Capítulo 10

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Mis pasos eran inseguros pero no quería demostrarlo, me sentía cansada y mis pies me dolían, durante todo el día solo camine y me sentía exhausta, como le dije a Zhira y a Miriel que se vayan ahora tenía que regresar caminando o eso pensé al salir de palacio, por mi suerte delante de mi apareció un carruaje que a comparación con los carruajes adornados de telas y guarniciones de oro que circulaban por las calles de Cisco, parecía muy ordinario.

Zhira ayudo a Daneyri a subir y luego ocupó el asiento del cochero, dentro del carruaje Daneyri se quitó los zapatos que habían sido los causantes de su cansancio que a pesar de ser más cómodos, eran nuevos y su dañado pie lo confirmaba, las ventanas un poco dañadas dejaban ingresar la pequeña brisa de la tarde, desde que ella tenía memoria le encantaba viajar en carrosas, le tranquilizaba el movimiento que hacían el carruaje al estar en movimiento, sumándole su cansancio pronto quedó profundamente dormida, la peli roja sonrió al verla recostada como un gato en el asiento del carruaje y con mucho cuidado la alzó en sus brazos llevándola hasta su habitación en el segundo piso.

Al regresar les ordenó a sus compañeros de trabajo que guardaran el carruaje, los caballos y trajeran los libros que estaban dentro del carruaje, mientras ella se dirigía hacia la cocina donde le aguardaba un coqueto Miriel, a pesar de sus insinuaciones se concentró en recoger la comida de la rubia haciendo de oídos ciegos a las dulces palabras del castaño.

La comida consistía en un poco de caldo, galletas, un pedazo de pan de trigo y una taza de té negro, con la charola lista subió nuevamente las escaleras para despertar a Daneyri, la cual le obedeció y comió todo lo que Zhira le había llevado.

—La comida estuvo deliciosa, no sabes cuánto necesitaba un té, tú lo preparaste.

—No, lo hizo Miriel.

—Para cocinar debes de admitir que ni tú le ganas.

—No me lo recuerdes que él lo hace cada que puede.

—Sería un buen esposo no lo crees Zhira.

—...

—Miriel se desvive por ti, es más mataría por ti.

—Que se mate él para ver si siento un poco de cariño.

—Y qué pasa si después te arrepientes al descubrir que le amas.

—Imposible y tú sabes porque. Termina tu comida y baja a hablar con Ashram que está muy serio con libros de cuentas que trajiste.

—Espérame que bajo contigo.

Ambas bajaron las escaleras y mientras Daneyri se quedó con Ashram, Zhira se fue a la cocina.

—Notas algo fuera de lo normal.

—No mucho, las cuentas están muy claras, solo que me llama mucho la atención el salario de los sirvientes.

—Que tienen.

—Están muy elevados, por lo general se debería de pagar unas 4 monedas de oro al mes y todavía sería un salario muy alto, fíjate, -Le acerca los libros para que pueda notar los presupuestos- se les está pagando un poco más de 7 monedas de oro al mes.

—Ashram, estamos en uno de los imperios más poderosos de todo el continente, tal vez por ello se les paga más.

—Imposible, los que trabajan en los talleres y en el templo no reciben tanto dinero.

—Y como sabes tanto si acabamos de llegar.

—Porque yo manejaba todo esto y ya sé cuánto gana una persona promedio.

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⏰ Última actualización: Jan 06, 2023 ⏰

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