

-Yo soy dominante, no dominado.

-Pues yo también soy dominante, y casi casi soy más alta que tú.

Los demás al escuchar esto empezaron a burlarse del castaño.
La pelirroja era una belleza ruda, una altura de unos 1,85cm, una figura musculosa-delicada, con un rostro angelical con unas destacadas pestañas largas y ojos zarcos.

Entre risas, burlas y placticas de como realizar el plan el día se fue volando y como en un parpadear el nuevo día comenzó, todos se pusieron serios y se concentraron en lograr la perfección, las mujeres fueron con Daneyri para vestirla y arreglarla, mientras que los hombres alistaba el carruaje y algunas armas por si algo salía mal.

Daneyri con un maquillaje delicado y suave que hacia resaltar su belleza natural, unas joyas que combinaban con su vestimenta, transformaron a la rubia en una verdadera princesa.

-Te ves preciosa, sin duda alguna serás la persona más bella de todo el banquete.

-¿Cora en que brazalete está el afrodisíaco?

-Esta en el brazalete de la mano derecha, solo tienes que quitar esto que parece un diamante y adentro esta todo lo necesario, no tienes por que preocuparte por la cantidad ya que es lo sufisiente para que no duermas esta noche.

-Que chistosa de tu parte, ya que tu irás conmigo al Palacio, tú misma te encargadas de darle el afrodisíaco a su Majestad.

-Das miedo cuando clavas la vista como ahora.

-Apresuremonos de un a ves, que los nervios me están consumiendo.

Daneyri salió de la habitación lista para salir, de un momento a otro se detuvo, y cambio de rumbo, en esta ocasión se fue a la habitación donde pusieron todo lo que trajeron y lograron robar por el camino, sin tener nada de cuidado empezó a buscar todo tipo de ropa y pelucas. Ya en la hora de partir nadie sabía dónde estaba la rubia, hasta que la vieron llegar a la sala con una buena cantidad de ropa.

-Señorita... Para que es esa ropa.

Pregunto Ashram, mientras se acomodaba los lentes.

-Esto es lo que alguno de ustedes se van a colocar.

-¿Qué? Por qué iríamos todos, estoy seguro que tú sola puedes con su Majestad.

-No todos solo algunos, ahora que leí con más atención la invitación, me di cuenta que se está celebrando un año más de la boda del emperador con la emperatriz. Va a haber muchos nobles de todos los países y no voy a tener la oportunidad de quedarme a solas con Jhabriand.

-En ese caso, las circunstancias cambian pero el plan se mantiene. Yo me are pasar por un mesero y llevaré el vino a su Majestad, Myriel seguirá siendo el acompañante, Cora y Ana se harán pasar por las damas de compañía, se encargarán de despejar el camino y recolectar información. Mientras que los dos restantes estarán ocultos en las sombras y listos para actuar en cualquier momento.

-Que esperamos, utilicemos pelucas de color castaño para distinguirnos y cambiemos la color de nuestros ojos con la agua que prepara Cora. Y para diferenciar la copa de vino correcta es aquella que este a la derecha de tu mano izquierda.

Con estas palabras de Zhira todos se vistieron de acuerdo a lo que planearon. Para cuando todos estuvieron listos, el sol estaba al borde de ocultarse, llegaron con el tiempo justo al Palacio, más como de unos fantasmas se tratasen, los infiltrados ingresaron sin causar ni la menor sospecha, mientras que el carruaje se dirigió a la entrada principal esperando su turno para poder ingresar.

El tiempo transcurrió lento hasta que Daneyri llena de seguridad ingresó del brazo de Myriel, los ojos de todas las personas se dirigieron a ellos, los hombres quedaron estupefactos ante la belleza desconocida que los atraía, las jovencitas no se quedaban atrás al ver a Myriel, su rostro se sonrojaba cuando por una simple casualidad chocaban vistas con el castaño que tenía una peluca de color negro.

La mirada de la rubia se dirigió directo al trono, donde estaba el emperador con la emperatriz a su lado estaba el príncipe heredero en compañía de su prometida. Los ojos de la rubia brillaron al ver el rostro y cuerpo de su víctima. Un cabello Rubio casi similar al de ella, unos labios rosas, una mirada afilada, ojos verdes, pestañas largas, un cuerpo bien trabajado digno de un caballero del Imperio, piel blanca y una estatura de unos 1.87cm. Vestía un traje de color negro con medallas de oro y una capa de piel roja que hacia a conjunto de la ropa de la joven de su lado.

El banquete transcurrio de lo más normal posible hasta que llegó el momento de dar inicio al baile. El emperador con la emperatriz fueron los que abrieron el baile, luego de ellos el príncipe heredero con su comprometida. Muchos lanzaron suspiros y alabaron su amor mientras que Daneyri y Myriel ingresaron a la pista de baile haciendo su primer movimiento.

Voy a ser su amanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora