Capitulo VIII

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-Ashram, ya han pasado 6 dias y aún no regresa ese trio, quieres seguir manteniendo la verción de que se fueron a buscar plantas medicinales o vas a cambiar de mentira.

-Señorita yo seria incapas de mentirle.

-No me creas tan ingenua, los conosco lo suficiente como para dejar que algo asi se me pase.

-Si ese es el caso, cual es la razón para preguntarme tan airosamente el paradero de esos tres.

-Es porque estoy preocupada, este es un imperio peligroso, desde la seguridad hasta las leyes son desafiantes. Ya nos espusimos mucho el desde el dia del banquete.

-No te preocupes tanto, Zhira esta con ellos, y ella es lo suficientemente lista como para permitise errores dentro de lo que ella realiza ya si  Miriel es más despistado cuando está con Zhira es diferente.

-Eso es lo que me preocupa, los tres son exelentes y si su viaje se sigue retrasando tendre que seguir comiendo tu cumida, sin ofender no tienes buenos dotes culinarios y sin mencionar tu pesima sazón, teno que si Zhira no vuelve voy a perder peso al punto de verme esquelética y horrorosa.

-Siempre dejé muy en claro que la cosina se me daba terrible.

~Sonrrisa~ En ese aspecto nos parecemos, lo único que me salen bien son las galletas, sin embargo de galletas nadie vive.

-Señorita y si deja que Ana cosine.

-Ni de broma, poner a Ana en la cosina es poner un remolino en la misma, y si Zhira llega y ve la cosina hecha un desastre a quién crees que culpará, a tí, no ella irá a por mi y tendré que escuchar sus sermones durante horas.

-Entonses sin quejarce, coma todo lo que esta e su plato.

  Con esas palabras dichas Ashram se retiró de la sala dejando a  Daneyri sola. La rubia solo sonrrió y empezó a comer haciendo de ves en cuando un pequeño gesto de disgusto, cuando terminó de comer se dirijió hacia la cosina para lavar su plato y salir rumbo al sotano donde se encontraban Ana y Arnol.

  A  tan solo once leguas de distancia de la pequeña manción Zhira, Miriel y Cora se encontrarón y tras ser perseguidos los últimos dias lograron despistar por completo a los guardias que los seguian y tomaron rumbo fijo hacia el que era su hogar, tardaron menos de un dia el poder llegar sin ser detectados.

-Pero que fiasco de caballos, debimos de habernos prestado los caballos de los guardias. ~Dijo en tono burlon el castaño~

-Creo que tu definición de prestar es diferente en tu vocabulario querido Miriel.

-Cora un prestamo es un regalo y yo por ser conocido tenía preferencias.

-Ambos guarden silencio, recuerden que hasta las ratas saben hablar, no quiero comentarios hasta que lleguemos con Daneyri.

  Tras amarrar los caballos y guardar las cosas que tenian en la carrosa en un pequeño tunel que habian construido, se aproximaron a la manción a paso lento, y para sorpresa de nadie en la puerta estaba Daneyri, quien los miraba ferozmente y tratando de finjir enojo les dijo con un tono molesto que ingresaran a la manción. Ni bien estuvieron dentro Miriel lanzo una carcajada y con sus ojos de cachorro dijo muy emocionado:

- Trajimos consigo muchas cosas, entre ellas telas, hierbas, dos caballos, vino, pitura, agujas, hierro, harina, tijeras, papel, tinta, algunas alajas, zapatos, un viejo violin y carne, aparte de nuestras vidas claro esta.

-Miriel!! como puedes decirlo tan tranqilamente, que pasa si luego empiezan a buscarlos, nos tendriamos que mudar y luego qué, todo lo que hicimos y planeamos seria en bano.

Voy a ser su amanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora