Capítulo VII

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La felicidad de Daneiry  se desbordaba, sus ojos brillaban al entrar a su pequeña casa donde la esperaban sus amigos, felices por sus triunfo, en su interior sabían que había tenido éxito y que todo lo que hicieron valía la pena, la alta pelis roja empezó a servir el vino que habían robado del banquete antes de salir.

—Felicidades mi futura emperatriz, espero que este vino sea de su agrado.

—Miriel no seas payaso, que me haces sentir culpable.

—Miriel has el favor de callarte y traer las medicinas para curar las heridas que dejó esa bestia sobre el cuerpo de esta loca.
Replicó Zhira  al ver a Daneiry llena de moretones, los demás solo se sentaron y escucharon atentamente lo que había sucedido, ya que el castaño no dijo ni una sola palabra, solo les dijo que ella estaba bien, dejándolos a todos con la intriga.

Al terminar de contarles todo y con detalles, Daneiry se marchó a su habitación en compañía de la peli roja.

—No quiero arruinarte la vida ahorira, pero si es que vas a trabajar en el Palacio te recomiendo que sea lo más lejos posible de su Majestad.

—¿Por qué?

—Es que después que desaparecieron del banquete, la emperatriz te estaba buscando con mucho ahínco que estoy segura que reconocerá tu rostro con solo verlo.

—No Zhira, ya no quiero más problemas, quiero estar lo más cerca posible de Jhalbrian  para poder degustar de esos hermosos labios por segunda vez.

—No tienes remedio, por una vez deja de pensar en el físico y concéntrate en como protegerte de la emperatriz.

—Hoy todos se fijan en las apariencias, una mujer o un hombre que sea hermoso y con un bello cuerpo puede tenerlo todo, solo importa la belleza.

—Me rindo contigo y mejor duerme un rato que debes de estar cansada.

Zhira le acomoda las almohadas y sale de la habitación, para ir a hablar con los demás de la apariencia de Daneiry y ver como podrían encubrirla en el Palacio sin que la descubrieran.

—Muy bien  señores, conociéndolos ya saben de que vamos a hablar, no  creo que no se hayan dado cuenta como examinó la emperatriz a Daneiry,  ella es una mujer muy astuta e inteligente, aún más que el mismo emperador, no quiero ni imaginar que pasará si es que se da cuenta que Daneiry trabaja en el Palacio.

—Mmmm, lo que podemos hacer es cambiar sus cabellos que resaltaban mucho, el único problema es que tiene unos ojos muy llamativos y creo que eso sería un problema.

Respondió Ashram mirando la copa de vino que tenía en la mano.

Cora que guardaba silencio mientras bebía el vino de poco dejó la copa a un lado y lanzo un suspiro.

—Hay una manera de cambiar el color de ojos de una persona, el problema esta en que no tengo los ingredientes necesarios para lograr que no sea ni tóxica ni dañina para la salud.

—Dame el nombre de los ingredientes que necesitas y te los consigo. _Respondió Miriel_

—Necesito cabellos de sirena, cali, mozarel, adur, mika, agua de flores y lo más importante que no se su nombre por que en mi pueblo lo llamábamos lágrimas de gato.

—No puedes hacer algo sin eso de lágrimas de gato, que no creo que vaya a encontrar algo en los alrededores.

—Imposible, por si no escuchaste es lo más importante.

—A ver como es esa planta. _Dijo Arnol uniéndose a la conversación_

—Es una planta pequeña que tienes flores de distintos colores, consta de cuatro pétalos en forma de lágrimas, su aroma es sutil y nostálgico.
—Nunca e visto ni escuchado hablar de una planta así ni en los años que tengo de jardinero.

—Debiste al menos oír hablar de ella alguna vez solo que talvez con otros nombres por que es utilizada como tinte para telas, pero es muy escasa.

—¿Te refieres a Therminia? Por siglos a sido utilizada como un tinte natural, medicina para ungüentos y pinturas labiales.

—Si esa misma, aunque yo prefiero llamarla lágrimas de gato.

Todos guardaron un pequeño silencio hasta que Ana habló muy alegremente.

—¿De pura casualidad este no es el Imperio que produce la mejor tela? Es muy conocido por qué los emperadores y la clase alta lleva siempre telas muy preciosas, brillantes y naturales. ¿Con que creen que la tintan? De que es una pintura única no les quede duda, pude ver muchos vestidos y trajes el día del banquete que juraría que la tela es pintada con la flor que hablan.

—¿Dónde se fábrica la tela?

Preguntó de inmediato Miriel.

—La fabrican en Caucazo, no es muy lejos de aquí pero si vamos a ir es mejor partir ahora. _Respondió la pelirroja_

—¿Y a que estamos esperando? Apurémonos así estamos de vuelta pasado mañana.

—No es mucho tardar.

—Mi querida Zhira déjeme decirle que en esta casa se necesitan muchas cosas, como telas, comida, velas y medicamentos. Actualmente no contamos con nada de dinero para comprar esas cosas y es mejor tenerlas prestadas, te recuerdo que te prometí que para nuestra boda vestirías como una reina.

—Tus cortesanas se vestirán como reinas, pero yo no, ni muerta pienso casarme contigo.

Todos lanzaron una gran carcajada ante las burlas de estos dos. Luego de compartir un rato comenzaron a preparar todo para partir, tanto Miriel como Zhira montaron a caballo, mientras que Cora se encargó de la carrosa, para ese entonces ya el sol estaba por ponerse ante la brillante tarde.

  Apenas partieron por la ventana se notó el movimiento de las cortinas, Daneiry los vio partir deseándoles éxito en lo que sea que estaban planeando. Así mismo agarró una manta y bajo a la parte de abajo Ashram la estaba esperando y antes de que ella dijese una palabra Ashram le contó todo lo que habían planeado, luego de hablar un rato se dirigieron a la cocina a preparar el un bocadillo junto a Ana y Arnol.

  Por otra parte Miriel, Zhira y Cora galopaban a grandes velocidades, tomando uno que otro atajo, entre las primeras horas del día siguiente ya llegaron a Caucazo Miriel y Zhira dejaron los caballos a una distancia prudente mientras que la carroza tomó otro destino, pronto los ágiles pasos de los dos jinetes treparon la cerca e ingresaron a lo que parecía ser un huerto lleno de las flores que a ellos les fue fácil reconocer, en una bolsa pusieron una gran cantidad de ellas. Posteriormente se dirigieron donde se encontraban las telas, habían personas que merodeaban así que debían de ser cuidadosos, sin hacer ni un solo ruido burlaron a todos y cada uno de ellos llegando a lo que parecía un cuarto de tienda, estaba lleno de lelas de todos los tipos y colores.

—Miriel deja de agarrar tantos rollos de tela, no necesitamos tanto.

—Está tela es para Daneiry, esta otra para Ana, está para Cora y está de aquí, qué es la más hermosa para ti.

—Deja de decir tantos alagos que conmigo no funcionan.

—Sinceramente moriría si es que te viera vestir de una manera más femenina, el solo imaginarlo creo que llegaría ser capaz hasta de secuestrarte.

—No me hagas reír, tú crees que podrías conmigo, antes de que lo pienses serías hombre muerto.

—Pero sinceramente yo creo que valdría la pena.

—De verdad tú nunca te rindes, ¿Cuántas veces más tengo que rechazarte?

—A ver déjame pensar. El día en que me des el sí y decidas casarte conmigo.

—Lamento decirte que ese día nunca llegará.

—Pues también lamento decirte que yo nunca me cansaré de rogar por tu amor.

—Eres una pérdida de tiempo. Ándale enamorado es hora de irnos si no quieres que nos descubran.

—Ya voy, ya voy, pero por lo menos ayúdame con alguna tela no te parece que es mucho peso para mi solito.

—Yo creo que eres lo suficientemente fuerte como para pedir ayuda.
 








Voy a ser su amanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora